domingo, 6 de abril de 2025
MEDITACIÓN DEL EVANGELIO - 07 de Abril - "¡Señor, eres luz!"
domingo, 9 de marzo de 2025
MEDITACIÓN DEL EVANGELIO - 10 de Marzo - «Es a mí a quien lo habéis hecho»
jueves, 29 de junio de 2023
MEDITACIÓN DEL EVANGELIO - 30 de Junio - "Jesús lo tocó diciendo: ¡quiero, queda limpio!"
Desde que he sido purificado y liberado de mis ataduras, me tiende una mano divina, me saca enteramente del lodazal, me abraza, se echa a mi cuello, me cubre de besos (Lc 15,20). Y a mi que estaba totalmente agotado y que había perdido mis fuerzas me pone sobre sus hombros (Lc 15,5), y me lleva lejos de mi infierno... Es la luz que me arrebata y me sostiene; me arrastra hacia una gran luz... Me hace contemplar por que extraño remodelaje él mismo me ha rehecho (Gn 2,7) y me ha arrancado de la corrupción. Me ha regalado una vida inmortal y me ha revestido de ropa inmaterial y luminosa y me ha dado sandalias, anillo y corona incorruptibles y eternas (Lc 15,22).
sábado, 3 de junio de 2023
MEDITACIÓN DEL EVANGELIO - 04 de Junio - ¡Gloria a ti Cristo, con el Padre y tu Espíritu divino!
Los tres son Dios, ya que la Trinidad es un solo Dios. Ella dio el ser al Universo, ella creó todo. Ella creó según la carne, en el mundo y por nuestra salvación, al Verbo Hijo del Padre, inseparable del Padre y del Espíritu.
El Verbo se hace carne realmente por la venida del Espíritu y deviene lo que no era, un hombre semejante a mí, a excepción del pecado y la iniquidad. Dios y hombre a la vez, visible a todos los ojos, poseyendo el Espíritu divino que le está unido por naturaleza, con el que rindió vida a los muertos, abrió los ojos de los ciegos, purificó a los leprosos y expulsó demonios. Padeció la cruz y la muerte y es resucitado en el Espíritu, elevado en la gloria. Así abrió una vía nueva hacia los cielos para todos los que creen en él con gran fe.
Derramó con profusión el Santísimo Espíritu sobre los que mostraban su fe en las obras y lo sigue derramando con sobreabundancia. Con el Espíritu deifica a los que están unidos a él y, hombres, los transforma sin cambiarlos y los hace devenir hijos de Dios, hermanos del Salvador, coherederos de Cristo y herederos de Dios. Dioses ellos mismos en compañía de Dios, en el Espíritu Santo, son prisioneros sólo de la carne ya que permanecen libres en espíritu. Se elevan con Cristo a los cielos y tienen allí los derechos de ciudad en la contemplación de los bienes que los ojos no han visto. (…)
A Ti, oh mi Cristo, con el Padre y tu Espíritu divino, pertenecen gloria y alabanza, honor y adoración, ahora y siempre. Como Soberano, por los siglos de los siglos, como Creador del Universo, Dios y Maestro. Amén.
martes, 16 de mayo de 2023
MEDITACIÓN DEL EVANGELIO - 17 de Mayo - «Cuando venga el Espíritu de la verdad, os guiará hasta la verdad plena»
La «llave del conocimiento»(Lc 11,52) no es otra cosa que la gracia del Espíritu Santo. Se da por la fe. Por la iluminación, produce realmente el conocimiento y hasta el conocimiento pleno. Despierta nuestro espíritu encerrado y oscurecido, a menudo con parábolas y símbolos, pero también con afirmaciones más claras… hechas atención en el sentido espiritual de la palabra. Si la llave no es buena, la puerta no se abre. Porque, dice el Buen Pastor, » es a él a quien el portero abre » (Jn 10,3). Pero si la puerta no se abre, nadie entra en la casa del Padre, porque Cristo dijo: «Nadie va al Padre sin pasar por mí» (Jn 14,6).
