¡No teman y crean!
Le ruego, permanezca tranquilo y resignado en todo. Jesús está con usted y está contento de usted. No paro de importunar al divino corazón en su favor, para que lo colme más todavía de gracias, para sostener y combatir el buen combate. No dude, sin ninguna duda la victoria llegará y será suya.
No trate de buscar a Dios al exterior de usted, él está con usted, está en sus búsquedas. Durante esta prueba, lo exhorto a actuar en conformidad con la voluntad divina e imitar a Isaac entre las manos de Abraham. Con ellos, espere contra toda esperanza. No tema, mi querido padre, créame que le he hablado de parte de Jesús. Coraje, mi querido padre, Jesús está con usted y, con certeza, la victoria vendrá. (…)
Cuando el invierno es rudo y tumultuoso, ¿no es la primavera aún más bella y sorprendente? Mi buen padre, olvide sus temores y deje al divino médico actuar como un cirujano. Viva tranquilo en su espíritu. Continúe ofreciendo al Señor el sacrificio de su vida y de todo lo que soporta. Jesús, verdadero rey, seguirá reinando en su corazón. Para ser cada vez más digno de la gloria de los bienaventurados, ofrezca a Dios todo lo que soporta cientos de veces, o aún más, cada día. Permanezca vinculado a Dios con voluntad amorosa.
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