jueves, 31 de diciembre de 2015
Existe el demonio y hay una guerra contra la verdad y la vida, advierte el Papa Francisco
VATICANO, 31 Dic. 15 / 09:19 am (ACI).- El Papa Francisco habló hoy en el Vaticano de la existencia de una lucha entre el bien y el mal, que no es otra que “la del demonio contra Dios”.
Al recibir esta mañana en el Aula Pablo VI a seis mil “Niños Cantores” de 127 coros y 18 países, Francisco recordó que hasta el final de los tiempos existirá esa maldad, pero también aseguró que Dios hace muchas cosas buenas y denunció que la televisión parece empeñada en ocultarlas.
“Hay mucha gente que sufre en el mundo hoy: hay guerras, en África, en Oriente Medio, donde ha nacido Jesús, en Ucrania… en muchos sitios, en América latina…”, dijo sobre la situación actual del mundo.
El Papa explicó que las guerras causan “pobreza, dolor, mal” y pidió a los jóvenes cantores que piensen en los niños que lo sufren.
“Hay niños que no tienen qué comer en el mundo, que no pueden ir a la escuela por la guerra, la pobreza o porque no las hay. Hay niños que cuando se enferman no pueden ir al hospital. Recen por estos niños”.
“¿El mundo será siempre así?”, se preguntó. “Puede mejorar, pero hay algo de lo que no gusta hablar, pero se debe hablar. En el mundo existe la lucha entre el bien y el mal, dicen los filósofos. Es la lucha entre el demonio y Dios. Esto existe todavía. Cuando a cada uno de nosotros le vienen las ganas de hacer una maldad. Esa pequeña maldad es una inspiración del diablo. Que a través de la debilidad que ha dejado en nosotros el pecado original te lleva a esto. Se hace el mal en las pequeñas cosas como en las cosas grandes”, señaló.
“Es una guerra contra la verdad de Dios, la verdad de la vida, contra la alegría. Esta lucha entre el diablo y Dios dice la Biblia que continuará hasta el fin”, explicó.
“Todos tenemos dentro un campo de batalla, se lucha entre el bien y el mal, tenemos tentaciones, y tenemos que hablar con los párrocos o los catequistas sobre estas cosas para conocer el bien”.
Francisco también dijo que existen muchas cosas buenas en el mundo. “¿Por qué estas cosa no se publicitan? Parece que a la gente le gusta más ver noticias malas y feas”.
Puso de ejemplo África, donde también hay “misioneros, sacerdotes, religiosas, que han dejado toda su vida allí predicando el Evangelio, en pobreza”.
Estas cosas no se ven en la televisión porque “hay esta atracción por el mal, parece que gusta más ver las cosas feas que las cosas buenas y grandes”. “El diablo hace de las suyas, pero también Dios hace de las suyas y hay mucha gente santa en el mundo, en el trabajo, en las familias, mucho abuelos… y esto no se ve en la televisión porque esto no da rating o audiencia, no da publicidad”, aseguró.
Parece “que con las cosas buenas la gente se aburre, o no saben presentar bien las cosas buenas”, denunció. “Cuando vean ustedes la televisión en su casa recuerden esto: hay una lucha entre el bien y el mal” es “la lucha entre Dios y el diablo”. “Pero hay mucha gente santa, que da la vida por ayudar a los otros”.
“¿Por qué en la televisión no se ven monjas de clausura que se pasan la vida rezando por nosotros? Esto no interesa, quizás interesan más los joyeros de una vida importante que se hacen ver, las cosas que se hacen vanidad. No nos dejemos engañar. En el mundo hay cosas, feas, feas, feas, es el trabajo del diablo contra Dios, pero hay cosas santas, grandes cosas que son la obra de Dios. Existen los santos escondidos, aquellos que no vemos”.
EVANGELIO
Evangelio del Día. Tiempo de Navidad
Del Propio de la Fiesta
Jueves 31 de Diciembre
Hijos míos, ha llegado la última hora. Ustedes oyeron decir que vendría el Anticristo; en realidad, ya han aparecido muchos anticristos, y por eso sabemos que ha llegado la última hora.
Ellos salieron de entre nosotros, sin embargo, no eran de los nuestros. Si lo hubieran sido, habrían permanecido con nosotros. Pero debía ponerse de manifiesto que no todos son de los nuestros.
Ustedes recibieron la unción del que es Santo, y todos tienen el verdadero conocimiento.
Les he escrito, no porque ustedes ignoren la verdad, sino porque la conocen, y porque ninguna mentira procede de la verdad.
Salmo 96(95),1-2.11-12.13.
Ellos salieron de entre nosotros, sin embargo, no eran de los nuestros. Si lo hubieran sido, habrían permanecido con nosotros. Pero debía ponerse de manifiesto que no todos son de los nuestros.
Ustedes recibieron la unción del que es Santo, y todos tienen el verdadero conocimiento.
Les he escrito, no porque ustedes ignoren la verdad, sino porque la conocen, y porque ninguna mentira procede de la verdad.
Salmo 96(95),1-2.11-12.13.
Canten al Señor un canto nuevo,
cante al Señor toda la tierra;
canten al Señor, bendigan su Nombre,
día tras día, proclamen su victoria.
Alégrese el cielo y exulte la tierra,
resuene el mar y todo lo que hay en él;
regocíjese el campo con todos sus frutos,
griten de gozo los árboles del bosque.
Griten de gozo delante del Señor,
porque él viene a gobernar la tierra:
Él gobernará al mundo con justicia,
y a los pueblos con su verdad.
cante al Señor toda la tierra;
canten al Señor, bendigan su Nombre,
día tras día, proclamen su victoria.
Alégrese el cielo y exulte la tierra,
resuene el mar y todo lo que hay en él;
regocíjese el campo con todos sus frutos,
griten de gozo los árboles del bosque.
Griten de gozo delante del Señor,
porque él viene a gobernar la tierra:
Él gobernará al mundo con justicia,
y a los pueblos con su verdad.
FUENTE: ©Evangelizo.org
miércoles, 30 de diciembre de 2015
EVANGELIO
Evangelio del Día. Tiempo de Navidad
Del Propio de la Fiesta
Miércoles 30 de Diciembre
Hijos, les escribo porque sus pecados han sido perdonados por el nombre de Jesús.
Padres, les escribo porque ustedes conocen al que existe desde el principio. Jóvenes, les escribo porque ustedes han vencido al Maligno.
Hijos, les he escrito porque ustedes conocen al Padre. Padres, les he escrito porque ustedes conocen al que existe desde el principio. Jóvenes, les he escrito porque son fuertes, y la Palabra de Dios permanece en ustedes, y ustedes han vencido al Maligno.
No amen al mundo ni las cosas mundanas. Si alguien ama al mundo, el amor del Padre no está en él.
