viernes, 6 de mayo de 2016

MEDITACIÓN DEL EVANGELIO

TIEMPO PASCUAL
VIERNES DE SEMANA VI
06 de mayo


     San Gregorio de Nisa (c. 335-395), monje, obispo
    Contra Eunomio IV; PG 45, 633-638


“Sabemos, en efecto, que la creación entera está gimiendo con dolores de parto hasta el presente.” (Rm 8,22)

    El apóstol Pablo...da testimonio del Hijo único que no sólo todo lo que fue hecho fue hecho por él y para él, sino que la antigua creación envejecida y caduca fue transformada por él en una nueva creación. Y así, Cristo es el primogénito de toda la creación (Co 1,15) por el evangelio anunciado a los hombres...

    ¿Cómo llega Cristo a ser “el primogénito de una multitud de hermanos” (Rm 8,29)?...Por nosotros se hizo uno de nosotros, participando en la condición humana para transformarnos de corruptibles en incorruptibles por el nacimiento de arriba y el agua del Espíritu Santo (Jn 3,5) Nos enseñó el camino de este nacimiento cuando bajó sobre él el Espíritu Santo en el momento del bautismo. Así es el primogénito de todos aquellos que espiritualmente han renacido por el agua y el Espíritu Santo y son llamados hermanos.

    Habiendo depositado en nuestra naturaleza el poder de la resurrección de los muertos, Cristo se convierte en primicia de aquellos que duermen el sueño de la muerte y en primogénito de entre los muertos. (Col 1,18). El nos ha abierto el primero el camino de la liberación de la muerte. Por su resurrección ha destruido los lazos de la muerte que nos tenían cautivos. Así, por esta doble regeneración, del santo bautismo y de la resurrección de entre los muertos, ha sido constituido el primogénito de la nueva creación.

    Este primogénito tiene hermanos. Lo dice a María Magdalena: “Ve y di a mis hermanos: subo a mi Padre y vuestro Padre, a mi Dios y vuestro Dios.” (Jn 20,17) Por esto, el mediador entre Dios y los hombres (1Tim 2,5), abriendo el paso a toda la naturaleza humana, envía a sus hermanos este mensaje y les dice: “Por las primicias que he asumido, en mí todo lo que es humano vuelve a nuestro Dios y Padre.”


Fuente: ©Evangelizo.org



    "Tu rostro buscaré, Señor". Con perseverancia insistiré en esta búsqueda; en efecto, no buscaré algo de poco valor, sino tu rostro, Señor, para amarte gratuitamente, dado que no encuentro nada más valioso.

    San Agustín

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