El Corazón Eucarístico de Cristo es una llamada a la entrega generosa: si conocemos este Corazón nos daremos cuenta de su entrega y generosidad para salvar a los hombres. Pero no sólo entregó su vida, sino que se quedó para siempre en el Santísimo Sacramento para ser alimento de salvación para todos aquellos que lo reciben.
Reflexiona
No podemos dejar pasar el momento de gracia que es recibir y participar de la Eucaristía; la salvación que Cristo trajo hace dos mil años se hace presente aquí y ahora, cada vez que se actualiza el Sacrificio del Altar.
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