Porque todo lo que hay en el mundo -los deseos de la carne, la codicia de los ojos y la ostentación de la riqueza.- Todo esto no viene del Padre, sino del mundo.
Pero el mundo pasa, y con él, sus deseos. En cambio, el que cumple la voluntad de Dios permanece eternamente.
Salmo 96(95),7-8a.8b-9.10.
Padres, les escribo porque ustedes conocen al que existe desde el principio. Jóvenes, les escribo porque ustedes han vencido al Maligno.
Hijos, les he escrito porque ustedes conocen al Padre. Padres, les he escrito porque ustedes conocen al que existe desde el principio. Jóvenes, les he escrito porque son fuertes, y la Palabra de Dios permanece en ustedes, y ustedes han vencido al Maligno.
No amen al mundo ni las cosas mundanas. Si alguien ama al mundo, el amor del Padre no está en él.
Porque todo lo que hay en el mundo -los deseos de la carne, la codicia de los ojos y la ostentación de la riqueza.- Todo esto no viene del Padre, sino del mundo.
Pero el mundo pasa, y con él, sus deseos. En cambio, el que cumple la voluntad de Dios permanece eternamente.
Salmo 96(95),7-8a.8b-9.10.
Aclamen al Señor, familias de los pueblos,
aclamen la gloria y el poder del Señor;
aclamen la gloria del nombre del Señor.
Entren en sus atrios trayendo una ofrenda,
adoren al Señor al manifestarse su santidad:
¡que toda la tierra tiemble ante él!
Digan entre las naciones: “¡El Señor reina!
el mundo está firme y no vacilará.
El Señor juzgará a los pueblos con rectitud”.
FUENTE: ©Evangelizo.org
aclamen la gloria y el poder del Señor;
aclamen la gloria del nombre del Señor.
Entren en sus atrios trayendo una ofrenda,
adoren al Señor al manifestarse su santidad:
¡que toda la tierra tiemble ante él!
Digan entre las naciones: “¡El Señor reina!
el mundo está firme y no vacilará.
El Señor juzgará a los pueblos con rectitud”.
FUENTE: ©Evangelizo.org
SANTORAL
Santoral del Día. Tiempo de Navidad
Del Propio de la Fiesta
Miércoles 30 de Diciembre
Santa Anisia era una joven cristiana, huérfana de padre y madre y dueña de una gran fortuna con la que beneficiaba generosamente a los más necesitados. En los tiempos del gobernador Ducisio desató una cruel persecución en Tesalónica y trataba de impedir, especialmente, que los cristianos llevasen a cabo sus asambleas religiosas. Anisia decidió asistir a una de estas asambleas, pero en el camino, uno de los guardias del emperador le cerró el paso y le preguntó a donde se dirigía.
La santa confesó valientemente su fe cristiana provocando la ira del guardia quien la mató inmediatamente. Cuando retornó la paz para la Iglesia, los cristianos de Tesalónica construyeron un oratorio en el lugar donde había sido sacrificada la santa.
FUENTE: © ACI Prensa
martes, 29 de diciembre de 2015
EVANGELIO
Evangelio del Día. Tiempo de Navidad
Del Propio de la Fiesta
Martes 29 de Diciembre
Queridos hermanos:
La señal de que lo conocemos, es que cumplimos sus mandamientos.
El que dice: "Yo lo conozco", y no cumple sus mandamientos, es un mentiroso, y la verdad no está en él.
Pero en aquel que cumple su palabra, el amor de Dios ha llegado verdaderamente a su plenitud. Esta es la señal de que vivimos en él.
El que dice que permanece en él, debe proceder como él.
Queridos míos, no les doy un mandamiento nuevo, sino un mandamiento antiguo, el que aprendieron desde el principio: este mandamiento antiguo es la palabra que ustedes oyeron.
sin embargo, el mandamiento que les doy es nuevo. Y esto es verdad tanto en él como en ustedes, porque se disipan las tinieblas y ya brilla la verdadera luz.
El que dice que está en la luz y no ama a su hermano, está todavía en las tinieblas.
El que ama a su hermano permanece en la luz y nada lo hace tropezar.
Pero el que no ama a su hermano, está en las tinieblas y camina en ellas, sin saber a dónde va, porque las tinieblas lo han enceguecido.
Salmo 96(95),1-2a.2b-3.5b-6.
La señal de que lo conocemos, es que cumplimos sus mandamientos.
El que dice: "Yo lo conozco", y no cumple sus mandamientos, es un mentiroso, y la verdad no está en él.
Pero en aquel que cumple su palabra, el amor de Dios ha llegado verdaderamente a su plenitud. Esta es la señal de que vivimos en él.
El que dice que permanece en él, debe proceder como él.
Queridos míos, no les doy un mandamiento nuevo, sino un mandamiento antiguo, el que aprendieron desde el principio: este mandamiento antiguo es la palabra que ustedes oyeron.
sin embargo, el mandamiento que les doy es nuevo. Y esto es verdad tanto en él como en ustedes, porque se disipan las tinieblas y ya brilla la verdadera luz.
El que dice que está en la luz y no ama a su hermano, está todavía en las tinieblas.
El que ama a su hermano permanece en la luz y nada lo hace tropezar.
Pero el que no ama a su hermano, está en las tinieblas y camina en ellas, sin saber a dónde va, porque las tinieblas lo han enceguecido.
Salmo 96(95),1-2a.2b-3.5b-6.
Canten al Señor un canto nuevo,
cante al Señor toda la tierra;
canten al Señor, bendigan su Nombre.
Día tras día, proclamen su victoria,
anuncien su gloria entre las naciones,
y sus maravillas entre los pueblos.
No son más que apariencia,
en su presencia hay esplendor y majestad,
en su Santuario, poder y hermosura.
FUENTE: ©Evangelizo.org
cante al Señor toda la tierra;
canten al Señor, bendigan su Nombre.
Día tras día, proclamen su victoria,
anuncien su gloria entre las naciones,
y sus maravillas entre los pueblos.
No son más que apariencia,
en su presencia hay esplendor y majestad,
en su Santuario, poder y hermosura.
