lunes, 8 de julio de 2019

LITURGIA DE LAS HORAS - OFICIO DE LECTURA



TIEMPO ORDINARIO
MARTES DE LA SEMANA XIV
Del común de la Santísima Virgen María. Salterio II

9 de julio

NUESTRA SEÑORA DE ITATÍ. (MEMORIA).
La imagen de Nuestra Señora de Itatí fue traída por fray Luis Bolaños. Su culto ininterrumpido, que se remonta a 1615, le valió el título de «Reina de la civilización en la Cuenca del Plata». Su primer santuario, inaugurado en 1624, dio paso a otro, inaugurado en 1877, y al actual, que fue dedicado en 1979. El papa León XIII ordenó que la imagen fuera coronada, y él mismo bendijo la corona el 16 de julio de 1899; la coronación de la imagen tuvo lugar el año siguiente.


OFICIO DE LECTURA

INVITATORIO 

Si ésta es la primera oración del día:

V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza

Se añade el Salmo del Invitatorio con la siguiente antífona:

Ant. Aclamemos al Señor en esta fiesta de María Virgen.

Si antes se ha rezado ya alguna otra Hora:

V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.


Himno: LUCERO DE LA MAÑANA

Lucero de la mañana,
norte que muestra el camino,
cuando turba de continuo
nuestro mar la tramontana.
Quien tanta grandeza explica
sin alas puede volar,
porque no podrá alabar
a la que es más santa y rica.

Sois pastora de tal suerte,
que asegurais los rebaños
de mortandades y daños,
dando al lobo cruda muerte.
Dais vida a quien se os aplica,
y en los cielos y en la tierra
librais las almas de guerra,
como poderosa y rica.

Si vuestro ejemplo tomasen
las pastoras y pastores,
yo fío que de dolores
para siempre se librasen.
Tanto Dios se os comunica,
que sin fin os alabamos,
y más cuando os contemplamos
en el mundo la más rica. Amén.

SALMODIA

Ant 1. Encomienda tu camino al Señor, y él actuará.

Salmo 36 I - LA VERDADERA Y LA FALSA FELICIDAD

No te exasperes por los malvados,
no envidies a los que obran el mal:
se secarán pronto, como la hierba,
como el césped verde se agostarán.

Confía en el Señor y haz el bien,
habita tu tierra y practica la lealtad;
sea el Señor tu delicia,
y él te dará lo que pide tu corazón.

Encomienda tu camino al Señor,
confía en él, y él actuará:
hará brillar tu justicia como el amanecer;
tu derecho, como el mediodía.

Descansa en el Señor y espera en él,
no te exasperes por el hombre que triunfa
empleando la intriga:

cohíbe la ira, reprime el coraje,
no te exasperes, no sea que obres mal;
porque los que obran mal son excluidos,
pero los que esperan en el Señor poseerán la tierra.

Aguarda un momento: desapareció el malvado,
fíjate en su sitio: ya no está;
en cambio, los sufridos poseen la tierra
y disfrutan de paz abundante.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Encomienda tu camino al Señor, y él actuará.

Ant 2. Apártate del mal y haz el bien; al honrado lo sostiene el Señor.

Salmo 36 II

El malvado intriga contra el justo,
rechina sus dientes contra él;
pero el Señor se ríe de él,
porque ve que le llega su hora.

Los malvados desenvainan la espada,
asestan el arco,
para abatir a pobres y humildes,
para asesinar a los honrados;
pero su espada les atravesará el corazón,
sus arcos se romperán.

Mejor es ser honrado con poco
que ser malvado en la opulencia;
pues al malvado se le romperán los brazos,
pero al honrado lo sostiene el Señor.

El Señor vela por los días de los buenos,
y su herencia durará siempre;
no se agostarán en tiempo de sequía,
en tiempo de hambre se saciarán;

pero los malvados perecerán,
los enemigos del Señor
se marchitarán como la belleza de un prado,
en humo se disiparán.

El malvado pide prestado y no devuelve,
el justo se compadece y perdona.
Los que el Señor bendice poseen la tierra,
los que él maldice son excluidos.

