San Maximiliano Mª Kolbe
Entrevista en 1924 y carta del 1º diciembre 1940
“Señor, enséñanos a orar” (Lc 11,1-4)
La gracia, solamente la gracia, ilumina nuestra inteligencia y fortifica nuestra voluntad. Ella es un medio para la conversión, es decir, la liberación del alma de las ligaduras del mal. (…) La conversión y la santificación del alma es y será siempre la obra de la gracia divina. Sin la gracia de Dios, nada podemos hacer en ese dominio, ni siquiera con la palabra viva, ni con el apremio, ni con otro medio exterior. Pidamos entonces la gracia para nosotros y los otros, por medio de una oración humilde, la mortificación y la fidelidad en el cumplimiento de nuestras tareas más simples y habituales.
Más el alma está cerca de Dios, es más preciosa para Dios y más amada de Dios. Entonces puede ayudar a los otros más eficientemente, ya que su oración es escuchada fácilmente y ampliamente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario