¡Cuánto Amor tiene el Corazón Eucarístico de Cristo que al darle y buscarle compañía no se deja ganar en generosidad para los que lo hacen! Si supiéramos todo el bien que sale del Sagrario, no dejaríamos ni un momento de ir a Él para contarle todo lo bueno y lo malo, lo presente y lo futuro, lo pequeño y lo grande.
Reflexiona
Qué pena que sobre nuestros Sagrarios se pueda poner la leyenda del Salmo 88: "Esperé que alguien se compadeciese y no hubo nadie; alguien que me consolase y no lo hallé (v.21)".
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