ANTIGUO TESTAMENTO
El profeta y su época
La predicación de Ageo deja entrever que entre los repatriados cundió el desánimo, de modo que se limitaron simplemente a sobrevivir: reconstruir sus viviendas y trabajar sus campos, descuidando la reconstrucción del templo y las ilusiones de independencia.
Por otra parte, las relaciones entre los pocos judíos que permanecieron en la tierra y los regresados del exilio con comprensible complejo mesiánico, se deterioró rápidamente. Tampoco ayudaba el ambiente de revueltas y levantamientos en el imperio babilónico después de la muerte de Ciro, hasta que la mano férrea de Darío I impuso de nuevo una paz asegurada solamente por las armas.
Mensaje religioso
La predicación de nuestro profeta gira en torno a dos temas: el templo y la irrupción de la era escatológica, el segundo condicionado por el primero. A diferencia de otros profetas, Ageo no se preocupa de problemas morales, sino del templo como lugar de la presencia del Señor en la tierra, y es esta presencia la que traerá la paz, de la mano de un elegido de Dios, de un rey de la estirpe de David. Estas esperanzas mesiánicas las recoge, de momento, Zorobabel, el restaurador del templo.
El horizonte mesiánico que abrió Ageo, se cumplió en Jesús de Nazaret. El oráculo de la presencia salvadora del Señor «Yo estoy con ustedes» (1,13), resonará en las palabras del resucitado: «Yo estaré con ustedes hasta el final de los tiempos» (Mt 20,28). Y esta presencia tendrá un nuevo templo: su cuerpo muerto y resucitado: «Derriben este santuario y en tres días lo reconstruiré… pero él se refería al santuario de su cuerpo» (Jn 2,19.21).
Fuente: La BIBLIA de NUESTRO PUEBLO
Texto: LUIS ALONSO SCHÖKE
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