MISTERIOS GLORIOSOS
(Miércoles y Domingo)
Los Misterios Gloriosos nos invitan a meditar y contemplar los acontecimientos que tuvieron lugar en el mundo, después de la muerte de Jesús en la cruz, e incluyen dos momentos muy especiales en la vida de María. Son los Misterios de la esperanza. Nos acercamos a estos Misterios con inmensa alegría, y su meditación y contemplación llenan nuestro corazón de amor y de paz.
CUARTO MISTERIO GLORIOSO
MARÍA ES LLEVADA AL CIELO EN CUERPO Y ALMA
De la Constitución Lumen Gentium del Concilio Vaticano II (n. 59)
Reflexión
En este cuarto Misterio Glorioso, la Iglesia quiere que pongamos nuestros ojos y nuestro corazón en María, la madre de Jesús y su primera y más fiel discípula. María que creyó siempre, que fue humilde y bondadosa, delicada y amorosa, fiel sierva de Dios y de los hombres, es la madre a cuyo cuidado debemos acogernos, la maestra que puede enseñarnos todo lo que necesitamos saber sobre Jesús y su mensaje, y el modelo que tenemos que seguir si queremos hacer realidad en nuestra vida la Voluntad de Dios.
Invoquémosla con fe y con esperanza. Pidámosle que nos ayude a ser las personas que Dios espera que seamos. Coloquemos en sus manos de madre las necesidades de nuestra familia, las necesidades de nuestro país, las necesidades de la Iglesia y las necesidades del mundo, seguros de que en ella tenemos a nuestra mejor abogada.
Intención
Recordemos muy especialmente a las mamás que en el mundo y en nuestro país, sufren a causa de la violencia que les arrebata a sus esposos y a sus hijos, y también a las que experimentan la tristeza de sentirse solas y abandonadas en su vejez.
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