FUENTE: ©Evangelizo.org
SANTORAL
Santoral del Día. Tiempo de Navidad
Del Propio de la Fiesta
Martes 29 de Diciembre
Así como antes de la Navidad se suceden las memorias de los profetas, que van jalonando la llegada del Emmanú-El, una vez llegada la Navidad celebramos personajes bíblicos que tienen más inmediata relación con el nacimiento, como hoy el rey David, antepasado, modelo y figura del Cristo. Porque «Cristo» es la palabra griega equivalente a lo que en el hebreo de la Biblia se llama «Mesías», es decir, Ungido, marcado por el aceite que consagra, del cual es el mayor ejemplo el ungido por excelencia, el Rey David. En efecto, «Jesucristo» no es para el Nuevo Testamento, ni fue para las primeras generaciones de cristianos, lo que lamentablemente ha llegado a ser para nosotros: un nombre propio; en todo el Nuevo Testamente la expresión «Jesúscristo» se escribe siempre «Jesús el Cristo», es decir, un nombre propio + un título, el título mesiánico. Cuando Jesús le pregunta a los suyos (Mc 8,29): «Y vosotros, ¿quién decís que soy?», Pedro, en nombre de todos, le responde «Tú eres el Cristo»... y con eso no hace falta que Pedro aclare qué quiso decir, ya que ha invocado la unción que marca el designio de Dios sobre ese Jesús, como señaló ante todo a David. Cuando Jesús quiso indicar a la multitud de creyentes venidos de todas partes de Judea y Galilea a Jerusalén para la fiesta de Pascua quién era, en realidad, él, hizo como los antiguos reyes de Israel: dio una vuelta ante todos montado en burro, antiguo gesto de los orígenes de la monarquía en Israel para reivindicar el derecho a la sucesión. Nuevamente la figura de David sirviendo de guía a la pregunta de «quién es Jesús».
David no fue exactamente el primer rey de israel, porque entre el período que llamamos «de los jueces» (entre el 1200 y el 1000), es decir, de los líderes carismáticos regionales que convocaban a las tribus para la guerra santa, y el reinado de David, hubo un período de transición que tuvo como centro la figura del malogrado Saúl: en parte juez, en parte rey. Saúl fue «juez», porque su elección fue carismática y local, logrando sólo lentamente la aceptación de todas las tribus; pero también puede decirse que fue «rey», sobre todo por su aspiración a convertir Israel en un conjunto organizado, no ya de tribus que tiraran cada una para su lado, sino en una verdadera conjunción de fuerzas en torno al convocante nombre del Dios Yahveh, que había sido dos siglos antes, en definitiva, la aspiración del padre fundador, Moisés. La historia de Saúl y su trágico final se nos cuenta -no como en un manual de historia, claro, sino en la perspectiva teológica y catequética de la Biblia- en 1Samuel 9-31.
David fue alguien del entorno de Saúl que supo comprender muy bien aquello a lo que aspiraba Saúl. Supo convocar en torno a sí, despaciosa pero certeramente, las fuerzas vivas que rodeaban al Rey (el profeta, los generales, los posibles herederos del propio Saúl, ¡incluso a los filisteos!), y cuando el poder de Saúl decayó, tomó su lugar sin que nadie pudiera decir que participaba de su misma debilidad. Y una vez en la cima, no impuso su reinado despóticamente, al contrario, dio a las tribus lo que esperaban: tiempo para que asimilaran la nueva época, y sólo siete años más tarde de ser coronado rey de su propia tribu (Judá) buscó la corona de todas las tribus, y ciñó la doble corona de Judá e Israel. Y para que quedaran claros los nuevos tiempos, conquistó la ciudad cananea de Jerusalén, que no era territorio de Israel y por tanto no podía suscitar celos entre las tribus, y allí fundó «su» ciudad: la ciudad de David, en el sentido posesivo del término: efectivamente era suya por derecho de conquista. En estos pocos rasgos, en los que podríamos seguir y acumular más y más detalles, ya se ve con claridad que estamos ante un político hábil e inteligente, alguien que sabe leer los signos de los tiempos, y moverse en esa dirección precisa. La Biblia nos cuenta que todo ello tiene que ver con algo que celebramos en él pero que poco podemos denotar con el dedo: fue elegido por el propio Dios en su plan salvífico para la humanidad, que llegaría a su cumbre en Jesús.
La historia de David se nos narra en la Biblia a poco de comenzar la de Saúl; tenemos una primer mención del nombre en 1Samuel 16: a partir de ese capítulo, en el que Yahvé declara abiertamente que ha rechazado definitivamente a Saúl y manda al profeta Samuel a que unja a David como rey conforme a sus planes, la figura de David no hara sino crecer, y la de Saúl desbarrancarse en la soledad y la locura. La historia de David continúa luego atravesando todo el libro segundo de Samuel, y acaba en 1Reyes 2, con el traspaso del reino a uno de sus hijos, Salomón, y la muerte. Pero su figura no muere allí, sino que será la medida con la que toda la historia de Israel medirá a sus gobernantes: la talla de David.
De la cronología y de los orígenes de David no hay datos del todo claros; la Biblia (nuestra única fuente) se limita a recoger diversas tradiciones y a organizarlas en torno a los núcleos de enseñanza que quiere extraer de ello, sin preocuparse demasiado por la discordancia entre esas tradiciones. Así, se lo presenta a David como casi un niño que cae en gracia a Saúl y le sirve como escudero y como músico personal que calma sus ataques de depresión (el «espíritu malo de parte de Yahvé» que lo atormentaba), 1Sam 16; pero en otro relato, contado casi a renglón seguido de ése -en 1Sam 17- lo presenta como un intrépido jovencito, hermano de tres soldados de Saúl, que se atreve a liberar a Israel de los filisteos venciendo en nombre de Yahvé al gigante Goliat con una piedra. Estos diversos relatos de los orígenes de David fueron recogidos por la tradición oral, transmitidos, ampliados, esquematizados, y llegaron siglos después al narrador bíblico, que se aprovechó de todo ese material no para contarnos una versión crítica y erudita de la historia de David, sino una catequesis en torno a su polifacética figura, y por eso se preocupó poco de armonizar las tradiciones discordantes.
Por mi parte, de todo lo que habría para señalar sobre el rey David, me gustaría detenerme en tres momentos que evocan muy claramente cierto modo de vivir el vínculo religioso con Dios, que sigue siendo aleccionador para nosotros:
-David peca gravemente ante Yahvé abusando de su poder, arrebatándole la mujer (Betsabé) a uno de sus servidores (Urías, el hitita); de esa unión nace un hijo que, en los códigos religiosos del momento «debe» morir, así que el profeta Natán anuncia a David que Yahvé lo ha perdonado, pero que el niño no vivirá, entonces, «...David suplicó a Dios por el niño; hizo David un ayuno riguroso y entrando en casa pasaba la noche acostado en tierra. Los ancianos de su casa se esforzaban por levantarle del suelo, pero el se negó y no quiso comer con ellos. El séptimo día murió el niño; los servidores de David temieron decirle que el niño había muerto, porque se decían: "Cuando el niño aún vivía le hablábamos y no nos escuchaba. ¿Cómo le diremos que el niño ha muerto? ¡Hará un desatino!" Vio David que sus servidores cuchicheaban entre sí y comprendió David que el niño había muerto y dijo David a sus servidores: "¿Es que ha muerto el niño?" Le respondieron: "Ha muerto." David se levantó del suelo, se lavó, se ungió y se cambió de vestidos. Fue luego a la casa de Yahveh y se postró. Se volvió a su casa, pidió que le trajesen de comer y comió. Sus servidores le dijeron: "¿Qué es lo que haces? Cuando el niño aún vivía ayunabas y llorabas, y ahora que ha muerto te levantas y comes." Respondió: "Mientras el niño vivía ayuné y lloré, pues me decía: ¿Quién sabe si Yahveh tendrá compasión de mí y el niño vivirá? Pero ahora que ha muerto, ¿por qué he de ayunar? ¿Podré hacer que vuelva? Yo iré donde él, pero él no volverá a mí."» (2Sam 12,16-23). Esta realista aceptación de la voluntad de Dios, muchas veces inescrutable, es también un gesto de libertad que enseña claramente que el verdadero gesto religioso no es la repetición mecánica de unos ritos, sino la aceptación completa y sin fisuras de Aquel a quien esos ritos van dirigidos.
