Santa Catalina de Siena (1347-1380) terciaria dominica, doctora de la Iglesia, copatrona de Europa Carta 29, a Pedro Corsini cardenal de Porto, (Lettres, Téqui, 1976), trad. sc©evangelizo.org
“Creemos que vienes de Dios”
Dios creó al hombre a su imagen y semejanza, únicamente para que goce de él en la vida eterna. Con la rebelión del hombre contra Dios, el camino fue roto. La bondadosa voluntad de Dios por la que creó al hombre, entonces no se podía cumplir, ya que fue creado para poseer vida eterna. Dios, urgido por esa caridad pura e ilimitada por la que nos creó para realizar su voluntad en nosotros, nos dio al Verbo, su Hijo único. El Hijo de Dios, olvidándose de sí mismo para cumplir esa bondadosa voluntad, se hace mediador entre Dios y el hombre y con la paz da fin a esa gran guerra. Porque la humildad triunfó sobre el orgullo del mundo. Por eso dijo: “Alégrense, he vencido al mundo, es decir, al orgullo del hombre. No hay nadie por más orgulloso e impaciente que sea que no devenga humilde y manso al considerar tan gran abajamiento y amor, viendo Dios abajado hasta nosotros. Por eso, los santos y los verdaderos servidores de Dios, asumiendo la bondad divina, se han siempre humillado, reportando toda la alabanza y gloria a Dios. Viendo su propia nada, reconocen que todo lo que tienen viene de su bondad. Quien se conoce, se humilla. No levanta rígidamente la cabeza cayendo en el orgullo, sino que se abaja y reconoce la bondad de Dios que actúa en él.
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