Papa Francisco: La Santidad a la que estamos llamados cada día sólo puede lograrse con 4 elementos:
Coraje, Esperanza, Gracia y Conversión
La Santidad no es sólamente algo que puedan alcanzar los cristianos avanzados en el estudio de la fe, sino que está en el origen y centro de la llamada de Dios, en la vida de cada uno de nosotros: "Sean santos, porque yo soy santo" (1 Pedro 1,16).
Tomando el pasaje litúrgico de la primera carta de San Pedro (1,10-16), al que llamó "un pequeño tratado sobre la santidad," el Santo Padre expresó que la Santidad significa andar en la presencia de Dios sin reproche.
La Santidad ni se compra ni se vende
En la Misa que celebró en la Casa Santa Marta, el Pontífice dedicó la homilía a la santidad. "La Santidad no se compra. Ni la ganan las mejores fuerzas humanas. No, la santidad sencilla de todos los cristianos, la nuestra, aquella que debemos hacer todos los días – afirmó el Papa – es un camino que se puede hacer sólo si lo sostienen cuatro elementos imprescindibles, a saber: coraje, esperanza, gracia y conversión".
Los 4 elementos de la Santidad
Coraje: “Este caminar, la Santidad es un camino, la santidad no se puede comprar, no se vende. Tampoco se regala. La Santidad es un camino en la presencia de Dios que debo hacer yo: no puede hacerlo otro en mi nombre”, dijo.
“Puedo orar para que el otro sea santo, pero el camino debe hacerlo él, no yo. Caminar en la presencia de Dios, de modo irreprochable. Y yo usaré hoy algunas palabras que nos enseñan como es la santidad de cada día, esa Santidad –digamos- también anónima. Primero: coraje, el camino hacia la Santidad requiere valentía”, explicó.
Esperanza: Sobre esto mismo, manifestó que “el Reino de los Cielos de Jesús” es para aquellos “que tienen el coraje de ir adelante” y a su vez es movido por la “esperanza”.
Gracia: “La Santidad no podemos hacerla nosotros solos. No, es una gracia. Ser bueno, ser santo, dar todos los días un paso adelante en la vida cristiana es una gracia de Dios y tenemos que pedirla”.
“La valentía es un camino. Un camino que se debe hacer con coraje, con la esperanza y con la esperanza y con la disponibilidad de recibir esta gracia. Y la esperanza: la esperanza del Camino”, expresó Francisco.
Conversión: El Papa habló también de la importancia de cambiar el corazón: “la conversión, todos los días: ‘Ah, Padre, para convertirme debo hacer penitencia, darme golpes…’. ‘No, no, no: conversiones pequeñas. Pero si tú eres capaz de no hablar a espaldas del otro, es un buen camino para ser santo’”.
“¡Es así de simple!”, dijo para concluir. “Yo se que vosotros nunca habláis mal a espaldas de los otros, ¿verdad? Pequeñas cosas… Tengo ganas de criticar al vecino, al compañero de trabajo: morderse la lengua un poco. Se hará un poco grande la lengua, pero vuestro espíritu será más santo en este camino”.
Por tanto, “el camino de la Santidad es sencillo. No volver atrás, sino ir siempre adelante. Y con fortaleza”, terminó.
Fuente: © ACI Prensa
San Agustín
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