-Se nos cuenta también relacionada con esta actitud otra historia: «Cuando el rey David llegó a Bajurim salió de allí un hombre del mismo clan que la casa de Saúl, llamado Semeí, hijo de Guerá. Iba maldiciendo mientras avanzaba. Tiraba piedras a David y a todos los servidores del rey, mientras toda la gente y todos los servidores se colocaban a derecha e izquierda. Semeí decía maldiciendo: "Vete, vete, hombre sanguinario y malvado. Yahveh te devuelva toda la sangre de la casa de Saúl, cuyo reino usurpaste. Así Yahveh ha entregado tu reino en manos de Absalón tu hijo. Has caído en tu propia maldad, porque eres un hombre sanguinario." Abisay, hijo de Sarvia, dijo al rey: "¿Por qué ha de maldecir este perro muerto a mi señor el rey? Voy ahora mismo y le corto la cabeza." Respondió el rey: "¿Qué tengo yo con vosotros, hijos de Sarvia? Deja que maldiga, pues si Yahveh le ha dicho: "Maldice a David" ¿quién le puede decir: "Por qué haces esto?... Dejadle que maldiga, pues se lo ha mandado Yahveh. Acaso Yahveh mire mi aflicción y me devuelva Yahveh bien por las maldiciones de este día."» (2Sam 16,5-12). Se trata de la aceptación incondicional de la voluntad de Dios, pero también de un paso más: de situarse del lado de la justicia de Dios, siempre distinta a nuestros criterios, incluso los más nobles y equilibrados.
-Y también precisamente con esto tiene relación una tercera historia: David traslada el Arca de la Alianza a Jerusalén, y va él personalmente ejerciendo funciones sacerdotales, ofreciendo sacrificios a medida que el arca avanza; como es lógico, viste una vestidura sacerdotal, el efod, que es una pieza de tela de lino sin costuras, y que lo cubre como una capa. Naturalmente no puede llevar ninguna otra vestidura, porque es así el símbolo de la vestidura: íntegra y sin piezas. Como va realizando una danza, posiblemente extática, ante el arca, el efod se levanta y lo muestra desnudo ante la gente, entonces la despechada Mikal, hija de Saúl, dice el relato «que estaba mirando por la ventana, vio al rey David saltando y girando ante Yahveh, y le despreció en su corazón.», y así ocurrirá que «Cuando se volvía David para bendecir su casa, Mikal, hija de Saúl, le salió al encuentro y le dijo: "¡Cómo se ha cubierto hoy de gloria el rey de Israel, descubriéndose hoy ante las criadas de sus servidores como se descubriría un cualquiera!" Respondió David a Mikal: "En presencia de Yahveh danzo yo. Vive Yahveh, el que me ha preferido a tu padre y a toda tu casa para constituirme caudillo de Israel, el pueblo de Yahveh, que yo danzaré ante Yahveh, y me haré más vil todavía; seré vil a tus ojos pero seré honrado ante las criadas de que hablas.» (2Sam 6,11ss). David vive en el «secreto de Dios», está convencido de la justicia de Yahvé, y que esa justicia implica una misteriosa inclinación de Yahvé por lo débil antes que por la fuerza y el poder; siendo el hombre más poderoso de Israel de ese momento, no mira en su poder lo que se debe a su propia habilidad, sino que sabe que la razón última de su poder está en «ser pequeño a los ojos de Dios».
David gobernó Israel por 40 años (quizás la cifra sea simbólica), durante la primera mitad del siglo X a.C., posiblemente del 980 al 940. Consolidó un reinado que había sido un mero proyecto vacilante en su antecesor; dejó una descendencia brillante también en Salomón; amplió el territorio de la tierra bíblica a límites que nunca más volvió a tener; inauguró un período de auténtico esplendor de la monarquía bíblica (en realidad el único período verdaderamente esplendoroso). Su reinado, como cualquier otro, también tiene sombras, pero si queremos buscar un ejemplo bíblico de aquello a lo que se refiere Jesús cuando enseña que debemos ser «como niños», es David el mejor modelo. Quizás por eso cuando Jesús quiere enseñar que el respeto a Dios siempre supone la libertad, vuelve su mirada al rey David, como en Mc 2,25-28.
FUENTE: ©Evangelizo.org
lunes, 28 de diciembre de 2015
EVANGELIO
Evangelio del Dia. Tiempo de Navidad
Del Propio de la Fiesta
Lunes 28 de Diciembre
La noticia que hemos oído de él y que nosotros les anunciamos, es esta: Dios es luz, y en él no hay tinieblas.
Si decimos que estamos en comunión con él y caminamos en las tinieblas, mentimos y no procedemos conforme a la verdad.
Pero si caminamos en la luz, como el mismo está en la luz, estamos en comunión unos con otros, y la sangre de su Hijo Jesús nos purifica de todo pecado.
Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos y la verdad no está en nosotros.
Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonarnos y purificarnos de toda maldad.
Si decimos que no hemos pecado, lo hacemos pasar por mentiroso, y su palabra no está en nosotros.
Hijos míos, les he escrito estas cosas para que no pequen. Pero si alguno peca, tenemos un defensor ante el Padre: Jesucristo, el Justo.
El es la Víctima propiciatoria por nuestros pecados, y no sólo por los nuestros, sino también por los del mundo entero.
Salmo 124(123),2-3.4-5.7b-8.
Si decimos que estamos en comunión con él y caminamos en las tinieblas, mentimos y no procedemos conforme a la verdad.
Pero si caminamos en la luz, como el mismo está en la luz, estamos en comunión unos con otros, y la sangre de su Hijo Jesús nos purifica de todo pecado.
Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos y la verdad no está en nosotros.
Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonarnos y purificarnos de toda maldad.
Si decimos que no hemos pecado, lo hacemos pasar por mentiroso, y su palabra no está en nosotros.
