El pan de las Nupcias
Si tenéis algunas virtudes, fuentes de buenas obras, o más bien porque sois ricos en virtudes, perseverad en su práctica, progresad siempre, y, por medio de ellas, llevad el combate de Cristo hasta la muerte, afín de que al último día, al término de vuestra vida, recibáis por salario y recompensa de vuestro trabajo la corona de gloria y de honor. Es por eso que Jesucristo, vuestro único amor, os dice en el Apocalipsis: «Manteneos fieles hasta la muerte y os daré la corona de la vida» (Ap.2:10) Esta corona no es otra cosa que la recompensa de la vida eterna, cuya posesión debe encender el deseo todos los cristianos. Levántate pues, amiga de Dios, esposa de Jesucristo, paloma del Rey eterno, ven a las nupcias del Hijo de Dios, pues toda la corte celestial te espera, «todo está preparado» (Mt 22:4;Lc 14:17).
Un siervo bello y noble está listo para servirte, un plato precioso y delicioso ha sido preparado para restaurarte; una sociedad dulce y muy amable está lista para compartir tu felicidad. Levántate pues y apresúrate.
Corre a sus nupcias, pues un siervo de una gran belleza está listo para servirte. Ese siervo, es la asamblea de los ángeles, ¿qué digo? ¡Es el mismo Hijo del Dios eterno! ¿Acaso no se da él mismo como tal en el Santo Evangelio? « En verdad, os aseguro que se ceñirá, los hará ponerse a la mesa e irá sirviéndolos uno tras otro» (Lc 12:37). ¡Ohǃ la gloria de los pobres y de los excluidos será grande cuando serán servidos por el Hijo de Dios, por el soberano Rey, y por todo el ejercito del Reino Celestial.
Un alimento precioso y delicioso esta también preparado para alimentarte. El Hijo de Dios, él mismo, preparara la mesa con sus propias manos pues lo afirma en el Evangelio: «yo os dispongo el Reino, como mi Padre lo dispuso para mí, para que comáis y bebáis a mi mesa en mi Reino» (Lc 22:29-30a).
¡Ohǃ ¡que suave y delicioso es ese alimento que Dios en su bondad ha preparado para el pobre! ¡Ohǃ ¡que feliz es aquel que come en el Cielo ese pan preparado en el seno de la Virgen por el fuego del Espíritu Santo! «El que coma este pan vivirá para siempre» (Jn 6:58b). El Rey celestial alimenta y restaura a sus elegidos con ese pan, con ese alimento, como lo dice el Libro de la Sabiduría: « A tu pueblo lo alimentaste con manjar de ángeles» (Sab 16:20).
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