El mes de junio debe ser para nosotros un tiempo muy especial, sobre todo en este año dedicado a la Eucaristía. Se tiene que notar que este mes de gracia dedicado a buscar el Corazón Eucarístico de Cristo cambia nuestra vida. ¿Cómo? Procurando que nuestra lengua, nuestras manos, nuestros pies y sobre todo nuestro corazón se mueva, se agite, se oriente hacia el Corazón de Jesús Sacramentado. ¡Cómo cambiaría nuestra vida! ¡Qué distinta sería!
Reflexiona
El Corazón de Jesús desde el sagrario, me mira como si no tuviera que mirar a nadie más que a mí. Detente un momento en saborear estas palabras: “El Corazón de Jesús está siempre mirándome”
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