jueves, 25 de julio de 2019

EXHORTACIÓN APOSTÓLICA POSTSINODAL CHRISTUS VIVIT


Capítulo segundo
Jesucristo siempre joven


La juventud de Jesús

25. Este bautismo no era como el nuestro, que nos introduce en la vida de la gracia, sino que fue una consagración antes de comenzar la gran misión de su vida. El Evangelio dice que su bautismo fue motivo de la alegría y del beneplácito del Padre: «Tú eres mi Hijo amado» (Lc 3,22). En seguida Jesús apareció lleno del Espíritu Santo y fue conducido por el Espíritu al desierto. Así estaba preparado para salir a predicar y a hacer prodigios, para liberar y sanar (cf. Lc 4,1-14). Cada joven, cuando se sienta llamado a cumplir una misión en esta tierra, está invitado a reconocer en su interior esas mismas palabras que le dice el Padre Dios: «Tú eres mi hijo amado».

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