ANTIGUO TESTAMENTO
El libro
El libro de Tobías ha sido alabado por muchos comentadores de otros tiempos como lectura devota de familias cristianas; hoy no nos atrevemos a compartir semejante juicio. De hecho le costó afirmarse como libro canónico y, después, fue negado como tal por los reformadores protestantes. El argumento pudo ser entretenido y sorprendente, pero el autor no ha sabido desarrollarlo.
Es acertado el montaje paralelo del capítulo 4 y la no revelación de la personalidad del ángel; pero el ángel abusa de su saber para adelantar lo que va a suceder, matando periódicamente el interés narrativo. Hay una escena divertida, de humor macabro ; algunos detalles pintorescos animan periódicamente el relato. Nos molesta la falta de tensión dramática, el fácil recurso a lo maravilloso, los discursos y plegarias insistentes, el recurso a las lágrimas para expresar la emoción. Son convenciones de época que hoy no funcionan.
Tobit llega a interesarnos. Rafael es como una «domesticación» de lo angélico, quiero decir que su misión pasa de la gran historia a un asunto familiar. Tobías es casi un antipersonaje, puesto para hacer preguntas y recibir instrucciones del ángel; sin haber luchado ni vencido, llega al colmo de la felicidad cuando hereda a padres y suegros.
Época y autor
El libro parece escrito durante la era helenística, quizá bien entrado el s. III a.C. El autor es desconocido. Tiene todas las trazas de ser traducción griega de un original semítico, probablemente hebreo. La dicción es poco feliz y da la impresión de que ese defecto no se debe exclusivamente al traductor.
Mensaje religioso
La espiritualidad del libro se inscribe bajo el lema de la «observancia». Tobit realiza actos heroicos enterrando a sus compatriotas; pero da la impresión de que para el autor no era menos importante lavarse las manos antes de comer. La estima de la limosna es notable, pero no menos se aprecian las riquezas que acarrea. La preocupación por casarse dentro de la familia parece excesiva, la boda es ante todo una cuestión legal. Varias veces se cita un precepto o se alude a él para justificar alguna acción del libro, que de este modo se convierte en ilustración narrativa de la Ley.
Por otra parte, las oraciones expresan una piedad auténtica de agradecimiento y confianza en Dios. El hijo sana al padre devolviéndole la luz que es la vida. Como continuidad de la familia, encarna la comunidad de la tribu, de la nación. El ángel establece, en función del pueblo, la bendición genesíaca y patriarcal de la fecundidad. Sara es como una matriarca amenazada, la mujer predestinada que espera al varón.
El destierro y la diáspora nada podrán contra los vínculos de lealtad a Dios, a su ley, a los compatriotas. En el confín de la esperanza, emerge Jerusalén.
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