Día Quinto
En este quinto día de la Novena pedimos por los trabajadores y por quienes no tienen trabajo. También pedimos a nuestra Madre de Guadalupe que interceda por todos los que estamos sufriendo las consecuencias de esta pandemia y nos ayude a superarla.
Oración a la Virgen de Guadalupe frente al Coronavirus.
A ti que nos amas con especial ternura,
velas por nosotros con maternal intercesión
y nos procuras siempre tu eficaz ayuda
suplicamos tu protección y auxilio
para superar pronto esta pandemia
que afecta a todo el mundo.
Cúbrenos con tu manto, líbranos de este mal.
Ruega por todas las autoridades y por quienes tienen poder de decisión
para que sepan establecer medidas y prioridades
para prevenir y ayudar a toda la población,
en particular a quienes son más vulnerables.
Concédenos prudencia y serenidad
para actuar con mucha responsabilidad
y así evitar ser contagiados o contagiar.
Socorre al personal de salud,
vela por la recuperación de los enfermos
y sé consuelo de quien se encuentra en duelo.
Madre del Verdadero Dios por quien se vive,
Tú que nos has rescatado de otras plagas,
encomiéndanos a la misericordia de Aquel que nos sanó con Sus llagas
y nos libró de la muerte con Su Resurrección.
Enséñanos a unir nuestro dolor al Suyo para hallarle sentido redentor
y salir de esta adversidad fortalecidos en la fe, la esperanza y el amor. Amén.
Nuestra Señora de Guadalupe, ruega por nosotros.
Acto Penitencial
+ Por no valorar nuestro trabajo con el que podemos vivir dignamente. Señor, ten piedad.
+ Por nuestra ambición desmedida que no nos permite ver las necesidades de quienes no tienen un trabajo digno. Cristo, ten piedad.
+ Por no hacer mayores esfuerzos para ayudar a quienes no pueden vivir con dignidad a través de su trabajo. Señor, ten piedad.
Rezamos el Santo Rosario o los misterios que podamos.
Texto de la Palabra de Dios:
Escuchamos un texto del Evangelio según san Lucas (Lc 2,1-7)
En aquella época apareció un decreto del emperador Augusto, ordenando que se realizara un censo en todo el mundo. Este primer censo tuvo lugar cuando Quirino gobernaba la Siria. Y cada uno iba a inscribirse a su ciudad de origen. José, que pertenecía a la familia de David, salió de Nazaret, ciudad de Galilea, y se dirigió a Belén de Judea, la ciudad de David, para inscribirse con María, su esposa, que estaba embarazada. Mientras se encontraban en Belén, le llegó el tiempo de ser madre; y María dio a luz a su Hijo primogénito, lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en el albergue.
Palabra del Señor.
Reflexión
¡No había lugar para ellos! Dos pobres, María y José, y para mejor, ella embarazada. Tuvieron que ir a un establo e improvisar una cuna en un pesebre.
Ni María en el momento de ser madre, ni su hijo en el momento de nacer, pudieron gozar del derecho elemental de toda persona humana: un lugar digno...
Cualquiera se hubiera rebelado, María no, acepta su destino: ser pequeña, marginada. Experimentó el dolor del desprecio y la tristeza de la miseria, pero aceptó los misteriosos caminos del Padre.
Esta situación nos lleva a preguntarnos por las veces que no damos lugar físico o espiritual a los otros, en un mundo que tampoco da lugar y excluye a muchas personas de aquello que es elemental y hace a la dignidad de los seres humanos.
María nos hace entender cómo a Dios hay que buscarlo incluso en los lugares' "indeseados" y en personas en las cuales la propia autosuficiencia nos hace pensar que Dios no las habita. María, junto con José, construye un hogar y nos enseña que ese ámbito no depende justamente de posesiones materiales. Se puede construir un hogar con amor, más allá de cualquier limitación.
En base a la lectura de la Palabra de Dios y a esta reflexión pensemos en un propósito personal.
Oración final a la Virgen de Guadalupe.
Madre y Reina de Guadalupe,
que nos cuidas y nos acompañas,
que estás siempre entre nosotros,
enséñanos a vivir como tus hijos
imitando a Jesús.
Bendice todas nuestras buenas intenciones,
bendice nuestro trabajo de cada día.
Cuida a nuestras familias,
Ampara a nuestros niños y jóvenes,
Sana a nuestros enfermos
y fortalece a nuestros ancianos.
Llévanos de tu mano a Jesús.
Amén.
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