Por tanto, es el Espíritu Santo, el primero, que despierta nuestro espíritu y nos enseña lo que concierne al Padre y el Hijo. Cristo nos dice esto también: «Cuando venga, él, el Espíritu de la verdad que procede del Padre, dará testimonio en mi favor, y os guiará hacia la verdad plena» (Jn 15,26; 16,13). Ved cómo, por el Espíritu o más bien en el Espíritu, el Padre y el Hijo se dan a conocer, inseparablemente…
Si se llama llave al Espíritu Santo, es porque, por él y en él primero, tenemos el espíritu iluminado. Una vez purificados, somos iluminados por la luz del conocimiento. Somos bautizados desde lo alto, recibimos un nuevo nacimiento y llegamos a ser hijos de Dios, como dice san Pablo: «El Espíritu Santo clama por nosotros con gemidos inefables» (Rm 8,26). Y todavía más: «Dios derramó su Espíritu en nuestros corazones que grita: ‘ Abba, Padre'» (Ga 4,6). Es pues él quien nos muestra la puerta, puerta que es luz, y la puerta nos enseña que, aquel que habita en la casa ,es él también luz inaccesible.
jueves, 24 de junio de 2021
MEDITACIÓN DEL EVANGELIO - 25 de Junio - "Jesús lo tocó diciendo: ¡quiero, queda limpio!"

Desde que he sido purificado y liberado de mis ataduras, me tiende una mano divina, me saca enteramente del lodazal, me abraza, se echa a mi cuello, me cubre de besos (Lc 15,20). Y a mi que estaba totalmente agotado y que había perdido mis fuerzas me pone sobre sus hombros (Lc 15,5), y me lleva lejos de mi infierno... Es la luz que me arrebata y me sostiene; me arrastra hacia una gran luz... Me hace contemplar por que extraño remodelaje él mismo me ha rehecho (Gn 2,7) y me ha arrancado de la corrupción. Me ha regalado una vida inmortal y me ha revestido de ropa inmaterial y luminosa y me ha dado sandalias, anillo y corona incorruptibles y eternas (Lc 15,22).
martes, 11 de mayo de 2021
MEDITACIÓN DEL EVANGELIO - 12 de Mayo - «Cuando venga el Espíritu de la verdad, os guiará hasta la verdad plena»
La «llave del conocimiento»(Lc 11,52) no es otra cosa que la gracia del Espíritu Santo. Se da por la fe. Por la iluminación, produce realmente el conocimiento y hasta el conocimiento pleno. Despierta nuestro espíritu encerrado y oscurecido, a menudo con parábolas y símbolos, pero también con afirmaciones más claras… hechas atención en el sentido espiritual de la palabra. Si la llave no es buena, la puerta no se abre. Porque, dice el Buen Pastor, » es a él a quien el portero abre » (Jn 10,3). Pero si la puerta no se abre, nadie entra en la casa del Padre, porque Cristo dijo: «Nadie va al Padre sin pasar por mí» (Jn 14,6).
Por tanto, es el Espíritu Santo, el primero, que despierta nuestro espíritu y nos enseña lo que concierne al Padre y el Hijo. Cristo nos dice esto también: «Cuando venga, él, el Espíritu de la verdad que procede del Padre, dará testimonio en mi favor, y os guiará hacia la verdad plena» (Jn 15,26; 16,13). Ved cómo, por el Espíritu o más bien en el Espíritu, el Padre y el Hijo se dan a conocer, inseparablemente…
Si se llama llave al Espíritu Santo, es porque, por él y en él primero, tenemos el espíritu iluminado. Una vez purificados, somos iluminados por la luz del conocimiento. Somos bautizados desde lo alto, recibimos un nuevo nacimiento y llegamos a ser hijos de Dios, como dice san Pablo: «El Espíritu Santo clama por nosotros con gemidos inefables» (Rm 8,26). Y todavía más: «Dios derramó su Espíritu en nuestros corazones que grita: ‘ Abba, Padre'» (Ga 4,6). Es pues él quien nos muestra la puerta, puerta que es luz, y la puerta nos enseña que, aquel que habita en la casa ,es él también luz inaccesible.
