TIEMPO ORDINARIO
LUNES DE LA SEMANA XXII
De la Feria. Salterio II
2 de septiembre
OFICIO DE LECTURA
INVITATORIO
Si ésta es la primera oración del día:
V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza
Se añade el Salmo del Invitatorio con la siguiente antífona:
Ant. Demos vítores al Señor, aclamándolo con cantos.
Si antes se ha rezado ya alguna otra Hora:
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: EN EL PRINCIPIO, TU PALABRA
En el principio, tu Palabra.
Antes que el sol ardiera,
antes del mar y las montañas,
antes de las constelaciones,
nos amó tu Palabra.
Desde tu seno, Padre,
era sonrisa su mirada,
era ternura su sonrisa,
era calor de brasa.
En el principio, tu Palabra.
Todo se hizo de nuevo,
todo salió sin mancha,
desde el arrullo del río
hasta el rocío y la escarcha;
nuevo el canto de los pájaros,
porque habló tu Palabra.
Y nos sigues hablando todo el día,
aunque matemos la mañana
y desperdiciemos la tarde,
y asesinemos la alborada.
Como una espada de fuego,
en el principio, tu Palabra.
Llénanos de tu presencia, Padre;
Espíritu, satúranos de tu fragancia;
danos palabras para responderte,
Hijo, eterna Palabra. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Inclina, Señor, tu oído hacia mí; ven a librarme.
Salmo 30, 2-17. 20-25 I SÚPLICA CONFIADA Y ACCIÓN DE GRACIAS
A ti, Señor, me acojo:
no quede yo nunca defraudado;
tú, que eres justo, ponme a salvo,
inclina tu oído hacia mí;
ven aprisa a librarme,
sé la roca de mi refugio,
un baluarte donde me salve,
tú que eres mi roca y mi baluarte;
por tu nombre dirígeme y guíame:
sácame de la red que me han tendido,
porque tú eres mi amparo.
En tus manos encomiendo mi espíritu:
tú, el Dios leal, me librarás;
tú aborreces a los que veneran ídolos inertes,
pero yo confío en el Señor;
tu misericordia sea mi gozo y mi alegría.
Te has fijado en mi aflicción,
velas por mi vida en peligro;
no me has entregado en manos del enemigo,
has puesto mis pies en un camino ancho.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Inclina, Señor, tu oído hacia mí; ven a librarme.
Ant 2. Haz brillar, Señor, tu rostro sobre tu siervo.
Salmo 30 II
Piedad, Señor, que estoy en peligro:
se consumen de dolor mis ojos,
mi garganta y mis entrañas.
Mi vida se gasta en el dolor;
mis años, en los gemidos;
mi vigor decae con las penas,
mis huesos se consumen.
Soy la burla de todos mis enemigos,
la irrisión de mis vecinos,
el espanto de mis conocidos:
me ven por la calle y escapan de mí.
Me han olvidado como a un muerto,
me han desechado como a un cacharro inútil.
Oigo las burlas de la gente,
y todo me da miedo;
se conjuran contra mí
y traman quitarme la vida.
Pero yo confío en ti, Señor,
te digo: «Tú eres mi Dios.»
En tu mano está mi destino:
líbrame de los enemigos que me persiguen;
haz brillar tu rostro sobre tu siervo,
sálvame por tu misericordia.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Haz brillar, Señor, tu rostro sobre tu siervo.
Ant 3. Bendito sea el Señor, que ha hecho por mí prodigios de misericordia.
Salmo 30 III
¡Qué bondad tan grande, Señor,
reservas para tus fieles,
y concedes a los que a ti se acogen
a la vista de todos!
En el asilo de tu presencia los escondes
de las conjuras humanas;
los ocultas en tu tabernáculo,
frente a las lenguas pendencieras.
Bendito el Señor, que ha hecho por mí
prodigios de misericordia
en la ciudad amurallada.
Yo decía en mi ansiedad:
«Me has arrojado de tu vista»;
pero tú escuchaste mi voz suplicante
cuando yo te gritaba.
Amad al Señor, fieles suyos;
el Señor guarda a sus leales,
y a los soberbios les paga con creces.
Sed fuertes y valientes de corazón
los que esperáis en el Señor.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Bendito sea el Señor, que ha hecho por mí prodigios de misericordia.
V. Enséñame, Señor, a caminar con lealtad.
R. Porque tú eres mi Dios y Salvador.
PRIMERA LECTURA
Comienza el libro del profeta Amós 1, 1-2, 3
SENTENCIAS DEL SEÑOR SOBRE LAS NACIONES
Palabras de Amós, uno de los pastores de Técoa. Visión acerca de Israel, durante los reinados de Ozías, rey de Judá, y de Jeroboam, hijo de Joás, rey de Israel, dos años antes del terremoto.
Dijo el profeta:
«El Señor ruge desde Sión, alza la voz desde Jerusalén, y se marchitan los pastizales de los pastores, se seca la cumbre del Carmelo.
Así dice el Señor: "A Damasco, por tres pecados y por cuatro, no le perdonaré. Porque trilló a Galaad con trillos de hierro. Enviaré fuego a la dinastía de Jazael, que devorará los palacios de Benadad. Romperé los cerrojos de Damasco, aniquilaré a los habitantes del Valle de Vanidad, al que lleva el cetro en la Casa de las Delicias, y el pueblo de Siria irá desterrado a Quir." -Lo ha dicho el Señor-.
