domingo, 4 de agosto de 2019

EVANGELIO - 05 de Agosto - San Mateo 14,22-36


    Evangelio según San Mateo 14,22-36.

    Después que se sació la multitud, Jesús obligó a los discípulos que subieran a la barca y pasaran antes que él a la otra orilla, mientras él despedía a la multitud.
    Después, subió a la montaña para orar a solas. Y al atardecer, todavía estaba allí, solo.
    La barca ya estaba muy lejos de la costa, sacudida por las olas, porque tenían viento en contra.
    A la madrugada, Jesús fue hacia ellos, caminando sobre el mar.
    Los discípulos, al verlo caminar sobre el mar, se asustaron. "Es un fantasma", dijeron, y llenos de temor se pusieron a gritar.
    Pero Jesús les dijo: "Tranquilícense, soy yo; no teman".
    Entonces Pedro le respondió: "Señor, si eres tú, mándame ir a tu encuentro sobre el agua".
    "Ven", le dijo Jesús. Y Pedro, bajando de la barca, comenzó a caminar sobre el agua en dirección a él.
    Pero, al ver la violencia del viento, tuvo miedo, y como empezaba a hundirse, gritó: "Señor, sálvame".
    En seguida, Jesús le tendió la mano y lo sostuvo, mientras le decía: "Hombre de poca fe, ¿por qué dudaste?".
    En cuanto subieron a la barca, el viento se calmó.
    Los que estaban en ella se postraron ante él, diciendo: "Verdaderamente, tú eres el Hijo de Dios".
    Al llegar a la otra orilla, fueron a Genesaret.
    Cuando la gente del lugar lo reconoció, difundió la noticia por los alrededores, y le llevaban a todos los enfermos, rogándole que los dejara tocar tan sólo los flecos de su manto, y todos los que lo tocaron quedaron curados.

    Palabra del Señor

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