martes, 29 de septiembre de 2020

EVANGELIO - 30 de Septiembre - San Lucas 9,57-62


       Libro de Job 9,1-12.14-16.

    Job respondió a sus amigos, diciendo: Sí, yo sé muy bien que es así: ¿Cómo un mortal podría tener razón contra Dios?
    Si alguien quisiera disputar con él, no podría responderle ni una vez entre mil.
    Su corazón es sabio, su fuerza invencible: ¿Quién le hizo frente y se puso a salvo?
    El arranca las montañas sin que ellas lo sepan y las da vuelta con su furor.
    El remueve la tierra de su sitio y se estremecen sus columnas.
    El manda al sol que deje de brillar y pone un sello sobre las estrellas.
    El solo extiende los cielos y camina sobre las crestas del mar.
    El crea la Osa Mayor y el Orión, las Pléyades y las Constelaciones del sur.
    El hace cosas grandes e inescrutables, maravillas que no se pueden enumerar.
    El pasa junto a mí, y yo no lo veo; sigue de largo, y no lo percibo.
    Si arrebata una presa, ¿Quién se lo impedirá o quién le preguntará qué es lo que hace?
    ¡Cuánto menos podría replicarle yo y aducir mis argumentos frente a él!
    Aún teniendo razón, no podría responder y debería implorar al que me acusa.
    Aunque lo llamara y él me respondiera, no creo que llegue a escucharme.


Salmo 88(87),10bc-11.12-13.14-15.

Yo te invoco, Señor, todo el día,
con las manos tendidas hacia ti.
¿Acaso haces prodigios por los muertos,
o se alzan los difuntos para darte gracias?

¿Se proclama tu amor en el sepulcro,
o tu fidelidad en el reino de la muerte?
¿Se anuncian tus maravillas en las tinieblas,
o tu justicia en la tierra del olvido?

Yo invoco tu ayuda, Señor,
desde temprano te llega mi plegaria:
¿Por qué me rechazas, Señor?
¿Por qué me ocultas tu rostro?


    Evangelio según San Lucas 9,57-62.

    Mientras Jesús y sus discípulos iban caminando, alguien le dijo a Jesús: "¡Te seguiré adonde vayas!".
    Jesús le respondió: "Los zorros tienen sus cuevas y las aves del cielo sus nidos, pero el Hijo del hombre no tiene dónde reclinar la cabeza".
    Y dijo a otro: "Sígueme". El respondió: "Permíteme que vaya primero a enterrar a mi padre".
    Pero Jesús le respondió: "Deja que los muertos entierren a sus muertos; tú ve a anunciar el Reino de Dios".
    Otro le dijo: "Te seguiré, Señor, pero permíteme antes despedirme de los míos".
    Jesús le respondió: "El que ha puesto la mano en el arado y mira hacia atrás, no sirve para el Reino de Dios".

    Palabra del Señor

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