San Juan Clímaco
La Escala Santa, 26º
“La Sabiduría ha quedado justificada por sus obras” (Mt 11,16-19.)
Como dice el Eclesiastés hay “un tiempo para cada cosa bajo el sol” (Ecl 3,1). Por “cada cosa” debemos entender todo lo que concierne nuestro género de vida. Pongamos atención, por favor, buscando en cada momento lo que conviene a ese tiempo.
Para los que combaten, hay un tiempo para la impasibilidad y un tiempo para dominar las pasiones (…), un tiempo para las lágrimas y otro para la frialdad. Hay un tiempo para obedecer y otro para mandar, un tiempo para ayunar y otro para comer, un tiempo para combatir el cuerpo -nuestro enemigo- y otro en que el fuego ha muerto. Un tiempo de tempestad para el alma y otro de alegría espiritual, un tiempo para enseñar y otro para escuchar, un tiempo de impureza -quizás por nuestro orgullo- y otro de purificación por la humildad. Un tiempo para el combate y otro de tregua lejos del peligro, un tiempo de hesyquia -paz, silencio, reposo- y otro para librarse sin distracciones a la actividad, un tiempo para la oración continua y otro para el servicio sincero.
No nos dejemos tomar por un celo orgulloso que nos llevaría a buscar antes de tiempo lo que vendrá a su tiempo. No busquemos en invierno lo que debe venir en verano, o en tiempo de siembra lo que vendrá para la cosecha: hay un tiempo para sembrar labores y otro para recoger los inefables dones de la gracia. De lo contrario, cuando el tiempo llega, no recibiremos lo propio de ese tiempo.
No nos dejemos tomar por un celo orgulloso que nos llevaría a buscar antes de tiempo lo que vendrá a su tiempo. No busquemos en invierno lo que debe venir en verano, o en tiempo de siembra lo que vendrá para la cosecha: hay un tiempo para sembrar labores y otro para recoger los inefables dones de la gracia. De lo contrario, cuando el tiempo llega, no recibiremos lo propio de ese tiempo.
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