Santa Madre Teresa de Calcuta, fundadora de las Hermanas Misioneras de la Caridad Obras: Algo bello para Dios. “Algo bello para Dios”, p. 73.
«Bienaventurado aquel que cuando llegue su dueño, lo encuentre en su trabajo»
Señor muy amado, haz que pueda verte hoy y cada día en la persona de tus enfermos y, cuidándolos, servirte. Si te escondes bajo la figura desagradable del colérico, del descontento, del arrogante, haces que todavía pueda reconocerte y decir: «Jesús, tú mi paciente, qué dulce es servirte».
Señor, dame esta fe que ve con claridad, y entonces mi tarea jamás será monótona, siempre me brotará la alegría cuando me preste a los caprichos y responda a los deseos de todos los pobres que sufren…
Mi Dios, ya que eres mi Jesús paciente, dígnate ser también para mí un Jesús de paciencia, indulgente con mis faltas y que tiene en cuenta la intención, porque es quererte y servirte, querer y servir a cada uno de tus enfermos. Señor, aumenta mi fe (Lc 17,5), bendice mis esfuerzos y mi tarea, ahora y para siempre.
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