miércoles, 10 de marzo de 2021
MEDITACIÓN DEL EVANGELIO - 11 de Marzo - «El que no recoge conmigo, desparrama»
Los que son amigos de Dios y le aman, los que lo poseen en su interior como un tesoro inviolable, acogen los insultos y las humillaciones con una alegría y una felicidad indecibles (Mt 5,10-12). Rebosan amor y un amor sincero hacia los que les hacen sufrir todo esto, como bienhechores... El que no conoció caída alguna, el Señor Jesús nuestro Dios, fue golpeado, para que los pecadores que le imitan no sólo reciban el perdón sino que lleguen a participar de su divinidad por su obediencia. El que no acepta las afrentas con humildad de corazón, el que se avergüenza de imitar los sufrimientos de su Maestro, entonces, también Cristo se avergonzará de él, en presencia de los ángeles (Lc 9,26) …
Fue abofeteado, cubierto de escupitajos, crucificado: estremeceos, hombres, temblad, y soportad también vosotros con alegría los insultos que Dios sufrió por nuestra salvación. Dios recibe una bofetada del último de sus siervos (Jn 18,22) para darte un ejemplo de victoria; ¿y tú no aceptas el mismo tratamiento por parte de uno de tus semejantes? Si te avergüenzas de llegar a ser imitador de Dios, ¿cómo reinarás con él? Si, esperándolo, no eres paciente en las vejaciones, ¿cómo serás glorificado con él en el Reino de los cielos?
domingo, 15 de noviembre de 2020
MEDITACIÓN DEL EVANGELIO - 16 de Noviembre - «¡Hijo de David, ten piedad de mí!»
Has oído, amigo mío, que el reino de Dios está dentro de ti, (Lc 16,21) así como todos los bienes eternos están en tu mano si quieres. Apresúrate, pues, a ver, a tomar y a recibir en ti los bienes que te están reservados… Gime, póstrate.
Como en otro tiempo el ciego, di tú también hoy: “¡Ten piedad de mí, Hijo de David, y abre los ojos de mi alma para que vea la luz del mundo que eres tú, oh Dios mío!” (cf Jn 8,12) Así seré yo también hijo de esta luz divina. (Jn 12,36) ¡Oh clemente, envía el consolador sobre mí para que me enseñe (Jn 14,26) quien eres y lo que te pertenece, oh Dios del universo! Pon tu morada en mí, como lo has dicho, para que me haga digna de morar en ti. (Jn 15,4) Dame el saber entrar en ti y poseerte en mí. Oh invisible, dígnate tomar forma en mí para que, viendo tu belleza inasequible, lleve tu imagen en mí, oh celestial, y así olvide todas las cosas visibles. Dame la gloria que el Padre te dio (Jn 17,22), oh misericordioso, para que, semejante a ti como todos tus siervos, participe de tu vida divina según la gracia y que permanezca unido a ti, ahora y por los siglos sin fin.
lunes, 28 de septiembre de 2020
MEDITACIÓN DEL EVANGELIO - 29 de Septiembre - «Los ángeles están viendo siempre en el cielo el rostro de mi Padre celestial»
Te doy gracias, porque me has concedido vivir, conocerte y adorarte, Dios mío. Porque « la vida es que te conozcan a ti, único Dios verdadero» (Jn 17,3), creador y autor de todo, no engendrado, no creado, sin principio, único, y a tu Hijo, engendrado de ti, y al Espíritu santísimo, que procede de ti, la trino-unidad digna de toda alabanza... ¿Qué hay donde residen los ángeles, los arcángeles, las soberanías, los querubines y los serafines y todos los demás ejércitos celestiales, como la gloria o como la luz de inmortalidad, qué gozo, qué esplendor de vida inmaterial, sino la única luz de la Santa Trinidad?...
