martes, 19 de abril de 2016

MEDITACIÓN DEL EVANGELIO

TIEMPO PASCUAL
MARTES DE SEMANA IV
19 de abril


    San Hilario (c. 315-367), obispo de Poitiers y doctor de la Iglesia
    De Trinitate II,8


“El Padre y yo somos uno.” (Jn 10,30)

    El Padre es el que es y así lo debemos creer. En cuanto al Hijo, nuestro espíritu no llega a alcanzarlo y toda palabra enmudece al querer nombrarlo. El Hijo es el engendrado por el no-engendrado, el único nacido del único, el verdadero salido del verdadero, el viviente nacido del viviente, el perfecto procediendo del perfecto, el poder saliendo del poder, la sabiduría salida de la sabiduría, la gloria de la gloria, “la imagen del Dios invisible”(Col 1,15)

    ¿Cómo vamos a entender la generación del Hijo por el Padre no engendrado?... Esta generación no es una ruptura o una división..: ”El Padre está en mí y yo en el Padre” (Jn 10,38) No es una adopción porque el Hijo es verdaderamente Hijo de Dios y dice: “Quien me ve a mí, ve al Padre.” (Jn 14,9) No ha venido al mundo como los demás seres, por obedecer a una orden, porque...él mismo tiene la vida en sí como aquel que lo ha engendrado a la vida en sí mismo. (Jn 5,26)... Es perfecto aquel que viene del Perfecto porque el que lo posee todo le ha entregado todo. El Padre y el Hijo poseen cada uno el secreto de este nacimiento.

Fuente:©Evangelizo.org



    «Cerca de ti está la palabra, en tu boca y en tu corazón», es decir, el mensaje de la fe que nosotros predicamos. Porque, si proclamas con tu boca a Jesús como Señor y crees en tu corazón que Dios lo resucitó de entre los muertos, serás salvo. Pues con el corazón creemos para obtener la justificación y con la boca hacemos profesión de nuestra fe para alcanzar la salvación.     Rm 10, 8b-10

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