El Señor asegura los pasos del hombre,
se complace en sus caminos;
si tropieza, no caerá,
porque el Señor lo tiene de la mano.

Fui joven, ya soy viejo:
nunca he visto a un justo abandonado,
ni a su linaje mendigando el pan.
A diario se compadece y da prestado;
bendita será su descendencia.

Apártate del mal y haz el bien,
y siempre tendrás una casa;
porque el Señor ama la justicia
y no abandona a sus fieles.

Los inicuos son exterminados,
la estirpe de los malvados se extinguirá;
pero los justos poseen la tierra,
la habitarán por siempre jamás.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Apártate del mal y haz el bien; al honrado lo sostiene el Señor.

Ant 3. Confía en el Señor y sigue su camino.

Salmo 36 III

La boca del justo expone la sabiduría,
su lengua explica el derecho;
porque lleva en el corazón la ley de su Dios,
y sus pasos no vacilan.

El malvado espía al justo
e intenta darle muerte;
pero el Señor no lo entrega en sus manos,
no deja que lo condenen en el juicio.

Confía en el Señor, sigue su camino;
él te levantará a poseer la tierra,
y verás la expulsión de los malvados.

Vi a un malvado que se jactaba,
que prosperaba como un cedro frondoso;
volví a pasar, y ya no estaba;
lo busqué, y no lo encontré.

Observa al honrado, fíjate en el bueno:
su porvenir es la paz;
los impíos serán totalmente aniquilados,
el porvenir de los malvados quedará truncado.

El Señor es quien salva a los justos,
él es su alcázar en el peligro;
el Señor los protege y los libra,
los libra de los malvados y los salva,
porque se acogen a él.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Confía en el Señor y sigue su camino.

V. Enséñame Señor, a gustar y a comprender.
R. Porque me fío de tus mandatos.

PRIMERA LECTURA

Del primer libro de Samuel 19, 8-10; 20, 1-17

AMISTAD ENTRE DAVID Y JONATAN

En aquellos días, reanudada la guerra, partió David para combatir a los filisteos, les causó una gran derrota y huyeron ante él.
Pero se apoderó de Saúl un espíritu malo del Señor: estaba sentado en su casa con su lanza en la mano y David tocaba el arpa. Saúl intentó clavar con su lanza a David en la pared, pero David esquivó el golpe de Saúl y la lanza se clavó en la pared. David huyó y se puso a salvo. De Nayot de Ramá, David fue a decir a Jonatán:

«¿Qué he hecho, cuál es mi falta y en qué he pecado contra tu padre para que busque mi muerte?»

Jonatán le respondió:
«De ninguna manera, no morirás. Mi padre no hace ninguna cosa, grande o pequeña, sin descubrírmela; ¿por qué me había de ocultar mi padre este asunto? ¡No puede ser!»

Pero David volvió a jurar:
«Sabe muy bien tu padre que me tienes mucho afecto y se ha dicho: "Que no lo sepa Jonatán, para que no se apene." Y con todo, por el Señor y por tu vida, que no hay más que un paso entre mí y la muerte.»

Dijo Jonatán a David:
«Dime lo que deseas, y yo lo haré.»

Respondió David:
«Mira, mañana es el novilunio. Yo tendría que sentarme con el rey a comer, pero tú me dejarás marchar y me esconderé en el campo hasta la noche. Si tu padre nota mi ausencia, dirás: "David me ha pedido con insistencia que le deje hacer una escapada a Belén, su ciudad, porque se celebra el sacrificio anual de toda la familia." Si tu padre dice: "Está bien", tu siervo está a salvo; pero, si se enfurece, sabrás que por su parte está decretada mi ruina. Haz este favor a tu siervo, ya que hiciste que tu siervo estableciera contigo alianza ante el Señor. Si hay falta en mí, dame tú mismo la muerte, ¿para qué llevarme hasta tu padre?»

Respondió Jonatán:
«¡Lejos de ti tal pensamiento! Si yo supiera con certeza que por parte de mi padre está decretado que venga la ruina sobre ti, ¿no te lo avisaría yo mismo?»

Preguntó David a Jonatán:
«¿Quién me avisará si tu padre te responde con aspereza?»

Respondió Jonatán a David:
«Ven, salgamos al campo.»

