San Juan María Vianney (1786-1859) presbítero, párroco de Ars De qué es capaz el amor de Dios (Aimez Dieu!, coll. du Laurier, Le Laurier, 1982)
¡Vean de qué es capaz el amor de Dios por sus criaturas!
¿Si él mismo no lo hubiera dicho, quién hubiera comprendido que Jesucristo ha llevado su amor a las criaturas hasta dar su Cuerpo adorable y su Sangre preciosa, para alimento de nuestras almas? ¡Un alma se puede nutrir de su Salvador, tantas veces como lo desea! ¡Oh abismo de bondad y amor de Dios por sus criaturas!...
San Pablo escribe que el Salvador, revistiéndose de nuestra carne, escondió su divinidad y portó la humillación hasta el anonadamiento. Instituyendo el sacramento de la Eucaristía, veló también su humanidad, dejando sólo aparecer sus entrañas de misericordia. ¡Vean de lo que es capaz el amor de Dios por sus criaturas! (…) San Juan relata que Jesucristo “amó a los suyos hasta el fin” (Jn 13,1). Encontró el modo de subir al cielo sin dejar la tierra. Tomó el pan entre sus manos santas y venerables, lo bendijo y lo transformó en su Cuerpo. Tomó el vino y lo cambió en su Sangre y dio a los sacerdotes, en la persona de sus apóstoles poder hacer el mismo milagro cada vez que pronunciaban las mismas palabras. Con ese milagro de amor ha podido permanecer con nosotros, servirnos de alimento, consolarnos y acompañarnos.
Nos dijo “El que come mi carne y bebe mi sangre, vivirá eternamente” (cf. Jn 6,53). ¡Qué felicidad para un cristiano aspirar a un honor tan grande como es el alimentarse del pan de los ángeles!...
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