viernes, 26 de abril de 2024

MEDITACIÓN DEL EVANGELIO - 27 de Abril - “El que me ha visto, ha visto al Padre”


San Ireneo de Lyon (c. 130-c. 208) obispo, teólogo y mártir Contra las herejías IV (SC 100. ‟Lectures chrétiennes pour notre temps”, Abbaye d'Orval, 1973)


“El que me ha visto, ha visto al Padre” 
            
    Tendrán parte en la vida los que verán a Dios, porque el esplendor de Dios es vivificante. Por este motivo, el que es inalcanzable, incomprensible e invisible, se ofrece para ser visto, tomado y comprendido por los hombres. Es para vivificar a los que lo toman y lo ven. Ya que si su grandeza es inescrutable, su bondad también es inexpresable. Es gracias a su bondad que se hace ver y da la vida a los que lo ven. Imposible vivir sin la vida y únicamente hay vida por participación a Dios, participación que consiste en ver a Dios y gozar de su bondad.

    Los hombres verán a Dios para vivir, deviniendo inmortales por esta visión y llegando a Dios. Esto fue anunciado en figuras por los profetas: Dios sería visto por los hombres que portan su Espíritu y esperan sin cesar su venida. Así, Moisés dijo en el Deuteronomio que veríamos ese día, cuando Dios hablará al hombre y él vivirá (cf. Dt 5,24).

    El que opera todo en todos es invisible e indecible, en cuanto a su poder y su grandeza, para todos los seres creados por él. Sin embargo, no les es desconocido. Todos aprenden por el Verbo que hay un solo Dios Padre, que contiene todas las cosas y da la existencia a todo. Así dice el Señor: “Nadie ha visto jamás a Dios; el que lo ha revelado es el Hijo único, que está en el seno del Padre” (Jn 1,18). 

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