Así dice el Señor: "A Gaza, por tres pecados y por cuatro, no le perdonaré. Porque hicieron prisioneros en masa y los vendieron a Edom. Enviaré fuego a las murallas de Gaza, que devorará sus palacios. Aniquilaré a los habitantes de Asdod, al que lleva el cetro en Ascalón, tenderé mi mano contra Acarón, perecerá el resto de los filisteos." -Lo ha dicho el Señor-.
Así dice el Señor: "A Tiro, por tres pecados y por cuatro, no le perdonaré. Porque vendió innumerables prisioneros a Edom, no recordó la alianza con sus hermanos. Enviaré fuego a las murallas de Tiro, que devorará sus palacios."
Así dice el Señor: "A Edom, por tres pecados y por cuatro, no le perdonaré. Porque persiguió con la espada a su hermano, ahogó la compasión, mantuvo siempre el rencor, conservó siempre la cólera. Enviaré fuego a Temán, que devorará los palacios de Bosra."
Así dice el Señor: "A Ammón, por tres pecados y por cuatro, no le perdonaré. Porque abrieron en canal a las preñadas de Galaad, para ensanchar su propio territorio. Encenderé un fuego devorador en la muralla de Rabbá, que devorará sus palacios, entre los alaridos del día de la batalla y el torbellino del día de la tormenta. Su rey marchará al destierro en persona, junto con sus príncipes." -Lo ha dicho el Señor-.
Así dice el Señor: "A Moab, por tres pecados y por cuatro, no le perdonaré. Por haber quemado los huesos del rey de Edom, hasta calcinarlos. Enviaré fuego a Moab, que devorará los palacios de Queriot. Moab morirá en el tumulto bélico, entre los alaridos y el son de la trompeta. Aniquilaré en medio de ella a sus gobernantes, mataré a sus príncipes." -Lo ha dicho el Señor-.»
RESPONSORIO Sal 9, 8. 9; Am 1, 2
R. Dios está sentado por siempre en el trono que ha colocado para juzgar. * Él juzgará el orbe con justicia y regirá las naciones con rectitud.
V. El Señor hace oír su trueno desde Sión, alza la voz desde Jerusalén.
R. Él juzgará el orbe con justicia y regirá las naciones con rectitud.
SEGUNDA LECTURA
Del libro de la Imitación de Cristo
(Libro 3, 3)
YO INSTRUÍ A MIS PROFETAS
Escucha, hijo mío, mis palabras, palabras suavísimas, que trascienden toda la ciencia de los filósofos y letrados de este mundo. Mis palabras son espíritu y son vida, y no se pueden ponderar partiendo del criterio humano.
No deben usarse con miras a satisfacer la vana complacencia, sino oírse en silencio, y han de recibirse con humildad y gran afecto del corazón.
Y dije: Dichoso el hombre a quien tú educas, al que enseñas tu ley, dándole descanso tras los años duros, para que no viva desolado aquí en la tierra.
Yo -dice el Señor- instruí a los profetas desde antiguo, y no ceso de hablar a todos hasta hoy; pero muchos se hacen sordos a mi palabra y se endurecen en su corazón.
Los más oyen de mejor grado al mundo que a Dios, y más fácilmente siguen las apetencias de la carne que el beneplácito divino.
Ofrece el mundo cosas temporales y efímeras, y, con todo, se le sirve con ardor. Yo prometo lo sumo y eterno, y los corazones de los hombres languidecen presa de la inercia.
¿Quién me sirve y me obedece con tanto empeño y diligencia como se sirve al mundo y a sus dueños?
Sonrójate, pues, siervo indolente y quejumbroso, de que aquéllos sean más solícitos para la perdición que tú para la vida.
Más se gozan ellos en la vanidad que tú en la verdad. Y, ciertamente, a veces quedan fallidas sus esperanzas; en cambio, mi promesa a nadie engaña ni deja frustrado al que funda su confianza en mí.
Yo daré lo que tengo prometido, lo que he dicho lo cumpliré. Pero a condición de que mi siervo se mantenga fiel hasta el fin.
Yo soy el remunerador de todos los buenos, así como el fuerte que somete a prueba a todos los que llevan una vida de intimidad conmigo.
Graba mis palabras en tu corazón y medítalas una y otra vez con diligencia, porque tendrás gran necesidad de ellas en el momento de la tentación.
Lo que no entiendas cuando leas lo comprenderás el día de mi visita.
Porque de dos medios suelo usar para visitar a mis elegidos: la tentación y la consolación.
Y dos lecciones les doy todos los días: una consiste en reprender sus vicios, otra en exhortarles a progresar en la adquisición de las virtudes.
El que escucha mis palabras y las rechaza ya tiene quien lo condene en el último día.
RESPONSORIO Pr 23, 26; 1, 9; 5, 1
R. Hijo mío, haz caso, acepta de buena gana mi camino, * pues será hermosa diadema en tu cabeza.
V. Hijo mío, haz caso de mi sabiduría, presta oído a mi inteligencia.
R. Pues será hermosa diadema en tu cabeza.
ORACIÓN.
OREMOS,
Oh Dios todopoderoso, de quien procede todo don perfecto, infunde en nuestros corazones el amor de tu nombre, para que, haciendo más religiosa nuestra vida, aumentes el bien en nosotros y con solicitud amorosa lo conserves. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.
Amén
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al Señor.
R. Demos gracias a Dios.
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