“Cada uno de nosotros “es una misión en esta tierra”. El Papa Francisco invitó a ser misioneros, discípulos de Jesús, que comparten con los demás la alegría del amor de Dios, sin proselitismo, sino testimoniando.
Entonces, preguntó: “¿Cómo es mi subida? ¿Sé renunciar a los equipajes pesados e inútiles de la mundanidad para subir al monte del Señor? ¿mi camino es una subida o es para trepar?”.
En otro momento, recordó que la misión es dirigida a todos y no a pocos: “El Señor es obstinado al repetir este todos. Sabe que nosotros somos testarudos al repetir “mío” y “nuestro”: mis cosas, nuestra gente, nuestra comunidad…, y Él no se cansa de repetir: “todos”.
7. Anunciar, renunciar
“Es también el secreto de la misión: para partir se necesita dejar, para anunciar se necesita renunciar. El anuncio creíble no está hecho de hermosas palabras, sino de una vida buena: una vida de servicio, que sabe renunciar a muchas cosas materiales que empequeñecen el corazón, nos hacen indiferentes y nos encierran en nosotros mismos; una vida que se desprende de lo inútil que ahoga el corazón y encuentra tiempo para Dios y para los demás”.
Entonces, preguntó: “¿Cómo es mi subida? ¿Sé renunciar a los equipajes pesados e inútiles de la mundanidad para subir al monte del Señor? ¿mi camino es una subida o es para trepar?”.
En otro momento, recordó que la misión es dirigida a todos y no a pocos: “El Señor es obstinado al repetir este todos. Sabe que nosotros somos testarudos al repetir “mío” y “nuestro”: mis cosas, nuestra gente, nuestra comunidad…, y Él no se cansa de repetir: “todos”.
Fuente: Aleteia
No hay comentarios:
Publicar un comentario