Anuncio de la traición de Judas y preparativos de Pascua
Son injustos quienes juzgan mayor su pecado que la misericordia de Dios. Mi justicia entonces reprenderá al alma por juzgarme injustamente, sobre todo en el último instante, juzgando mayor su miseria que mi misericordia.
Este pecado, el desprecio de mi misericordia, no lo perdono ni aquí ni allá; y me resulta mucho más grave que todos los pecados que haya podido cometer. Por esto la desesperación de Judas me desagradó más y fue más enojosa a mi Hijo que la misma traición que cometió. Así, los hombres, por creer mayor su pecado que mi misericordia, serán castigados eternamente con los demonios.
Serán también reprendidos por la injusticia que cometen al dolerse más de su propio daño que de mi ofensa, porque no me dan lo que me es debido. A mí me debían amor y amarga contrición del corazón. Pero por haber despreciado mi misericordia vienen a parar esclavos del cruel tirano que es el demonio, para ser atormentados juntos, pues juntos me ofendieron.
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