Cítame un ser incorpóreo o corpóreo y verás que es Dios quien lo ha hecho todo. Si se te habla de un ser cualquiera, sea del cielo, sea de la tierra o de los abismos, también para ellos, para todos, no hay más que una vida, una gloria, un deseo y un reino, una única riqueza, gozo, corona, victoria, paz, o cualquier otro resplandor: el conocimiento del Principio y de la Causa de donde viene todo, de donde ha nacido. Allí está el que mantiene las cosas de arriba y las cosas de abajo, allí está el que pone orden a todos los seres espirituales, allí está el que reina sobre todos los seres visibles...
Han crecido en conocimiento y redoblado en temor viendo caer a Satán y sus compañeros llevados de la presunción. Los que han caído han olvidado todo esto, esclavos de su orgullo; mientras que todos los que han conservado el conocimiento, levantados por el temor y el amor, se han unido a su Señor. Así el reconocimiento de su señorío producía también el crecimiento en el amor porque veían mejor y más claramente el resplandor fulgurante de la Trinidad.
jueves, 25 de junio de 2020
MEDITACIÓN DEL EVANGELIO - 26 de Junio - "Jesús lo tocó diciendo: ¡quiero, queda limpio!"
Desde que he sido purificado y liberado de mis ataduras, me tiende una mano divina, me saca enteramente del lodazal, me abraza, se echa a mi cuello, me cubre de besos (Lc 15,20). Y a mi que estaba totalmente agotado y que había perdido mis fuerzas me pone sobre sus hombros (Lc 15,5), y me lleva lejos de mi infierno... Es la luz que me arrebata y me sostiene; me arrastra hacia una gran luz... Me hace contemplar por que extraño remodelaje él mismo me ha rehecho (Gn 2,7) y me ha arrancado de la corrupción. Me ha regalado una vida inmortal y me ha revestido de ropa inmaterial y luminosa y me ha dado sandalias, anillo y corona incorruptibles y eternas (Lc 15,22).
martes, 5 de mayo de 2020
MEDITACIÓN DEL EVANGELIO - 06 de Mayo - «Yo soy la luz del mundo. El que me sigue no caminará a oscuras, sino que tendrá la luz de la vida»
«Dios es luz.» (1Jn 1,5) una luz infinita e incomprensible. El Padre es luz, el Hijo es luz, el Espíritu es luz. Los tres son luz única, simple, sin compuesto, más allá del tiempo, en una eterna identidad de dignidad y de gloria.
Luego, todo lo que viene de Dios es luz y se reparte sobre nosotros como venido de la luz: luz es la vida, luz es la inmortalidad, luz la fuente de la vida, luz el agua viva, la caridad, la paz, la verdad, la puerta del reino de los cielos. Luz el reino mismo de los cielos; luz es la alcoba nupcial, el lecho nupcial, el paraíso, las delicias del paraíso, la tierra de las dulzuras, la corona de la vida, luz los vestidos de los santos.
Luz de Cristo Jesús, el salvador y el rey del universo, luz el pan de su carne inmaculada, luz el cáliz de su sangre preciosa, luz su resurrección, luz su rostro, luz su mano, su dedo, su boca, luz sus ojos. Luz el Señor, su voz, como luz de luz. Luz es el Consolador, la perla, el grano de mostaza, la viña auténtica, la levadura, la esperanza, la fe: todo es luz.
domingo, 12 de abril de 2020
MEDITACIÓN DEL EVANGELIO - 13 de Abril - "He aquí que Jesús viene a su encuentro"
Son muchos los que creen en la resurrección de Jesús, pero son pocos los que tiene de ella una visión clara. ¿Y cómo los que no lo han visto pueden adorar a Cristo como a Santo y como a Señor? En efecto, está escrito: “Nadie puede decir ‘Jesús es el Señor’ si no es bajo la acción del Espíritu Santo” (1C 12,3), y también: “Dios es Espíritu, y los que le adoran deben adorarlo en espíritu y en verdad” (Jn 4,24)… ¿Cómo es, pues, que el Espíritu Santo hoy [en la liturgia] nos mueve a decir: “Hemos visto la resurrección de Cristo. Adoremos al Santo, al Señor Jesús, al único sin pecado”? ¿Cómo nos invita a afirmarlo como si lo hubiéramos visto? Cristo ha resucitado una sola vez, hace mil años, y tampoco entonces nadie le vio resucitar. ¿Acaso la divina Escritura nos quiere hacer mentir?