Hijos míos, les he escrito estas cosas para que no pequen. Pero si alguno peca, tenemos un defensor ante el Padre: Jesucristo, el Justo.
El es la Víctima propiciatoria por nuestros pecados, y no sólo por los nuestros, sino también por los del mundo entero.
Salmo 124(123),2-3.4-5.7b-8.
Si el Señor no hubiera estado de nuestra parte,
cuando los hombres se alzaron contra nosotros,
nos habrían devorado vivos.
Cuando ardió su furor contra nosotros,
las aguas nos habrían inundado,
un torrente nos habría sumergido,
nos habrían sumergido las aguas turbulentas.
de la trampa del cazador
Nuestra ayuda está en el nombre del Señor,
que hizo el cielo y la tierra.
FUENTE: ©Evangelizo.org
cuando los hombres se alzaron contra nosotros,
nos habrían devorado vivos.
Cuando ardió su furor contra nosotros,
las aguas nos habrían inundado,
un torrente nos habría sumergido,
nos habrían sumergido las aguas turbulentas.
de la trampa del cazador
Nuestra ayuda está en el nombre del Señor,
que hizo el cielo y la tierra.
FUENTE: ©Evangelizo.org
SANTORAL
Santoral del Día Tiempo de Navidad
Del Propio de la Fiesta
Lunes 28 de Diciembre
El día de hoy se conmemora a los Niños Inocentes que el cruel Herodes mandó matar.
Según señala el Evangelio de San Mateo, Herodes llamó a los Sumos Sacerdotes para preguntarles en qué sitio exacto iba a nacer el rey de Israel, al que habían anunciado los profetas. Ellos le contestaron: "Tiene que ser en Belén, porque así lo anunció el profeta Miqueas diciendo: "Y tú, Belén, no eres la menor entre las ciudades de Judá, porque de ti saldrá el jefe que será el pastor de mi pueblo de Israel" (Miq. 5, 1).-
Entonces Herodes se propuso averiguar exactamente dónde estaba el niño, para después mandar a sus soldados a que lo mataran. Y fingiendo dijo a los Reyes Magos: - "Vayan y averigüen acerca de ese niño, cuando lo encuentren regresan y me lo informan, para ir yo también a adorarlo". Los magos se fueron a Belén guiados por la estrella que se les apareció otra vez, al salir de Jerusalén, y llenos de alegría encontraron al Divino Niño Jesús junto a la Virgen María y San José; lo adoraron y le ofrecieron sus regalos de oro, incienso y mirra. En sueños recibieron el aviso divino de que no volvieran a Jerusalén y regresaron a sus países por otros caminos, y el pérfido Herodes se quedó sin saber dónde estaba el recién nacido. Esto lo enfureció hasta el extremo, por lo que rodeó con su ejército la pequeña ciudad de Belén, y dio la orden de matar a todos los niñitos menores de dos años, en la ciudad y alrededores.-
El mismo evangelista San Mateo afirmará que en ese día se cumplió lo que había avisado el profeta Jeremías: "Un griterío se oye en Ramá (cerca de Belén), es Raquel (la esposa de Israel) que llora a sus hijos, y no se quiere consolar, porque ya no existen" (Jer. 31, 15).
FUENTE: ©Evangelizo.org
domingo, 27 de diciembre de 2015
EVANGELIO
Evangelio del Día Tiempo de Navidad
Domingo 27 de Diciembre
Ana concibió, y a su debido tiempo dio a luz un hijo, al que puso el nombre de Samuel, diciendo: "Se lo he pedido al Señor".
El marido, Elcaná, subió con toda su familia para ofrecer al Señor el sacrificio anual y cumplir su voto.
Pero Ana no subió, porque dijo a su marido: "No iré hasta que el niño deje de mamar. Entonces lo llevaré, y él se presentará delante del Señor y se quedará allí para siempre".
Cuando el niño dejó de mamar, lo subió con ella, llevando además un novillo de tres años, una medida de harina y un odre de vino, y lo condujo a la Casa del Señor en Silo. El niño era aún muy pequeño.
Y después de inmolar el novillo, se lo llevaron a Elí.
Ella dijo: "Perdón, señor mío, ¡por tu vida, señor!, yo soy aquella mujer que estuvo aquí junto a ti, para orar al Señor.
Era este niño lo que yo suplicaba al Señor, y él me concedió lo que le pedía.
Ahora yo, a mi vez, se lo cedo a él; para toda su vida queda cedido al Señor". Después se postraron delante del Señor.
Salmo 84(83),2-3.5-6.9-10.
El marido, Elcaná, subió con toda su familia para ofrecer al Señor el sacrificio anual y cumplir su voto.
Pero Ana no subió, porque dijo a su marido: "No iré hasta que el niño deje de mamar. Entonces lo llevaré, y él se presentará delante del Señor y se quedará allí para siempre".
Cuando el niño dejó de mamar, lo subió con ella, llevando además un novillo de tres años, una medida de harina y un odre de vino, y lo condujo a la Casa del Señor en Silo. El niño era aún muy pequeño.
Y después de inmolar el novillo, se lo llevaron a Elí.
Ella dijo: "Perdón, señor mío, ¡por tu vida, señor!, yo soy aquella mujer que estuvo aquí junto a ti, para orar al Señor.
Era este niño lo que yo suplicaba al Señor, y él me concedió lo que le pedía.
Ahora yo, a mi vez, se lo cedo a él; para toda su vida queda cedido al Señor". Después se postraron delante del Señor.
Salmo 84(83),2-3.5-6.9-10.
¡Qué amable es tu Morada,
Señor del Universo!
Mi alma se consume de deseos
por los atrios del Señor;
mi corazón y mi carne claman ansiosos
por el Dios viviente.
¡Felices los que habitan en tu Casa
y te alaban sin cesar!
¡Felices los que encuentran su fuerza en ti,
al emprender la peregrinación!
Señor del universo, oye mi plegaria,
escucha, Dios de Jacob;
protege, Dios, a nuestro Escudo
y mira el rostro de tu Ungido.
Epístola I de San Juan 3,1-2.21-24.
Señor del Universo!
Mi alma se consume de deseos
por los atrios del Señor;
mi corazón y mi carne claman ansiosos
por el Dios viviente.
¡Felices los que habitan en tu Casa
y te alaban sin cesar!
¡Felices los que encuentran su fuerza en ti,
al emprender la peregrinación!
Señor del universo, oye mi plegaria,
escucha, Dios de Jacob;
protege, Dios, a nuestro Escudo
y mira el rostro de tu Ungido.
Epístola I de San Juan 3,1-2.21-24.
Queridos hermanos:
¡Miren cómo nos amó el Padre!
Quiso que nos llamáramos hijos de Dios,
y nosotros lo somos realmente.
Si el mundo no nos reconoce,
es porque no lo ha reconocido a Él.
