Los siete dones del Espíritu Santo
Don de Temor, es el don que nos salva del orgullo, sabiendo que lo debemos todo a la misericordia divina.
Pertenecen en plenitud a Cristo, Hijo de David. Completan y llevan a su perfección las virtudes de quienes los reciben. Hacen a los fieles dóciles para obedecer con prontitud a las inspiraciones divinas.
Pertenecen en plenitud a Cristo, Hijo de David. Completan y llevan a su perfección las virtudes de quienes los reciben. Hacen a los fieles dóciles para obedecer con prontitud a las inspiraciones divinas.
Los frutos del Espíritu Santo
Son perfecciones que forma en nosotros el Espíritu Santo como primicias de la gloria eterna. La tradición de la Iglesia enumera doce:
- Caridad.
- Gozo.
- Paz.
- Paciencia.
- Longanimidad.
- Bondad.
- Benignidad.
- Mansedumbre.
- Fe.
- Modestia.
- Continencia.
- Castidad.
- Desesperar de la misericordia de Dios.
- Presunción de salvarse sin ningún mérito.
- La impugnación de la verdad conocida.
- La envidia de los bienes espirituales del prójimo.
- La obstinación en el pecado.
- La impenitencia final.
- Gozo.
- Paz.
- Paciencia.
- Longanimidad.
- Bondad.
- Benignidad.
- Mansedumbre.
- Fe.
- Modestia.
- Continencia.
- Castidad.
Faltas contra el Espíritu Santo
- Desesperar de la misericordia de Dios.
- Presunción de salvarse sin ningún mérito.
- La impugnación de la verdad conocida.
- La envidia de los bienes espirituales del prójimo.
- La obstinación en el pecado.
- La impenitencia final.
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