domingo, 24 de octubre de 2021

MEDITACIÓN DEL EVANGELIO - 25 de Octubre - «Ella se enderezó en seguida y glorificaba a Dios» (Lc 13, 10-17)



 

San Juan Pablo II, papa
Catequesis, Audiencia general (03-08-1988): Liberación del pecado

«Ella se enderezó en seguida y glorificaba a Dios» (Lc 13, 10-17)

8. Se ve claro en qué consiste la liberación realizada por Cristo: para qué libertad El nos ha liberado. La liberación realizada por Cristo se distingue de la que esperaban sus coetáneos en Israel. Efectivamente, todavía antes de ir de forma definitiva al Padre, Cristo era interrogado por aquellos que eran sus más íntimos: «Señor, ¿es en este momento cuando vas a restablecer el reino de Israel?» (Act 1, 6). Y así todavía entonces ―después de la experiencia de los acontecimientos pascuales― ellos seguían pensando en la liberación en sentido político: bajo este aspecto se esperaba el mesías, descendiente de David.

9. Pero la liberación realizada por Cristo al precio de su pasión y muerte en la cruz, tiene un significado esencialmente diverso: es la liberación de lo que en lo más profundo del hombre obstaculiza su relación con Dios. A ese nivel, el pecado significa esclavitud; y Cristo ha vencido el pecado para injertar nuevamente en el hombre la gracia de la filiación divina, la gracia liberadora. «Pues no recibisteis un espíritu de esclavos para recaer en el temor; antes bien, recibisteis un espíritu de hijos adoptivos que nos hace exclamar: ¡Abbá, Padre!» (Rom 8, 15).

Esta liberación espiritual, esto es, «la libertad en el Espíritu Santo», es pues el fruto de la misión salvífica de Cristo: «Donde está el Espíritu del Señor, allí está la libertad» (2 Cor 3, 17). En este sentido hemos «sido llamados a la libertad» (Gál 5, 13) en Cristo y por medio de Cristo. «La fe que actúa por la caridad» (Gal 5, 6), es la expresión de esta libertad.

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