jueves, 21 de mayo de 2020

EXHORTACIÓN APOSTÓLICA POSTSINODAL CHRISTUS VIVIT



Capítulo sexto
Jóvenes con raíces


Tu relación con los ancianos

187. En el Sínodo se expresó que «los jóvenes están proyectados hacia el futuro y afrontan la vida con energía y dinamismo. Sin embargo […] a veces suelen prestar poca atención a la memoria del pasado del que provienen, en particular a los numerosos dones que les han transmitido sus padres y abuelos, al bagaje cultural de la sociedad en la que viven. Ayudar a los jóvenes a descubrir la riqueza viva del pasado, haciendo memoria y sirviéndose de este para las propias decisiones y posibilidades, es un verdadero acto de amor hacia ellos, en vista de su crecimiento y de las decisiones que deberán tomar».

188. La Palabra de Dios recomienda no perder el contacto con los ancianos, para poder recoger su experiencia: «Acude a la reunión de los ancianos, y si encuentras a un sabio júntate a él […]. Si ves a un hombre prudente, madruga para buscarlo, que tus pies desgasten el umbral de su puerta» (Si 6,34.36). En todo caso, los largos años que ellos vivieron y todo lo que han pasado en la vida, deben llevarnos a mirarlos con respeto: «Ponte de pie ante el hombre de canas» (Lv 19,32). Porque «la fuerza es el adorno de los jóvenes, las canas son el honor de los ancianos» (Pr 20,29).

189. La Biblia nos pide: «Escucha a tu padre que te dio la vida, y no desprecies a tu madre cuando sea anciana» (Pr 23,22). El mandato de honrar al padre y a la madre «es el primer mandamiento que va acompañado de una promesa» (Ef 6,2; cf. Ex 20,12; Dt 5,16; Lv 19,3), y la promesa es: «serás feliz y se prolongará tu vida sobre la tierra» (Ef 6,3).

190. Esto no significa que tengas que estar de acuerdo con todo lo que ellos dicen, ni que debas aprobar todas sus acciones. Un joven siempre debería tener un espíritu crítico. San Basilio Magno, refiriéndose a los antiguos autores griegos, recomendaba a los jóvenes que los estimasen, pero que acogieran sólo lo bueno que pudieran enseñarles. Se trata simplemente de estar abiertos para recoger una sabiduría que se comunica de generación en generación, que puede convivir con algunas miserias humanas, y que no tiene por qué desaparecer ante las novedades del consumo y del mercado.

191. Al mundo nunca le sirvió ni le servirá la ruptura entre generaciones. Son los cantos de sirena de un futuro sin raíces, sin arraigo. Es la mentira que te hace creer que sólo lo nuevo es bueno y bello. La existencia de las relaciones intergeneracionales implica que en las comunidades se posea una memoria colectiva, pues cada generación retoma las enseñanzas de sus antecesores, dejando así un legado a sus sucesores. Esto constituye marcos de referencia para cimentar sólidamente una sociedad nueva. Como dice el refrán: “Si el joven supiese y el viejo pudiese, no habría cosa que no se hiciese”.

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