CAPÍTULO TERCERO
A LA LUZ DEL MAESTRO
El gran protocolo
97. Ante la contundencia de estos pedidos de Jesús es mi deber rogar a los cristianos que los acepten y reciban con sincera apertura, «sine glossa», es decir, sin comentario, sin elucubraciones y excusas que les quiten fuerza. El Señor nos dejó bien claro que la santidad no puede entenderse ni vivirse al margen de estas exigencias suyas, porque la misericordia es «el corazón palpitante del Evangelio»[81].
[81] Bula Misericordiae Vultus (11 abril 2015), 12: AAS 107 (2015), 407.
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