San Atanasio (295-373) obispo de Alejandría, doctor de la Iglesia Sermón a la alabanza a San Andrés, 2-3 (in Lectures chrétiennes pour notre temps, Abbaye d’Orval, 1971)
"Andrés, primera planta del jardín apostólico"
Andrés ha sido el primero en reconocer al Señor como su Maestro, es primicia del colegio apostólico. Su mirada penetrante percibió la venida del Señor. Cambió las instrucciones de Juan por la enseñanza de Cristo, sellando las palabras del Bautista. Era el discípulo apreciado de Juan: a la claridad de su lámpara buscaba la verdad de la Luz. Bajo su tenue brillo, se acostumbraba al resplandor de Cristo.
“Este es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo” (Jn 1,29), indicó Juan. “He aquí el que libra de la muerte, he aquí el que destruye el pecado. Yo no soy enviado como el esposo sino como el que lo acompaña. He venido como servidor y no como maestro”.
Tocado por estas palabras, Andrés se aleja de Juan y va hacia el que él ha anunciado. Comprendió el significado de ese lenguaje y su palabra deviene más filosa que la del Bautista. Avanza hacia el Señor, su deseo se refleja en su paso y, en un común caminar, lleva con él a Juan el Evangelista. Los dos dejan la lámpara y van hacia el Sol.
Andrés es la primera planta del jardín apostólico. Ha abierto las puertas de la enseñanza de Cristo. Fue el primero en recolectar los frutos del campo cultivado por los profetas. Adelantándose a la esperanza de todos los otros, fue el primero a abrazar al que todos esperaban.
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