viernes, 5 de abril de 2019

LITURGIA DE LAS HORAS - OFICIO DE LECTURA


TIEMPO DE CUARESMA
SÁBADO DE LA SEMANA IV
Del Propio del Tiempo. Salterio IV. I Vísperas del Domingo V de Cuaresma

6 de abril


OFICIO DE LECTURA

Si el Oficio de Lectura es la primera oración del día:

V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza

Se añade el Salmo del Invitatorio con la siguiente antífona:

Ant. A Cristo, el Señor, que por nosotros fue tentado y por nosotros murió, venid, adorémosle.

Si antes del Oficio de lectura se ha rezado ya alguna otra Hora:

V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Himno: ¿QUÉ TENGO YO QUE MI AMISTAD PROCURAS?

¿Qué tengo yo que mi amistad procuras?
¿Qué interés se te sigue, Jesús mío,
que a mi puerta, cubierto de rocío,
pasas las noches del invierno oscuras?

¡Oh, cuánto fueron mis entrañas duras,
pues no te abrí! ¡Qué extraño desvarío
si de mi ingratitud el hielo frío
secó las llagas de tus plantas puras!

¡Cuántas veces el ángel me decía:
«Alma, asómate ahora a la ventana,
verás con cuánto amor llamar porfía!»

y ¡cuántas, hermosura soberana:
«Mañana le abriremos», respondía,
para lo mismo responder mañana! Amén.

SALMODIA

Ant 1. El Señor los rescató de la opresión.

Salmo 77 - BONDAD DE DIOS E INFIDELIDAD DEL PUEBLO ATRAVÉS DE LA HISTORIA DE LA SALVACIÓN
IV
¡Qué rebeldes fueron en el desierto,
enojando a Dios en la estepa!
Volvían a tentar a Dios,
a irritar al Santo de Israel,
sin acordarse de aquella mano
que un día los rescató de la opresión:

cuando hizo prodigios en Egipto,
portentos en el campo de Soán;
cuando convirtió en sangre los canales
y los arroyos, para que no bebieran;

cuando les mandó tábanos que les picasen,
y ranas que los hostigasen;
cuando entregó a la langosta sus cosechas,
y al saltamontes el fruto de sus sudores;

cuando aplastó con granizo sus viñedos,
y con escarcha sus higueras,
cuando entregó sus ganados al pedrisco,
y al rayo sus rebaños;

cuando lanzó contra ellos el incendio de su ira,
su cólera, su furor, su indignación,
y, despachando a los siniestros mensajeros,
dio curso libre a su ira:

no los salvó de la muerte,
entregó sus vidas a la peste;
cuando hirió a los primogénitos en Egipto,
a las primicias de la virilidad en las tiendas de Cam.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. El Señor los rescató de la opresión.

Ant 2. Los hizo llegar el Señor hasta el monte que su diestra había adquirido.

Salmo 77 V

Sacó como un rebaño a su pueblo,
los guió como un hato por el desierto,
los condujo seguros, sin alarmas,
mientras el mar cubría a sus enemigos;

los hizo entrar por las santas fronteras
hasta el monte que su diestra había adquirido;
ante ellos rechazó a las naciones,
les asignó por suerte su heredad:
instaló en sus tiendas a las tribus de Israel.

Pero ellos tentaron a Dios Altísimo y se rebelaron,
negándose a guardar sus preceptos;
desertaron y traicionaron como sus padres,
fallaron como un arco engañoso;
con sus altozanos lo irritaban,
con sus ídolos provocaban sus celos.

Dios lo oyó y se indignó,
y rechazó totalmente a Israel;
abandonó su morada de Silo,
la tienda en que habitaba con los hombres;
abandonó sus valientes al cautiverio,
su orgullo a las manos enemigas;
entregó su pueblo a la espada,
encolerizado contra su heredad;

el fuego devoraba a los jóvenes,
y las novias ya no tenían cantos;
los sacerdotes caían a espada,
y sus viudas no los lloraban.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Los hizo llegar el Señor hasta el monte que su diestra había adquirido.