Queridos míos,
desde ahora somos hijos de Dios,
y lo que seremos no se ha manifestado todavía.
Sabemos que cuando se manifieste,
seremos semejantes a Él,
porque lo veremos tal cual es.
Queridos míos, si nuestro corazón no nos hace ningún reproche, podemos acercarnos a Dios con plena confianza,
y él nos concederá todo cuanto le pidamos, porque cumplimos sus mandamientos y hacemos lo que le agrada.
Su mandamiento es este: que creamos en el nombre de su Hijo Jesucristo, y nos amemos los unos a los otros como él nos ordenó.
El que cumple sus mandamientos permanece en Dios, y Dios permanece en él; y sabemos que él permanece en nosotros, por el Espíritu que nos ha dado.
FUENTE: ©Evangelizo.org
¡Miren cómo nos amó el Padre!
Quiso que nos llamáramos hijos de Dios,
y nosotros lo somos realmente.
Si el mundo no nos reconoce,
es porque no lo ha reconocido a Él.
Queridos míos,
desde ahora somos hijos de Dios,
y lo que seremos no se ha manifestado todavía.
Sabemos que cuando se manifieste,
seremos semejantes a Él,
porque lo veremos tal cual es.
Queridos míos, si nuestro corazón no nos hace ningún reproche, podemos acercarnos a Dios con plena confianza,
y él nos concederá todo cuanto le pidamos, porque cumplimos sus mandamientos y hacemos lo que le agrada.
Su mandamiento es este: que creamos en el nombre de su Hijo Jesucristo, y nos amemos los unos a los otros como él nos ordenó.
El que cumple sus mandamientos permanece en Dios, y Dios permanece en él; y sabemos que él permanece en nosotros, por el Espíritu que nos ha dado.
FUENTE: ©Evangelizo.org
SANTORAL
Santoral del Día Tiempo de Navidad
Domingo 27 de Diciembre
San Juan tuvo la inmensa dicha de ser el discípulo más amado por Jesús. Nació en Galilea y fue hijo de Zebedeo y hermano de Santiago el mayor. San Juan era pescador, tal como su hermano y su padre, y según señalan los antiguos relatos, al parecer fue San Juan, que también fue discípulo de Juan el Bautista, uno de los dos primeros discípulos de Jesús junto con Andrés. La primera vez que Juan conoció a Jesús estaba con su hermano Santiago, y con sus amigos Simón y Andrés remendando las redes a la orilla del lago; el Señor pasó cerca y les dijo: "Vengan conmigo y los haré pescadores de almas". Ante este subliminal llamado, el apóstol dejó inmediatamente sus redes, a su padre y lo siguió.
Juan evangelista conformó junto con Pedro y Santiago, el pequeño grupo de preferidos que Jesús llevaba a todas partes y que presenciaron sus más grandes milagros. Los tres estuvieron presentes en la Transfiguración, y presenciaron la resurrección de la hija de Jairo. Los tres presenciaron la agonía de Cristo en el Huerto de los Olivos; y junto con Pedro se encargó de preparar la Última Cena.
A Juan y su hermano Santiago les puso Jesús un sobrenombre: "Hijos del trueno", debido al carácter impetuoso que ambos tenían. Estos dos hermanos vanidosos y malgeniados se volvieron humildes, amables y bondadosos cuando recibieron el Espíritu Santo. Juan, en la Última Cena, tuvo el honor de recostar su cabeza sobre el corazón de Cristo. Fue el único de los apóstoles que estuvo presente en el Calvario. Y recibió de Él en sus últimos momentos el más precioso de los regalos. Cristo le encomendó que se encargara de cuidar a la Madre Santísima María, como si fuera su propia madre, diciéndole: "He ahí a tu madre". Y diciendo a María: "He ahí a tu hijo".
El domingo de la resurrección, fue el primero de los apóstoles en llegar al sepulcro vacío de Jesús. Después de la resurrección de Cristo, en la segunda pesca milagrosa, Juan fue el primero en reconocer a Jesús en la orilla. Luego Pedro le preguntó al Señor señalando a Juan: "¿Y éste qué?". Jesús le respondió: "Y si yo quiero que se quede hasta que yo venga, a ti qué?". Con esto algunos creyeron que el Señor había anunciado que Juan no moriría. Pero lo que anunció fue que se quedaría vivo por bastante tiempo, hasta que el reinado de Cristo se hubiera extendido mucho. Y en efecto vivió hasta el año 100, y fue el único apóstol al cual no lograron matar los perseguidores. Juan se encargó de cuidar a María Santísima como el más cariñoso de los hijos.
Con Ella se fue a evangelizar a Éfeso y la acompañó hasta la hora de su gloriosa muerte. El emperador Dominiciano quiso matar al apóstol San Juan y lo hizo echar en una olla de aceite hirviente, pero él salió de allá más joven y más sano de lo que había entrado, siendo desterrado de la isla de Patmos, donde fue escrito el Apocalipsis. Después volvió otra vez a Éfeso donde escribió el Evangelio.
A San Juan Evangelista se le representa con un águila al lado, como símbolo de la elevada espiritualidad que transmite con sus escritos. Ningún otro libro tiene tan elevados pensamientos como su Evangelio.
Según señala San Jerónimo cuando San Juan era ya muy anciano se hacía llevar a las reuniones de los cristianos y lo único que les decía siempre era esto: "hermanos, ámense los unos a otros". Una vez le preguntaron por qué repetía siempre lo mismo, y respondió: "es que ese es el mandato de Jesús, y si lo cumplimos, todo lo demás vendrá por añadidura". San Epifanio señaló que San Juan murió hacia el año 100 a los 94 años de edad.
FUENTE: © ACI Prensa
FIESTA
Tiempo de Navidad
Fiesta de la Sagrada Familia Jesús, María y José
Domingo 27 de Diciembre
En medio de una fuerte crisis en torno a la integridad de la familia, Dios Amor nos brinda nuevamente el modelo pleno de amor familiar al presentarnos a Jesús, María y José.
La Sagrada Familia nos habla de todo aquello que cada familia anhela auténtica y profundamente, puesto que desde la intensa comunión hay una total entrega amorosa por parte de cada miembro de la familia santa elevando cada acto generoso hacia Dios, como el aroma del incienso, para darle gloria.
Por ello, a la luz de la Sagrada Escritura, veamos algunos rasgos importantes de San José, Santa María y el Niño Jesús.
San José
Es el jefe de la familia y actúa siempre como Dios le manda, muchas veces sin comprender el por qué de lo que Dios le pide, pero teniendo fe y confianza en Él.
"Al despertarse, José hizo lo que el Ángel del Señor le había ordenado: llevó a María a su casa". (Mt 1, 24-25) Cuando se entera que María estaba embarazada piensa en abandonarla porque la quería mucho y no deseaba denunciarla públicamente (como era la costumbre de la época), pero el Ángel de Dios se le apareció en sueños y le dijo que lo que había sido engendrado en el vientre de María era obra del Espíritu Santo y que no temiera en recibirla.
