DÉCIMA ESTACIÓN
Jesús es despojado de sus vestiduras
Jesús queda desnudo para revestirnos con la vestidura de hijos
R/.Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.
Lectura del Evangelio según san Juan 19, 23 - 24
Los soldados... cogieron su ropa, haciendo cuatro partes, una para cada soldado, y apartaron la túnica. Era una túnica sin costura, tejida toda de una pieza de arriba abajo. Y se dijeron: «No la rasguemos, sino echémosla a suertes, a ver a quién le toca». Así se cumplió la Escritura: «Se repartieron mis ropas y echaron a suerte mi túnica». Esto hicieron los soldados.
Jesús queda desnudo. El icono de Cristo despojado de sus vestiduras es rico de resonancias bíblicas: nos devuelve a la desnudez inocente de los orígenes y a la vergüenza de la caída.
En la inocencia original, la desnudez era la vestidura de la gloria del hombre: su amistad trasparente y hermosa con Dios. Con la caída, la armonía de esa relación se rompe, la desnudez sufre vergüenza y lleva consigo el recuerdo dramático de aquella pérdida.
La desnudez significa la verdad del ser.
Jesús, despojado de sus vestiduras, tejió en la cruz el hábito nuevo de la dignidad filial del hombre. Esa túnica sin costuras queda allí, íntegra para nosotros; la vestidura de su filiación divina no se ha rasgado, sino que, desde lo alto de la cruz, se nos ha dado.
Humilde Jesús,
delante de tu desnudez
descubrimos lo esencial
de nuestra vida y de nuestra alegría:
ser en ti hijos del Padre.
Pero confesamos también la resistencia
a abrazar la pobreza como dependencia del Padre,
a acoger la desnudez como hábito filial.
Ven, Espíritu de la Verdad,
ayúdanos a reconocer y a bendecir
en cada expolio que sufrimos
una cita con la verdad de nuestro ser,
un encuentro con la desnudez redentora del Salvador,
un trampolín que nos lanza
hacia el abrazo filial con el Padre.
Padre Nuestro...
Santa Madre, yo te ruego
que me traspases las llagas
del Crucificado en el corazón.
Extracto del Himno Stabat Mater
Fuente: Vaticano
Jesús queda desnudo. El icono de Cristo despojado de sus vestiduras es rico de resonancias bíblicas: nos devuelve a la desnudez inocente de los orígenes y a la vergüenza de la caída.
En la inocencia original, la desnudez era la vestidura de la gloria del hombre: su amistad trasparente y hermosa con Dios. Con la caída, la armonía de esa relación se rompe, la desnudez sufre vergüenza y lleva consigo el recuerdo dramático de aquella pérdida.
La desnudez significa la verdad del ser.
Jesús, despojado de sus vestiduras, tejió en la cruz el hábito nuevo de la dignidad filial del hombre. Esa túnica sin costuras queda allí, íntegra para nosotros; la vestidura de su filiación divina no se ha rasgado, sino que, desde lo alto de la cruz, se nos ha dado.
Humilde Jesús,
delante de tu desnudez
descubrimos lo esencial
de nuestra vida y de nuestra alegría:
ser en ti hijos del Padre.
Pero confesamos también la resistencia
a abrazar la pobreza como dependencia del Padre,
a acoger la desnudez como hábito filial.
Ven, Espíritu de la Verdad,
ayúdanos a reconocer y a bendecir
en cada expolio que sufrimos
una cita con la verdad de nuestro ser,
un encuentro con la desnudez redentora del Salvador,
un trampolín que nos lanza
hacia el abrazo filial con el Padre.
Padre Nuestro...
Santa Madre, yo te ruego
que me traspases las llagas
del Crucificado en el corazón.
Extracto del Himno Stabat Mater
Fuente: Vaticano
No hay comentarios:
Publicar un comentario