lunes, 20 de abril de 2020

Instrucciones para el rezo de la Novena a la Virgen de Guadalupe – Basílica Ntra. Sra. de Guadalupe – Santa Fe



Día Quinto

    En este quinto día de la Novena pedimos por los trabajadores y por quienes no tienen trabajo. También pedimos a nuestra Madre de Guadalupe que interceda por todos los que estamos sufriendo las consecuencias de esta pandemia y nos ayude a superarla.

Oración a la Virgen de Guadalupe frente al Coronavirus. 

A ti que nos amas con especial ternura,
velas por nosotros con maternal intercesión
y nos procuras siempre tu eficaz ayuda
suplicamos tu protección y auxilio
para superar pronto esta pandemia
que afecta a todo el mundo.
Cúbrenos con tu manto, líbranos de este mal.
Ruega por todas las autoridades y por quienes tienen poder de decisión
para que sepan establecer medidas y prioridades
para prevenir y ayudar a toda la población,
en particular a quienes son más vulnerables.
Concédenos prudencia y serenidad
para actuar con mucha responsabilidad
y así evitar ser contagiados o contagiar.
Socorre al personal de salud,
vela por la recuperación de los enfermos
y sé consuelo de quien se encuentra en duelo.
Madre del Verdadero Dios por quien se vive,
Tú que nos has rescatado de otras plagas,
encomiéndanos a la misericordia de Aquel que nos sanó con Sus llagas
y nos libró de la muerte con Su Resurrección.
Enséñanos a unir nuestro dolor al Suyo para hallarle sentido redentor 
y salir de esta adversidad fortalecidos en la fe, la esperanza y el amor. Amén.
Nuestra Señora de Guadalupe, ruega por nosotros.


Acto Penitencial

+ Por no valorar nuestro trabajo con el que podemos vivir dignamente. Señor, ten piedad.

+ Por nuestra ambición desmedida que no nos permite ver las necesidades de quienes no tienen un trabajo digno. Cristo, ten piedad.

+ Por no hacer mayores esfuerzos para ayudar a quienes no pueden vivir con dignidad a través de su trabajo. Señor, ten piedad.

Rezamos el Santo Rosario o los misterios que podamos.


Texto de la Palabra de Dios:

Escuchamos un texto del Evangelio según san Lucas (Lc 2,1-7)

En aquella época apareció un decreto del emperador Augusto, ordenando que se realizara un censo en todo el mundo. Este primer censo tuvo lugar cuando Quirino gobernaba la Siria. Y cada uno iba a inscribirse a su ciudad de origen. José, que pertenecía a la familia de David, salió de Nazaret, ciudad de Galilea, y se dirigió a Belén de Judea, la ciudad de David, para inscribirse con María, su esposa, que estaba embarazada. Mientras se encontraban en Belén, le llegó el tiempo de ser madre; y María dio a luz a su Hijo primogénito, lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en el albergue.

Palabra del Señor.


Reflexión 

¡No había lugar para ellos! Dos pobres, María y José, y para mejor, ella embarazada. Tuvieron que ir a un establo e improvi­sar una cuna en un pesebre.

Ni María en el momento de ser madre, ni su hijo en el mo­mento de nacer, pudieron gozar del derecho elemental de toda persona humana: un lugar digno...

Cualquiera se hubiera rebelado, María no, acepta su destino: ser pequeña, marginada. Experimentó el dolor del desprecio y la triste­za de la miseria, pero aceptó los misteriosos caminos del Padre.

Esta situación nos lleva a preguntarnos por las veces que no damos lugar físico o espiritual a los otros, en un mundo que tampoco da lugar y excluye a muchas personas de aquello que es elemental y hace a la dignidad de los seres humanos.

María nos hace entender cómo a Dios hay que buscarlo inclu­so en los lugares' "indeseados" y en personas en las cuales la propia autosuficiencia nos hace pensar que Dios no las habita. María, junto con José, construye un hogar y nos enseña que ese ámbito no depende justamente de posesiones materiales. Se pue­de construir un hogar con amor, más allá de cualquier limitación.

En base a la lectura de la Palabra de Dios y a esta reflexión pensemos en un propósito personal.

Oración final a la Virgen de Guadalupe.


Madre y Reina de Guadalupe,
que nos cuidas y nos acompañas,
que estás siempre entre nosotros,
enséñanos a vivir como tus hijos
imitando a Jesús.
Bendice todas nuestras buenas intenciones,
bendice nuestro trabajo de cada día.
Cuida a nuestras familias,
Ampara a nuestros niños y jóvenes,
Sana a nuestros enfermos
y fortalece a nuestros ancianos.
Llévanos de tu mano a Jesús.
Amén.

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