01 de Febrero
Cuando crece, la Santa de Kildare, hace varios milagros como sanar y alimentar a los enfermos. Una vuelta, para ayudar a otros, regalo toda la mantequilla que tenía su madre, pero a continuación la mantequilla se reponía, como respuesta de las oraciones de la santa. Ademas donaba sus cosas a quién se lo pidiese.
Su padre y patrón, estaba tan molesto con ella, que la llevó hacia el rey de Leinster para venderla. Mientras ellos estaban distraídos, Brígida vendió la lujosa espada de su jefe, a un mendigo por comida para alimentar a su familia. El Rey reconoció su santidad y convenció a el patrón de dejar en libertad a su hija.
Vida religiosa
Santa Brígida de Kildare, cogió el hábito gracias a Santa Mel. Alrededor del año 450 un monasterio, en el lugar donde antes había un templo pagano celta. Ella fundo dos instituciones monásticas, una para hombres y una para mujeres. También fundo una escuela de arte. Era muy amiga del gran San Patricio. Ellos dos eran y son los dos pilares de la fe en Irlanda. Santa Brígida de Kildare murió el 1 de febrero del año 525.
Cuando Brígida llegó a la edad adulta, un hombre se le acercó a coquetear con ella. Pero como ella ya le había ofrecido su virginidad a Dios, le dijo al hombre que valla a su casa detrás del bosque, y que allí él encontraría a la mujer que él se debía casar. El hombre siguió sus instrucciones, y así fue, aquella mujer terminó siendo su esposa. Curo a dos hermanas que eran sordas milagrosamente. Varias curaciones también milagrosas y muchos otros innumerables milagros.
Sus milagros
Cuando Brígida llegó a la edad adulta, un hombre se le acercó a coquetear con ella. Pero como ella ya le había ofrecido su virginidad a Dios, le dijo al hombre que valla a su casa detrás del bosque, y que allí él encontraría a la mujer que él se debía casar. El hombre siguió sus instrucciones, y así fue, aquella mujer terminó siendo su esposa. Curo a dos hermanas que eran sordas milagrosamente. Varias curaciones también milagrosas y muchos otros innumerables milagros.
Oremos
Santa Brígida, fuiste una mujer de paz. Ustedes trajeron la armonía donde hubo conflicto. Tú trajiste luz a la oscuridad. Trajiste esperanza al abatido. Que el manto de tu paz cubra a aquellos que están preocupados y ansiosos, y que la paz esté firmemente arraigada en nuestros corazones y en nuestro mundo. Inspíranos a actuar con justicia y a reverenciar todo lo que Dios ha hecho. Santa Brígida, eras una voz para los heridos y los cansados. Fortalece lo que es débil dentro de nosotros. Cálmanos en una quietud que sana y escucha. Que podamos crecer cada día en una mayor integridad en mente, cuerpo y espíritu. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
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