La semana litúrgica
Como ya se ha señalado, los textos de dentro de cada semana también tienen su propio ritmo, que va de domingo a sábado (todo tiempo en la liturgia comienza en domingo), así que tendremos:
Domingo: de carácter glorioso siempre, incluso en Cuaresma, en recuerdo de la Santa Resurrección, recuerdo que no debe empañarse con ninguna penitencia ni dolor.
Lunes: los salmos aluden generalmente a las contrariedades de la vida, la persecución, las dificultades.
Martes: los salmos "responden" con acción de gracias al día anterior por la salvación providencial que Dios nos ofrece.
Miércoles: de carácter semipenitencial.
Jueves: los salmos recuerdan la gloria que nos espera, generalmente aludiendo a Sión, Jerusalén, el Templo, etc.
Viernes: de carácter fuertemente penitencial, aunque a la noche culminan en acción de gracias por el perdón recibido.
Sábado: de espera y silencio, y simultáneamente marianos (lo propio de la Virgen es precisamente su silencio expectante y esperanzado)
Como vemos, recorre esta semana el triple acento en el dolor del pecado, el silencio de la espera y la alegría de la salvación.
Estos caracteres son generales, y no significa que todos los textos hagan inmediata -ni mucho menos exclusiva- mención de cada uno de ellos. En cada día se alude a todo junto, sólo que con un mayor acento en uno u otro aspecto.
Las Horas
Dentro de cada día se suceden las Horas, que se dividen en dos: Mayores y Menores.
Las Horas Mayores son las dos que contienen el Padrenuestro: Laudes y Vísperas, y que junto con la Misa dan su ritmo celebratorio de tres momentos fuertes en cada día.
-Laudes es oración de la mañana, sus textos aluden al día que comienza, con su esperanza y también con su desafío.
-Vísperas es oración del atardecer-noche, sus textos aluden al fin de la jornada activa, en la que hemos visto actuar en nuestra vida al Señor, por lo que hay un fuerte acento en la acción de gracias.
Las Horas Menores son: Oficio de Lecturas, Hora Intermedia y Completas
El Oficio de Lecturas no tiene un momento propio del día, sino que consiste en una meditación en la Biblia y en el pensamiento eclesiástico que puede realizarse en cualquier ocasión del día. Las lecturas de esta hora son las más ajustadas al tiempo litúrgico, ya que sólo los salmos corresponden al salterio en cuatro semanas, mientras que las lecturas son propias del tiempo. (Este oficio de lecturas es la aplicación eclesial de la “Lectio divina”)
El Invitatorio: Si comienza el día litúrgico con el Oficio de Lecturas, se antepone una breve introducción (si el día comienza por Laudes es optativa). Consta de un único salmo y una antífona. La antífona varía, pero el salmo es -en principio- siempre el mismo (aunque hay tres más para reemplazarlo, si se desea). El sentido de esta "mini-hora" introductoria es: el primer minuto del día, que sea para el Señor.
Hora Intermedia es una pausa en las actividades, para recordar los hechos centrales de la Pasión, por lo que se suele vincular a las tres horas romanas de Tercia (9/12 hs), Sexta (12/15 hs) o Nona (15/18 hs). No se acostumbra rezar las tres sino sólo una de ellas, ya que comparten entre sí varios textos. Como "santificación del tiempo del día" es semejante a la tradición popular del rezo del Ángelus a mediamañana, a mediodía y a mediatarde.
Las Completas es la oración final del día. Es la única oración de las horas que no sigue el salterio en cuatro semanas sino que tiene su propia distribución, completamente fija, en una única semana, en la que la diferencia entre los tiempos del año sólo se nota en la presencia o ausencia de la aclamación "aleluya". El último minuto del día, como el primero, que sea para el Señor, ése es su carácter. Por eso puede incluso aprenderse de memoria uno sólo de los siete modelos de Completas y utilizarse siempre el mismo.
Fuente: eltestigofiel.org
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