Ant 3. Escogió a la tribu de Judá y eligió a David, su siervo, para pastorear a Israel, su heredad.

Salmo 77 VI

Pero el Señor se despertó como de un sueño,
como un soldado vencido por el vino:
hirió al enemigo en la espalda,
infligiéndole una derrota perdurable.

Repudió las tiendas de José,
no escogió la tribu de Efraím;
escogió la tribu de Judá
y el monte Sión, su preferido.
Construyó su santuario como el cielo,
como a la tierra lo cimentó para siempre.

Escogió a David, su siervo,
lo sacó de los apriscos del rebaño;
de andar tras las ovejas, lo llevó
a pastorear a su pueblo Jacob,
a Israel, su heredad.

Los pastoreó con corazón íntegro,
los guiaba con mano inteligente.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Escogió a la tribu de Judá y eligió a David, su siervo, para pastorear a Israel, su heredad.

V. El que obra la verdad viene a la luz.
R. y sus obras quedan de manifiesto.

PRIMERA LECTURA

De la carta a los Hebreos 10, 11-25

PERSEVERANCIA EN LA FE

Hermanos: Todo sacerdote asiste de pie cada día, oficiando y ofreciendo muchas veces los mismos sacrificios, que de ningún modo pueden borrar los pecados. Cristo, en cambio, habiendo ofrecido un solo sacrificio en expiación de los pecados, está sentado para siempre a la diestra de Dios, y espera el tiempo que falta «hasta que sus enemigos sean hechos estrado de sus pies». Así, con una sola oblación, ha llevado para siempre a la perfección en la gloria a los que ha santificado.

Nos lo atestigua también el Espíritu Santo. Después de haber dicho: «Así será la alianza que haré con ellos después de aquellos días: Imprimiré mi ley en sus corazones, la escribiré en sus mentes», termina así: «De sus crímenes y pecados ya no me acordaré más.» Así que, allí donde se da remisión de los pecados, ya no hay más sacrificio por el pecado.

En virtud de la sangre de Cristo, tenemos, pues, hermanos, plena seguridad y confianza para entrar en el santuario. Éste es el camino nuevo y lleno de vida, que ha inaugurado él para nosotros pasando por el velo, es decir, por su condición de sumisión a la muerte. Tenemos, pues, un gran sacerdote al frente de la casa de Dios. Acerquémonos, por lo tanto, con sinceridad de corazón, con plenitud de fe, purificados los corazones de toda mancha de que tengamos conciencia y lavado el cuerpo con agua pura. Mantengamos firmemente la profesión de nuestra esperanza (porque fiel es Dios que nos hizo las promesas); y miremos los unos por los otros, para estimularnos a la caridad y a las buenas obras. No desertemos de nuestra propia asamblea, como acostumbran algunos, sino alentémonos unos a otros; tanto más, cuanto que veis acercarse el Día del Señor.

RESPONSORIO Cf. Hb 9, 15; 10, 20. 19; cf. Mi 2, 13

R. Cristo, mediador de la nueva alianza, * ha inaugurado para nosotros, pasando por el velo, es decir, por su condición de sumisión a la muerte, un camino nuevo y lleno de vida para entrar en el santuario.
V. Delante marcha el rey, el Señor a la cabeza.
R. Ha inaugurado para nosotros, pasando por el velo, es decir, por su condición de sumisión a la muerte, un camino nuevo y lleno de vida para entrar en el santuario.

