Día Noveno
En este último día de la Novena pedimos por la paz social. Igualmente pedimos a nuestra Madre de Guadalupe que interceda por todos los que estamos sufriendo las consecuencias de esta pandemia y nos ayude a superarla.
Oración a la Virgen de Guadalupe frente al Coronavirus.
A ti que nos amas con especial ternura,
velas por nosotros con maternal intercesión
y nos procuras siempre tu eficaz ayuda
suplicamos tu protección y auxilio
para superar pronto esta pandemia
que afecta a todo el mundo.
Cúbrenos con tu manto, líbranos de este mal.
Ruega por todas las autoridades y por quienes tienen poder de decisión
para que sepan establecer medidas y prioridades
para prevenir y ayudar a toda la población,
en particular a quienes son más vulnerables.
Concédenos prudencia y serenidad
para actuar con mucha responsabilidad
y así evitar ser contagiados o contagiar.
Socorre al personal de salud,
vela por la recuperación de los enfermos
y sé consuelo de quien se encuentra en duelo.
Madre del Verdadero Dios por quien se vive,
Tú que nos has rescatado de otras plagas,
encomiéndanos a la misericordia de Aquel que nos sanó con Sus llagas
y nos libró de la muerte con Su Resurrección.
Enséñanos a unir nuestro dolor al Suyo para hallarle sentido redentor
y salir de esta adversidad fortalecidos en la fe, la esperanza y el amor. Amén.
Nuestra Señora de Guadalupe, ruega por nosotros.
Acto Penitencial
+ Por ceder a la tentación de la violencia, la impaciencia o la incomprensión. Señor, ten piedad.
+ Por no desterrar de verdad las divisiones que nos hieren y empobrecen. Cristo, ten piedad.
+ Por no disponernos a ser pacíficos y a vivir como hermanos. Señor, ten piedad.
Rezamos el Santo Rosario o los misterios que podamos.
Texto de la Palabra de Dios:
Escuchamos un texto del Libro de los Hechos de los Apóstoles (Hch 1,12-14)
Los Apóstoles regresaron entonces del monte de los Olivos a Jerusalén: la distancia entre ambos sitios es la que está permitida recorrer en día sábado. Cuando llegaron a la ciudad, subieron a la sala donde solían reunirse. Eran Pedro, Juan, Santiago, Andrés, Felipe y Tomás, Bartolomé, Mateo, Santiago, hijo de Alfeo, Simón el Zelote y Judas, hijo de Santiago.
Todos ellos, íntimamente unidos, se dedicaban a la oración, en compañía de algunas mujeres, de María, la madre de Jesús, y de sus hermanos.
Palabra de Dios.
Reflexión
María no se encerró en la soledad ante el dolor. Estaba presente junto a los Apóstoles esperando la promesa del Espíritu Santo. Conformaban un grupo de hombres y mujeres que perseveraba en la oración, que vivían "íntimamente unidos". Ahí se manifiesta el Espíritu.
María participa de esa comunidad que vive del pan de la Palabra, amasado en la oración y en el compartir una convicción: la promesa de que Jesús les enviaría el Espíritu para hacer presente en el mundo el mensaje de salvación. Así esperaban ellos el momento de manifestar la Iglesia.
Con estas actitudes María nos hace entender la dimensión comunitaria de la Iglesia y nos invita a preguntarnos sobre nuestra participación en la vida de la comunidad eclesial. El Evangelio, la actitud de la Virgen nos indican que la fe cristiana se plenifica en comunidad: en Iglesia.
En general vivimos la experiencia de fe compartida, especialmente, en las fiestas importantes y en los lugares privilegiados de culto, por ejemplo, en los santuarios. María nos invita a que esta sea una expresión más frecuente y vital.
En base a la lectura de la Palabra de Dios y a esta reflexión pensemos en un propósito personal.
Oración final a la Virgen de Guadalupe.
Madre y Reina de Guadalupe,
que nos cuidas y nos acompañas,
que estás siempre entre nosotros,
enséñanos a vivir como tus hijos
imitando a Jesús.
Bendice todas nuestras buenas intenciones,
bendice nuestro trabajo de cada día.
Cuida a nuestras familias,
Ampara a nuestros niños y jóvenes,
Sana a nuestros enfermos
y fortalece a nuestros ancianos.
Llévanos de tu mano a Jesús.
Amén.
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