"¿Quieres curarte?": la cuaresma conduce a los catecúmenos a la piscina del bautismo
El número cuarenta, carísimos hermanos, tiene un valor simbólico, ligado al misterio de nuestra salvación. En efecto, cuando en los primeros tiempos, la maldad de los hombres hubo invadido la superficie de la tierra, durante cuarenta días Dios hizo salirse las aguas del cielo e inundó la tierra entera bajo las lluvias del diluvio (Gn 7). Desde esta época, la historia de la salvación fue anunciada simbólicamente: durante cuarenta días, la lluvia cayó para purificar el mundo. Ahora, durante los cuarenta días de la cuaresma, es ofrecida la misericordia a los hombres para que se purifiquen...
Sí, el diluvio es el símbolo del bautismo; lo que se produjo entonces todavía se cumple hoy... Cuando los pecados de toda la tierra desaparecieron, ahogados en el fondo del abismo, la santidad pudo elevarse muy cerca del cielo; he aquí lo que se realiza ahora también en la Iglesia del Cristo... Llevada por el agua del bautismo, se eleva cerca del cielo; las supersticiones y los ídolos son engullidos, y sobre tierra se difunde la fe, brotada del arca del Salvador... Por cierto, nosotros mismos somos pecadores, y este mundo será destruido. Sólo escaparán de la ruina, aquellos a los que el arca llevará encerrados en su seno. Esta arca, es la Iglesia... Sí, os lo anunciamos, este mundo naufragará; por eso os exhortamos, a vosotros, a todos los hombres, a refugiarse en este santuario.
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