sábado, 18 de abril de 2020

Instrucciones para el rezo de la Novena a la Virgen de Guadalupe – Año 2020 – Basílica Ntra. Sra. de Guadalupe – Santa Fe



Día Tercero

    En este tercer día de la Novena pedimos por las familias. También pedimos a nuestra Madre de Guadalupe que interceda por quienes estamos sufriendo las consecuencias de esta pandemia y nos ayude a superarla.

Oración a la Virgen de Guadalupe frente al Coronavirus. 

A ti que nos amas con especial ternura,
velas por nosotros con maternal intercesión
y nos procuras siempre tu eficaz ayuda
suplicamos tu protección y auxilio
para superar pronto esta pandemia
que afecta a todo el mundo.
Cúbrenos con tu manto, líbranos de este mal.
Ruega por todas las autoridades y por quienes tienen poder de decisión
para que sepan establecer medidas y prioridades
para prevenir y ayudar a toda la población,
en particular a quienes son más vulnerables.
Concédenos prudencia y serenidad
para actuar con mucha responsabilidad
y así evitar ser contagiados o contagiar.
Socorre al personal de salud,
vela por la recuperación de los enfermos
y sé consuelo de quien se encuentra en duelo.
Madre del Verdadero Dios por quien se vive,
Tú que nos has rescatado de otras plagas,
encomiéndanos a la misericordia de Aquel que nos sanó con Sus llagas
y nos libró de la muerte con Su Resurrección.
Enséñanos a unir nuestro dolor al Suyo para hallarle sentido redentor 
y salir de esta adversidad fortalecidos en la fe, la esperanza y el amor. Amén.
Nuestra Señora de Guadalupe, ruega por nosotros.


Acto Penitencial

+ Por no cuidar el tiempo para nuestros familiares. Señor, ten piedad.

+ Por no crecer en el diálogo que nos fortalece como familia. Cristo, ten piedad.

+ Por haber postergado en nuestras opciones de cada día la vida familiar. Señor, ten piedad.

Rezamos el Santo Rosario o los misterios que podamos.

Texto de la Palabra de Dios:

Escuchamos un texto del Evangelio según san Lucas (Lc 1,39-45)

En aquellos días, María partió y fue sin demora a un pueblo de la montaña de Judá. Entró en la casa de Zacarías y saludó a Isabel. Apenas esta oyó el saludo de María, el niño saltó de alegría en su seno, e Isabel, llena del Espíritu Santo, exclamó: «¡Tú eres bendita entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo, para que la madre de mi Señor venga a visitarme? Apenas oí tu saludo, el niño saltó de alegría en mi seno. Feliz de ti por haber creído que se cumplirá lo que te fue anunciado de parte del Señor».

Palabra del Señor.

Reflexión

Hay un espacio en el que compartimos lo más singular de nuestra vida: la familia. María estaba feliz. Llevaba en su seno no sólo a quien sería el Hijo de Dios. Llevaba anhe­los, alegría por haber podido responder "sí"' a Dios. ¿Y qué hace? Transforma esa felicidad en amor, se junta con su familia. Justo su prima la necesita. Su amor se hace servicio.

Y, además de colaborar con su prima, lo extraordinario es que comparten una vivencia profunda, ambas se abren a la di­mensión de la fe.

¿Qué hay comparable a tener un hijo? María expresa la vida que late dentro de sí. Y se deja llevar por esa vida; entonces, cada encuentro con otras personas quedan repletos de esa den­sidad de amor. Se abre la posibilidad de hacer vivir una expe­riencia profunda de Dios. Ese es el darse que propone María.

En base a la lectura de la Palabra de Dios y a esta reflexión pensemos en un propósito personal.

Oración final a la Virgen de Guadalupe.

Madre y Reina de Guadalupe,
que nos cuidas y nos acompañas,
que estás siempre entre nosotros,
enséñanos a vivir como tus hijos
imitando a Jesús.
Bendice todas nuestras buenas intenciones,
bendice nuestro trabajo de cada día.
Cuida a nuestras familias,
Ampara a nuestros niños y jóvenes,
Sana a nuestros enfermos
y fortalece a nuestros ancianos.
Llévanos de tu mano a Jesús.
Amén.

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