«Guardaos de la levadura de los fariseos»
Los escribas y fariseos se sentaban en la cátedra de Moisés. Es evidente que la palabra cátedra significa aquí la autoridad de enseñar, y sentarse en la cátedra es tener la misión de enseñar. A esta cátedra se la llama cátedra de Moisés porque la doctrina contenida en la ley, o mejor dicho, la ley misma, fue dada por Moisés en el Sinaí. Y a esta cátedra se la llama apostólica porque la doctrina y la autoridad han sido conferidas los Apóstoles en el monte Sión el día de Pentecostés. También se la llama cátedra de Pedro porque Pedro era el jefe de los Apóstoles, y los sucesores de éstos, son los Obispos.
Cuando Jesús dice «Ellos hablan, pero no hacen...» se refiere a aquellos que destruyen por el escándalo de sus vidas. Hay otros que hacen y no hablan; a éstos aún se les puede soportar pues si bien no edifican mucho, algo construyen y no destruyen nada. Y por fin, hay quienes hablan y actúan, ésos son los mejores; y hablan no solamente por la predicación sino por lo que mandan hacer y por sus conversaciones útiles.
Pero hay que guardarse de la vanidad. Oigamos al Señor: aman los primeros puestos y los primeros asientos y les gusta que los llamen Maestros. Les gustan los honores y no las cargas. ¡Pero Señor! Si tenemos que amar a nuestras ovejas por Cristo y no por vanidad; no por recibir honor, sino para que Cristo sea honrado por ellas...
Nada les falta a los pastores que aman: el mismo amor instruye, edifica: todo lo soporta, todo lo enseña, no obra inconsideradamente. Basta decir dos palabras, pero animadas por el amor.
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