“Levántate… porque han muerto los que querían quitar la vida al niño”
Cuando José estaba en el exilio con el niño y la madre, supo por medio del ángel, durante el sueño, que Herodes había muerto; pero, habiendo oído decir que Arquelao, su hijo, reinaba en el país, siguió teniendo miedo de que mataran al niño. Herodes, que persiguió al niño y lo quería matar, significa al mundo que, sin duda alguna, mata al niño, el mundo del que hay que huir necesariamente si se quiere salvar al niño. Pero una vez que hemos huido del mundo exteriormente…, Arquelao se levanta y reina: hay todavía todo un mundo en ti, un mundo del cual tú no vas a triunfar sino es con mucho empeño y la ayuda de Dios.
Porque hay tres enemigos fuertes y encarnizados que debes vencer en ti, y de los cuales difícilmente se triunfa. Serás atacado por el orgullo de espíritu: quieres ser visto, considerado, escuchado… El segundo enemigo es tu propia carne que te acosa por la impureza corporal y espiritual… El tercer enemigo es el que te ataca inspirándote la maldad, los pensamientos amargos, las sospechas, los malos juicios, el odio y los deseos de venganza… ¿quieres estar cada vez más cerca de Dios? Debes renunciar completamente a toda esta forma de comportarse, porque todo esto es Arquelao, el malo. Teme y vigila; realmente quiere matar al niño…
José fue avisado por el ángel para que regresara al país de Israel. Israel significa “tierra de visión”, Egipto quiere decir “tinieblas”… Es durante el sueño, es solamente en el verdadero abandono y la verdadera pasividad que recibirás la invitación a salir, tal como le sucedió a José… Puedes, entonces, ir a Galilea, que quiere decir “paso”. Aquí es donde se está por encima de todas las cosas, se ha atravesado todo, y se llega a Nazaret “el verdadero florecer”, el país en el que alcanzan la plenitud las flores de la vida eterna. Allí se puede encontrar, seguro, un anticipo de la vida eterna; allí se está en plena seguridad, paz inexpresable, gozo y descanso; allí sólo llegan los abandonados, los que se someten a Dios hasta que él mismo los libera y que no buscan liberarse a sí mismos a través de la violencia. Estos son los que llegan a esta paz, a este florecimiento, a Nazaret , y encuentran allí lo que será su gozo eterno. ¡Que esta sea nuestra herencia para todos, y que nos ayude a ello nuestro Dios totalmente digno de amor!.
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