"La mirada es la lámpara del cuerpo"
“¡Qué hermosa eres, amada mía, qué hermosa eres! ¡Tus ojos son palomas!”, dice el Esposo en el Cantar de los Cantares (Ct 1,15). La alabanza a los ojos de la Esposa, es el decir que son palomas. He aquí lo que me parece que eso significa.
Cuando las pupilas son claras, las personas que las miran pueden ver su propio rostro. Los expertos en el estudio de fenómenos de la naturaleza dicen que el ojo es impresionado por las imágenes que emanan de objetos visibles y así se produce la visión. Por eso se alaba la belleza de los ojos diciendo que la imagen de la paloma aparece sobre su pupila. Porque se recibe en sí mismo la imagen de lo que uno mira. El que no mira hacia la carne ni hacia la sangre, fija su mirada en la vida espiritual y, como dice el Apóstol, vive en el Espíritu (Gal 5,25), camina según el Espíritu. Ha devenido todo espiritual, no es más síquico ni carnal.
Por eso, el alma librada de sus pasiones carnales recibe el testimonio que posee la paloma en los ojos, es decir, la marca de la vida espiritual brilla en la pupila de su alma. Ya que su alma purificada se ha vuelto capaz de recibir la imagen de la paloma, puede también contemplar la belleza del Esposo. Cuando la joven posee la paloma en sus ojos, por primera vez contempla la belleza del Esposo. “Nadie puede decir: «Jesús es el Señor», si no está impulsado por el Espíritu Santo” (1Cor 12,3).
Ella dice “¡Qué hermoso eres, Amado mío, eres realmente encantador!” (Ct 1,16). Desde que ningún otro me parece ser bello, jamás mi juicio sobre esa belleza ha cambiado, al punto de encontrar otra belleza que tú. (…) Tu belleza se extiende a la eternidad de la vida. Tú tienes como nombre: “Amor de los hombres”.
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