martes, 21 de abril de 2020

Instrucciones para el rezo de la Novena a la Virgen de Guadalupe – Basílica Ntra. Sra. de Guadalupe – Santa Fe



Día Sexto

    En este sexto día de la Novena pedimos por los enfermos. También pedimos a nuestra Madre de Guadalupe que interceda por quienes estamos sufriendo las consecuencias de esta pandemia y nos ayude a superarla.

Oración a la Virgen de Guadalupe frente al Coronavirus. 

A ti que nos amas con especial ternura,
velas por nosotros con maternal intercesión
y nos procuras siempre tu eficaz ayuda
suplicamos tu protección y auxilio
para superar pronto esta pandemia
que afecta a todo el mundo.
Cúbrenos con tu manto, líbranos de este mal.
Ruega por todas las autoridades y por quienes tienen poder de decisión
para que sepan establecer medidas y prioridades
para prevenir y ayudar a toda la población,
en particular a quienes son más vulnerables.
Concédenos prudencia y serenidad
para actuar con mucha responsabilidad
y así evitar ser contagiados o contagiar.
Socorre al personal de salud,
vela por la recuperación de los enfermos
y sé consuelo de quien se encuentra en duelo.
Madre del Verdadero Dios por quien se vive,
Tú que nos has rescatado de otras plagas,
encomiéndanos a la misericordia de Aquel que nos sanó con Sus llagas
y nos libró de la muerte con Su Resurrección.
Enséñanos a unir nuestro dolor al Suyo para hallarle sentido redentor 
y salir de esta adversidad fortalecidos en la fe, la esperanza y el amor. Amén.
Nuestra Señora de Guadalupe, ruega por nosotros.


Acto Penitencial

+ Por no poner toda nuestra confianza en Dios. Señor, ten piedad.

+ Por no serenarnos ante las dificultades de la vida. Cristo, ten piedad.

+ Por no confiar en el amor de Dios que está siempre presente. Señor, ten piedad.

Rezamos el Santo Rosario o los misterios que podamos.

Texto de la Palabra de Dios:

Escuchamos un texto del Evangelio según san Lucas (Lc 1,48-51)


Al ver, sus padres quedaron maravillados y su madre le dijo: «Hijo mío, ¿por qué nos has hecho esto? Piensa que tu padre y yo te buscábamos angustiados». Jesús les respondió: «¿Por qué me buscaban? ¿No sabían que yo debo ocuparme de los asuntos de mi Padre?». Ellos no entendieron lo que les decía.

El regresó con sus padres a Nazaret y vivía sujeto a ellos. Su madre conservaba estas cosas en su corazón.

Palabra del Señor.

Reflexión

Ante la pregunta de Jesús: "¿Por qué me buscaban?", el Evan­gelio nos cuenta que aunque María no entendió, guardó silencio. No era un silencio triste y amargado ante la actitud del hijo, sino un silencio respetuoso del misterio.

El corazón de María estaba lleno de preguntas, como las que se hace cualquier persona. Su máxima pregunta era Jesús mismo. Sin embargo, aprendió a vivir con preguntas. María conser­vaba todas estas cosas en su corazón. Pocas palabras en María, mucha contemplación. Desde sus preguntas, desde la contemplación, desde su silencio pudo intuir el misterio y aprendió que para creer hay que apoyarse con una confianza incondicional en Dios.

Ella descubrió que los interrogantes en asuntos que son de Dios a veces no tienen respuesta. Ese hallazgo no es fruto de un milagro ni mucho menos, es fruto de su actitud contemplativa. María ejercitó la contemplación del misterio: así crió a Jesús. Nos legó una clave: dejar que Dios actúe, guardar su mensaje en el corazón. Eso es contemplar, abrirse al misterio sin querer encerrar todo con nuestras explicaciones humanas.

En base a la lectura de la Palabra de Dios y a esta reflexión pensemos en un propósito personal.

Oración final a la Virgen de Guadalupe. 

Madre y Reina de Guadalupe,
que nos cuidas y nos acompañas,
que estás siempre entre nosotros,
enséñanos a vivir como tus hijos
imitando a Jesús.
Bendice todas nuestras buenas intenciones,
bendice nuestro trabajo de cada día.
Cuida a nuestras familias,
Ampara a nuestros niños y jóvenes,
Sana a nuestros enfermos
y fortalece a nuestros ancianos.
Llévanos de tu mano a Jesús.
Amén.

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