domingo, 15 de septiembre de 2019

MEDITACIÓN DEL EVANGELIO - 16 de Septiembre - "Jesús se maravilló y dijo: Os digo, que fe como ésta no la he hallado en Israel"


         San Francisco de Sales - Sermón: Si tienes fe, ¿dónde están los frutos?

«Jesús se maravilló y dijo: Os digo, que fe como ésta no la he hallado en Israel»

    Hay que distinguir entre fe muerta y fe viva. La muerta se parece a un árbol seco, que no tiene savia vital. Y por eso, cuando los otros árboles echan hojas y flores en primavera, éste no echa nada pues no tiene vigor.

    Así les pasa a los que no están muertos pero sí mortecinos. Y eso es distinto, pues aunque en invierno se parecen a los árboles secos y muertos, pero luego, en primavera, tienen hojas y luego flores y frutos, lo que jamás ocurre con un árbol muerto.

    Y éste es un árbol como los otros, pero está muerto y jamás dará flores ni fruto. También la fe muerta tiene aspecto de fe viva, pero con la diferencia de que la primera no lleva flores ni frutos de buenas obras y la segunda los lleva siempre y en todas las estaciones.

    Pasa lo mismo con la fe que con la caridad. Por las obras que hace la caridad se sabe si la fe es viva o muerta. Si no produce obras buenas, decimos que está muerta, y si son pequeñas y lentas, está moribunda.

    Pero lo mismo que hay una fe muerta, hay una fe viva que le es contraria. Esta fe es excelente porque, estando unida con la caridad y vivificada por ella, es fuerte, firme y constante. Hace muchas y buenas obras, que merece que se la alabe por ellas diciendo: ¡ Oh, qué fe tan grande!. ¡Hágase lo que deseas!.

    Cuando decimos que es una fe grande, no hablamos de que tenga catorce o quince anas de longitud. ¡No! Es grande por las buenas acciones que lleva a cabo y por la multitud de virtudes que la acompañan.

    Y la caridad, unida a la fe, no solamente va seguida de todas las virtudes, sino que, como reina suya, ella las manda y todas obedecen y luchan por ella según las ordena.

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