SEGUNDA LECTURA

De la Constitución pastoral Gáudium et spes, sobre la Iglesia en el mundo actual, del Concilio Vaticano segundo
(Núms. 37-38)

TODA LA ACTIVIDAD DEL HOMBRE HA DE SER PURIFICADA POR EL MISTERIO PASCUAL

La sagrada Escritura, con la cual está de acuerdo la experiencia de los siglos, enseña a la familia humana que el progreso, altamente beneficioso para el hombre, también encierra, sin embargo, una gran tentación; pues los individuos y las colectividades, si llega a quedar subvertida la jerarquía de los valores y mezclado el bien con el mal, no miran más que a lo suyo, olvidando lo ajeno. Con lo cual el mundo no es ya el ámbito de una auténtica fraternidad, al tiempo que el poder creciente de la humanidad amenaza con destruir al propio género humano.

Si nos preguntamos cómo es posible superar tan deplorable calamidad, debemos-saber que la respuesta cristiana es la siguiente: hay que purificar y perfeccionar por la cruz y resurrección de Cristo todas las actividades humanas, las cuales, a causa de la soberbia y del egoísmo, corren diario peligro.

El hombre, redimido por Cristo y hecho en el Espíritu Santo nueva creatura, puede y debe amar las cosas creadas por Dios. Pues de Dios las recibe, y las mira y respeta como objetos salidos de las manos de Dios.

Dando gracias por ellas al Bienhechor y usando y gozando de las creaturas con pobreza y libertad de espíritu, el hombre entra de veras en posesión del mundo, como quien nada tiene y es dueño de todo. Todo es vuestro, y vosotros de Cristo, y Cristo de Dios.

El Verbo de Dios, por quien fueron hechas todas las cosas, hecho él mismo carne y habitando en la tierra, entró como hombre perfecto en la historia del mundo, asumiéndola y constituyéndose él mismo como centro y cabeza de todas las cosas. Es él quien nos revela que Dios es amor, a la vez que nos enseña que la ley fundamental de la perfección humana y, por tanto, de la transformación del mundo es el mandamiento nuevo del amor.

Así, pues, a los que creen en el amor divino les da la certeza de que el camino del amor está abierto para el hombre, y que el esfuerzo por instaurar la fraternidad universal no es una utopía. Al mismo tiempo advierte que esta caridad no hay que buscarla únicamente en los acontecimientos importantes, sino, ante todo, en la vida ordinaria.

Él, sufriendo la muerte por todos nosotros, pecadores, nos enseña con su ejemplo que hemos de llevar también la cruz, que la carne y el mundo echan sobre los hombros de quienes buscan la paz y la justicia.

Constituido Señor por su resurrección, Cristo, al que le ha sido dada toda potestad en el cielo y en la tierra, obra ya por la virtud de su Espíritu en el corazón del hombre, no sólo despertando el anhelo del siglo futuro, sino alentando, purificando y robusteciendo también, con ese deseo, aquellos generosos propósitos con los que la familia humana intenta hacer más llevadera su propia vida y someter la tierra a este fin.

Mas los dones del Espíritu Santo son diversos: pues mientras llama a unos para que den un manifiesto testimonio, por medio de su ardiente anhelo de la morada celestial, y conserven así vivo este anhelo en medio de la humanidad, a otros los llama para que se dediquen al servicio temporal de esa humanidad, y preparen así el material del reino de los cielos.

A todos, sin embargo, los libera, para que, con la abnegación propia y por el empleo de todas las energías terrenas en pro de la vida humana, proyecten su preocupación hacia los tiempos futuros, cuando la humanidad entera llegará a ser una ofrenda acepta a Dios.

RESPONSORIO 2Co 5, 15; Rm 4, 25

R. Cristo murió por todos, * para que los que viven no vivan ya para sí, sino para aquel que murió y resucitó por ellos.
V. Fue entregado a la muerte por nuestros pecados, y resucitado para nuestra justificación.
R. Para que los que viven no vivan ya para sí, sino para aquel que murió y resucitó por ellos.

ORACIÓN.

OREMOS,
Señor, que tu amor misericordioso dirija siempre nuestros deseos y actividades, pues sabemos que sin tu ayuda no podemos complacerte. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.
Amén

CONCLUSIÓN

V. Bendigamos al Señor.
R. Demos gracias a Dios.

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