El Corazón de Jesús nos cuida, nos protege y nos ama. Él, desde la Eucaristía, está pendiente de cada uno de nosotros; en cada latido nos está diciendo "Te amo, con amor y predilección". Jesús nos escucha con su Corazón y nos cuida intercediendo delante de su Padre por los pecados que cometemos; en la Eucaristía como en la Cruz, está su Corazón abierto, dejando caer sobre nosotros torrentes de gracia y de amor.
Reflexiona
Piensa que el Padre Eterno mira con complacencia el Corazón de su Hijo. Contemplemos su amor, escuchemos sus peticiones y que el Corazón Eucarístico de sea nuestra salvación.
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