"Ella dió a luz un hijo,y él le puso el nombre de Jesús" (Mt 1, 25) Cuando nace el niño, él le pone el nombre de Jesús, como el Ángel le había dicho.
Luego, cuando Herodes tenía intenciones de matar al Niño Jesús y ante otro aviso del Ángel del Señor, José toma a su familia y marcha hacia Egipto.
Por último, con la muerte de Herodes y ante un nuevo aviso del Ángel de Dios, lleva a su familia a instalarse en Nazaret.
San José, Casto Esposo de Santa María, acoge a Jesús en su corazón paternal, educándolo, cuidándolo, amándolo como si fuere hijo suyo. El Niño Jesús aprende de su "santo padre adoptivo" muchas cosas, entre estas, el oficio de carpintero.
La Santísima Virgen María
Desde el momento de la Anunciación, María es el modelo de entrega a Dios.
"He aquí la sierva del Señor, hágase en mí según tu Palabra" (Lc 1, 38) En la Anunciación, María responde con un Sí rotundo desde una libertad poseída, poniéndose en las manos de Dios.
En Santa María vemos una continua vivencia de la dinámica de la alegría-dolor: criando, educando, siguiendo de cerca a su Hijo Jesús mostrándole en todo momento un auténtico amor maternal.
"Su madre conservaba estas cosas en su corazón" (Lc 2, 52) Ella fue vislumbrando lentamente el misterio trascendente de la vida de Jesús, manteniéndose fielmente unida a Él.
El niño Jesús
Desde chico, Jesús demuestra que es el Hijo de Dios y que cumple fielmente lo que su Padre le manda.
"Vivía sujeto a ellos" (Lc 2, 51) Como niño, Él obedecía a su madre y a su padre adoptivo, y permanecía siempre junto a ellos. María y José fueron sus primeros educadores.
"El niño iba creciendo y se fortalecía, lleno de sabiduría, y la Gracia de Dios estaba con Él" (Lc 2, 40) Jesús aprende el oficio de carpintero de su padre adoptivo José.
"¿No sabían que yo debo ocuparme de los asuntos de mi Padre?" (Lc 2, 49) Cuando Jesús se queda en el Templo, a los doce años, se puede pensar que desobedece a sus padres y que eso está mal. No es así, Jesús demuestra en este hecho su plena independencia con respecto a todo vínculo humano cuando está de por medio el Plan de su Padre y la Misión que Él le ha encomendado.
Oración por la Familia
Dios, de quien proviene toda paternidad en el cielo y en la tierra: Padre, que eres amor y vida, haz que cada familia humana que habita en nuestro suelo, sea, por medio de tu Hijo Jesucristo,"nacido de mujer" y mediante el Espíritu Santo, fuente de Caridad Divina, un verdadero santuario de vida y amor para las nuevas generaciones.
Haz que tu gracia guíe los pensamientos y las obras de los cónyuges, para bien propio y de todas las familias del mundo.
Haz que las jóvenes generaciones encuentren en la familia un fuerte sostén humano, para que crezcan en la verdad y el amor.
Haz que el amor, reforzado por la gracia del Sacramento del Matrimonio, se manifieste más fuerte que cualquier debilidad o crisis que puedan padecer nuestras familias.
Te pedimos por intermedio de la Familia de Nazaret, que la Iglesia pueda cumplir una misión fecunda en nuestra familia, en medio de todas las naciones de la tierra.
Por Cristo, nuestro Señor, Camino, Verdad y Vida, por los siglos de los siglos. Amén.
S.S. Juan Pablo II
La Sagrada familia, modelo de fe y de fidelidad
Queridos hermanos y hermanas:
En este primer domingo después de la Navidad, la Iglesia celebra la fiesta de la Sagrada Familia.
Como en el belén, la mirada de fe nos permite abrazar al mismo tiempo al Niño divino y a las personas que están con él: su Madre santísima, y José, su padre putativo. ¡Qué luz irradia este icono de grupo de la santa Navidad! Luz de misericordia y salvación para el mundo entero, luz de verdad para todo hombre para la familia humana y para cada familia. ¡Cuán hermoso es para los esposos reflejarse en la Virgen María y en su esposo José! ¡Cómo consuela a los padres especialmente si tienen un hijo pequeño! ¡Cómo ilumina a los novios que piensan en sus proyectos de vida!
El hecho de reunirnos ante la cueva de Belén para contemplar en ella a la Sagrada Familia, nos permite gustar de modo especial el don de la intimidad familiar y nos impulsa a brindar calor humano y solidaridad concreta en las situaciones por desgracia numerosas en las que por varios motivos falta la paz, falta la armonía, en una palabra, falta la "familia".
El mensaje que viene de la Sagrada Familia es ante todo un mensaje de fe: la casa de Nazaret es una casa en la que Dios ocupa verdaderamente un lugar central. Para María y José esta opción de fe se concreta en el servicio al Hijo de Dios que se le confió, pero se expresa también en su amor recíproco, rico en ternura espiritual y fidelidad.
María y José enseñan con su vida que el matrimonio es una alianza entre el hombre y la mujer, alianza que los compromete a la fidelidad recíproca, y que se apoya en la confianza común en Dios. Se trata de una alianza tan noble, profunda y definitiva, que constituye para los creyentes el sacramento del amor de Cristo y de la Iglesia. La fidelidad de los cónyuges es, a su vez, como una roca sólida en la que se apoya la confianza de los hijos. Cuando padres e hijos respiran juntos esa atmósfera de fe, tienen una energía que les permite afrontar incluso pruebas difíciles, como muestra la experiencia de la Sagrada Familia.
Es necesario alimentar esa atmósfera de fe. En esta perspectiva se va preparando el segundo Encuentro mundial con las familias, que tendrá lugar en Río de Janeiro los días 4 y 5 de octubre de 1997. Se tratará de una gran fiesta de las familias de América Latina y de todo el mundo que renovará el mensaje del primer Encuentro, celebrado aquí, en Roma, con ocasión del Año internacional de la familia.
Encomiendo a María, "Reina de la familia", a todas las familias del mundo especialmente a las que atraviesan grandes dificultades, e invoco sobre ellas su protección materna.
La Sagrada familia, modelo de fe y de fidelidad Meditación dominical de S.S. Juan Pablo II diciembre de 1997
FUENTE: © ACI Prensa
sábado, 26 de diciembre de 2015
EVANGELIO
Evangelio del Día. Tiempo de Navidad.
Del Propio
Sábado 26 de Diciembre
Libro de los Hechos de los Apóstoles 6,8-10.7,54-59.