Y salieron ambos al campo. Dijo entonces Jonatán a David:

«Por el Señor, Dios de Israel, te juro que mañana a esta misma hora sondearé a mi padre; si la cosa va bien para ti y no envío quién te lo haga saber, que el Señor haga esto a Jonatán y añada esto otro. Y, si mi padre decide hacerte mal, te lo haré saber para que te pongas a salvo y vayas en paz. Y que el Señor esté contigo como lo estuvo con mi padre. Si para entonces estoy vivo todavía, usa conmigo de la bondad del Señor y, si he muerto, nunca apartes tu misericordia de mi casa. Cuando el Señor haya exterminado a los enemigos de David de la faz de la tierra, que no sea exterminado Jonatán con la casa de Saúl; de lo contrario, que el Señor pida cuentas a David.»
Juró de nuevo Jonatán a David por el amor que le tenía, pues lo amaba como a sí mismo.

RESPONSORIO    Pr 17, 17; 1Jn 4, 7

R. El amigo ama en toda ocasión: * y se porta como un hermano en el día de la desventura.
V. Todo el que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios.
R. Y se porta como un hermano en el día de la desventura.

SEGUNDA LECTURA

De la Constitución dogmática Lumen géntium, sobre la Iglesia, del Concilio Vaticano Segundo
(Núms. 61-62)

LA MATERNIDAD DE MARÍA EN LA ECONOMÍA DE LA GRACIA

La Bienaventurada Virgen, predestinada desde toda la eternidad cual madre de Dios junto con la encarnación del Verbo por designio de la divina providencia, fue en la tierra la esclarecida madre del divino Redentor y en forma singular la generosa colaboradora entre todas las creaturas y la humilde esclava del Señor. Concibiendo a Cristo, engendrándolo, alimentándolo, presentándolo en el templo al Padre, padeciendo con su Hijo mientras él moría en la cruz, cooperó en forma del todo singular, por la obediencia, la fe, la esperanza y la encendida caridad, en la restauración de la vida sobrenatural de las almas. Por tal motivo es nuestra madre en el orden de la gracia.

Y esta maternidad de María perdura sin cesar en la economía de la gracia, desde el momento en que prestó fiel asentimiento en la anunciación, y lo mantuvo sin vacilación al pie de la cruz, hasta la consumación perfecta de todos los elegidos. Pues una vez recibida en los cielos, no dejó su oficio salvador, sino que continúa alcanzándonos por su múltiple intercesión los dones de la eterna salvación.

Por su amor materno cuida de los hermanos de su Hijo que peregrinan y se debaten entre peligros y angustias y luchan contra el pecado hasta que sean llevados a la patria feliz.

Por eso la Bienaventurada Virgen en la Iglesia es invocada con los títulos de abogada, auxiliadora, favorecedora, mediadora. Lo cual, sin embargo, se entiende de manera que nada quite ni agregue a la dignidad y eficacia de Cristo, único mediador.

Porque ninguna creatura puede compararse jamás con el Verbo encarnado, nuestro Redentor; pero así como el sacerdocio de Cristo es participado de varias maneras, tanto por los ministros como por el pueblo fiel, y así como la única bondad de Dios se difunde realmente en formas distintas en las creaturas, así también la única mediación del Redentor no excluye sino que suscita en sus creaturas una múltiple cooperación que participa de la fuente única.

La Iglesia no duda en atribuir a María un tal oficio subordinado, lo experimenta continuamente y lo recomienda al corazón de los fieles para que, apoyados en esta protección maternal, se unan más íntimamente al Mediador y Salvador.

RESPONSORIO     

R. No hay alabanza digna de ti, virginidad inmaculada y santa. * Porque en tu seno has llevado al que ni el cielo puede contener.
V. Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre.
R. Porque en tu seno has llevado al que ni el cielo puede contener.

ORACIÓN.

OREMOS,
Que venga en nuestra ayuda, Señor, la poderosa intercesión de la Virgen María; así nos veremos libres de todo peligro y gozaremos de tu paz. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.
Amén

CONCLUSIÓN

V. Bendigamos al Señor.
R. Demos gracias a Dios.

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