Filomeno de Mabboug (¿-c. 523) obispo de Siria Homilía sobre la simplicidad (Homélies, SC 44, Cerf, 1956)
“Vengan a mí todos los que están afligidos y agobiados…”
Vengan a mí y yo los aliviaré. (…) Han gustado el camino del mundo: gusten ahora el mío y si no les agrada, lo dejan. Han llevado los fardos pesados del mundo y sentido lo pesados que son. Déjense persuadir y carguen sobre ustedes mi yugo. Aprendan por experiencia cuanto mi yugo es suave y mi carga ligera. No haré de ustedes ricos que necesitan muchas cosas, haré verdaderos ricos que no necesitan nada, ya que el rico no es el que posee mucho sino al que nada le falta. Conmigo, si renuncian a todo, serán ricos. (…) Pero si buscan saciar su avaricia, aumentará el hambre. El hambre vendrá al comer. Más se enriquece el rico, más es pobre; más junta dinero, más quiere juntar; más adquiere, más quiere adquirir. (…) Vengan a mí, ustedes que están fatigados por la riqueza, y descansen en la pobreza. Vengan los dueños de bienes y posesiones y tengan el placer de la renuncia. Vengan, amigos del mundo pasajero y descubran el sabor del mundo eterno. Hicieron la experiencia de su mundo, hagan la experiencia del mío. Probaron su riqueza, ensayen mi pobreza. Su riqueza es una riqueza, mi pobreza es la riqueza. No es gran cosa que la riqueza sea llamada una riqueza. Pero es admirable y grande, que la pobreza sea la riqueza y la humildad sea la grandeza.
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