Algunos miembros de la sinagoga llamada "de los Libertos", como también otros, originarios de Cirene, de Alejandría, de Cilicia y de la provincia de Asia, se presentaron para discutir con él.
Pero como no encontraban argumentos, frente a la sabiduría y al espíritu que se manifestaba en su palabra,
Al oír esto, se enfurecieron y rechinaban los dientes contra él.
Esteban, lleno del Espíritu Santo y con los ojos fijos en el cielo, vio la gloria de Dios, y a Jesús, que estaba de pie a la derecha de Dios.
Entonces exclamó: "Veo el cielo abierto y al Hijo del hombre de pie a la derecha de Dios".
Ellos comenzaron a vociferar y, tapándose los oídos, se precipitaron sobre él como un solo hombre;
y arrastrándolo fuera de la ciudad, lo apedrearon. Los testigos se quitaron los mantos, confiándolos a un joven llamado Saulo.
Mientras lo apedreaban, Esteban oraba, diciendo: "Señor Jesús, recibe mi espíritu".
Salmo 31(30),3cd-4.6.8ab.16bc.17.
Sé para mí una roca protectora,
un baluarte donde me encuentre a salvo,
porque tú eres mi Roca y mi baluarte:
por tu Nombre, guíame y condúceme.
Yo pongo mi vida en tus manos:
tú me rescatarás, Señor, Dios fiel.
¡Tu amor será mi gozo y mi alegría!
Cuando tú viste mi aflicción
Líbrame del poder de mis enemigos
y de aquellos que me persiguen.
Que brille tu rostro sobre tu servidor,
sálvame por tu misericordia.
FUENTE: ©Evangelizo.org
un baluarte donde me encuentre a salvo,
porque tú eres mi Roca y mi baluarte:
por tu Nombre, guíame y condúceme.
Yo pongo mi vida en tus manos:
tú me rescatarás, Señor, Dios fiel.
¡Tu amor será mi gozo y mi alegría!
Cuando tú viste mi aflicción
Líbrame del poder de mis enemigos
y de aquellos que me persiguen.
Que brille tu rostro sobre tu servidor,
sálvame por tu misericordia.
FUENTE: ©Evangelizo.org
viernes, 25 de diciembre de 2015
EVANGELIO
Evangelio del Día. Del Propio de la Solemnidad. Día de Precepto
Viernes 25 de Diciembre
¡Qué hermosos son sobre las montañas
los pasos del que trae la buena noticia,
del que proclama la paz,
del que anuncia la felicidad,
del que proclama la salvación,
y dice a Sión: "¡Tu Dios reina!".
¡Escucha! Tus centinelas levantan la voz,
gritan todos juntos de alegría,
porque ellos ven con sus propios ojos
el regreso del Señor a Sión,
¡Prorrumpan en gritos de alegría,
ruinas de Jerusalén,
porque el Señor consuela a su Pueblo,
Él redime a Jerusalén!
El Señor desnuda su santo brazo
a la vista de todas las naciones,
verán la salvación de nuestro Dios.
Salmo 98(97),1.2-3ab.3cd-4.5-6.
del que proclama la paz,
del que anuncia la felicidad,
del que proclama la salvación,
y dice a Sión: "¡Tu Dios reina!".
¡Escucha! Tus centinelas levantan la voz,
gritan todos juntos de alegría,
porque ellos ven con sus propios ojos
el regreso del Señor a Sión,
¡Prorrumpan en gritos de alegría,
ruinas de Jerusalén,
porque el Señor consuela a su Pueblo,
Él redime a Jerusalén!
El Señor desnuda su santo brazo
a la vista de todas las naciones,
verán la salvación de nuestro Dios.
Salmo 98(97),1.2-3ab.3cd-4.5-6.
Canten al Señor un canto nuevo,
porque él hizo maravillas:
su mano derecha y su santo brazo
le obtuvieron la victoria.
El Señor manifestó su victoria,
reveló su justicia a los ojos de las naciones:
se acordó de su amor y su fidelidad
en favor del pueblo de Israel.
Los confines de la tierra han contemplado
el triunfo de nuestro Dios.
Aclame al Señor toda la tierra,
prorrumpan en cantos jubilosos.
Canten al Señor con el arpa
y al son de instrumentos musicales;
con clarines y sonidos de trompeta
aclamen al Señor, que es Rey.
Carta a los Hebreos 1,1-6.
porque él hizo maravillas:
su mano derecha y su santo brazo
le obtuvieron la victoria.
El Señor manifestó su victoria,
reveló su justicia a los ojos de las naciones:
se acordó de su amor y su fidelidad
en favor del pueblo de Israel.
Los confines de la tierra han contemplado
el triunfo de nuestro Dios.
Aclame al Señor toda la tierra,
prorrumpan en cantos jubilosos.
Canten al Señor con el arpa
y al son de instrumentos musicales;
con clarines y sonidos de trompeta
aclamen al Señor, que es Rey.
Carta a los Hebreos 1,1-6.
Después de haber hablado antiguamente a nuestros padres por medio de los Profetas, en muchas ocasiones y de diversas maneras,
ahora, en este tiempo final, Dios nos habló por medio de su Hijo, a quien constituyó heredero de todas las cosas y por quien hizo el mundo.
El es el resplandor de su gloria y la impronta de su ser. El sostiene el universo con su Palabra poderosa, y después de realizar la purificación de los pecados, se sentó a la derecha del trono de Dios en lo más alto del cielo.
Así llegó a ser tan superior a los ángeles, cuanto incomparablemente mayor que el de ellos es el Nombre que recibió en herencia.
¿Acaso dijo Dios alguna vez a un ángel: "Tú eres mi Hijo, yo te he engendrado hoy?" ¿Y de qué ángel dijo: "Yo seré un padre para él y él será para mi un hijo?"
Y al introducir a su Primogénito en el mundo, Dios dice: "Que todos los ángeles de Dios lo adoren."
FUENTE: ©Evangelizo.org
ahora, en este tiempo final, Dios nos habló por medio de su Hijo, a quien constituyó heredero de todas las cosas y por quien hizo el mundo.
El es el resplandor de su gloria y la impronta de su ser. El sostiene el universo con su Palabra poderosa, y después de realizar la purificación de los pecados, se sentó a la derecha del trono de Dios en lo más alto del cielo.
Así llegó a ser tan superior a los ángeles, cuanto incomparablemente mayor que el de ellos es el Nombre que recibió en herencia.
¿Acaso dijo Dios alguna vez a un ángel: "Tú eres mi Hijo, yo te he engendrado hoy?" ¿Y de qué ángel dijo: "Yo seré un padre para él y él será para mi un hijo?"
Y al introducir a su Primogénito en el mundo, Dios dice: "Que todos los ángeles de Dios lo adoren."
FUENTE: ©Evangelizo.org
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