sábado, 22 de agosto de 2020

EVANGELIO - 23 de Agosto - San Mateo 16,13-20


    Libro de Isaías 22,19-23.

    Yo te derribaré de tu sitial y te destituiré de tu cargo.
    Y aquel día, llamaré a mi servidor Eliaquím, hijo de Jilquías; lo vestiré con tu túnica, lo ceñiré con tu faja, pondré tus poderes en su mano, y él será un padre para los habitantes de Jerusalén y para la casa de Judá.
    Pondré sobre sus hombros la llave de la casa de David: lo que él abra, nadie lo cerrará; lo que él cierre, nadie lo abrirá.
    Lo clavaré como una estaca en un sitio firme, y será un trono de gloria para la casa de su padre.


Salmo 138(137),1-2a.2bc-3.6.8bc.

Te doy gracias, Señor, de todo corazón,
te cantaré en presencia de los ángeles.
Me postraré ante tu santo Templo.
y daré gracias a tu Nombre

por tu amor y tu fidelidad.
Me respondiste cada vez que te invoqué
y aumentaste la fuerza de mi alma.
El Señor está en las alturas,

pero se fija en el humilde
y reconoce al orgulloso desde lejos.
Tu amor es eterno, Señor,
¡no abandones la obra de tus manos.


    Carta de San Pablo a los Romanos 11,33-36.

    ¡Qué profunda y llena de riqueza es la sabiduría y la ciencia de Dios! ¡Qué insondables son sus designios y qué incomprensibles sus caminos!
    ¿Quién penetró en el pensamiento del Señor? ¿Quién fue su consejero?
    ¿Quién le dio algo, para que tenga derecho a ser retribuido?
    Porque todo viene de él, ha sido hecho por él, y es para él. ¡A él sea la gloria eternamente! Amén.


    Evangelio según San Mateo 16,13-20.

    Al llegar a la región de Cesarea de Filipo, Jesús preguntó a sus discípulos: "¿Qué dice la gente sobre el Hijo del hombre? ¿Quién dicen que es?".
    Ellos le respondieron: "Unos dicen que es Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, Jeremías o alguno de los profetas".
    "Y ustedes, les preguntó, ¿quién dicen que soy?".
    Tomando la palabra, Simón Pedro respondió: "Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo".
    Y Jesús le dijo: "Feliz de ti, Simón, hijo de Jonás, porque esto no te lo ha revelado ni la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en el cielo.
    Y yo te digo: Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder de la Muerte no prevalecerá contra ella.
    Yo te daré las llaves del Reino de los Cielos. Todo lo que ates en la tierra, quedará atado en el cielo, y todo lo que desates en la tierra, quedará desatado en el cielo".
    Entonces ordenó severamente a sus discípulos que no dijeran a nadie que él era el Mesías.

    Palabra del Señor

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