¡Jamás de la vida! Al contrario, nos exhorta a ser testigos de la verdad, esta verdad en la que en cada uno de nosotros, sus fieles, se reproduce la resurrección de Cristo, y ello no sólo una vez, sino cuando, en cada hora por así decir, el Maestro en persona, Cristo, resucita en nosotros, vestido totalmente de blanco y fulgurante con los rayos de la incorruptibilidad y de la divinidad. Porque el luminoso acontecimiento del Espíritu nos hace entrever, igual que aquella mañana, la resurrección del Maestro, o más bien nos hace el favor de verle a él mismo, al mismo resucitado. Por eso cantamos: “El Señor es Dios, él nos ilumina” (sl 117,27), y aludiendo a su segunda venida, añadimos: “Bendito el que viene en nombre del Señor” (v 26). Es de manera del todo espiritual, por su mirada espiritual que se presenta y se hace ver. Y cuando, por obra del Espíritu Santo, esto se realiza en nosotros, él nos resucita de entre los muertos, nos vivifica y nos da de verle a él mismo, enteramente, viviendo en nosotros, él, el inmortal e imperecedero. Nos hace la gracia de poderle conocer claramente, a él que nos resucita con él y nos hace entrar con él en la gloria.
sábado, 15 de junio de 2019
MEDITACIÓN DEL EVANGELIO - 16 de Junio - "Cuando venga el Espíritu de la verdad, os guiará hasta la verdad plena"
La «llave del conocimiento»(Lc 11,52) no es otra cosa que la gracia del Espíritu Santo. Se da por la fe. Por la iluminación, produce realmente el conocimiento y hasta el conocimiento pleno. Despierta nuestro espíritu encerrado y oscurecido, a menudo con parábolas y símbolos, pero también con afirmaciones más claras… hechas atención en el sentido espiritual de la palabra. Si la llave no es buena, la puerta no se abre. Porque, dice el Buen Pastor, » es a él a quien el portero abre » (Jn 10,3). Pero si la puerta no se abre, nadie entra en la casa del Padre, porque Cristo dijo: «Nadie va al Padre sin pasar por mí» (Jn 14,6).
Por tanto, es el Espíritu Santo, el primero, que despierta nuestro espíritu y nos enseña lo que concierne al Padre y el Hijo. Cristo nos dice esto también: «Cuando venga, él, el Espíritu de la verdad que procede del Padre, dará testimonio en mi favor, y os guiará hacia la verdad plena» (Jn 15,26; 16,13). Ved cómo, por el Espíritu o más bien en el Espíritu, el Padre y el Hijo se dan a conocer, inseparablemente…
Si se llama llave al Espíritu Santo, es porque, por él y en él primero, tenemos el espíritu iluminado. Una vez purificados, somos iluminados por la luz del conocimiento. Somos bautizados desde lo alto, recibimos un nuevo nacimiento y llegamos a ser hijos de Dios, como dice san Pablo: «El Espíritu Santo clama por nosotros con gemidos inefables» (Rm 8,26). Y todavía más: «Dios derramó su Espíritu en nuestros corazones que grita: ‘ Abba, Padre'» (Ga 4,6). Es pues él quien nos muestra la puerta, puerta que es luz, y la puerta nos enseña que, aquel que habita en la casa ,es él también luz inaccesible.
martes, 28 de mayo de 2019
MEDITACIÓN DEL EVANGELIO - 29 de Mayo - "Cuando venga el Espíritu de la verdad, os guiará hasta la verdad plena"
La «llave del conocimiento»(Lc 11,52) no es otra cosa que la gracia del Espíritu Santo. Se da por la fe. Por la iluminación, produce realmente el conocimiento y hasta el conocimiento pleno. Despierta nuestro espíritu encerrado y oscurecido, a menudo con parábolas y símbolos, pero también con afirmaciones más claras… hechas atención en el sentido espiritual de la palabra. Si la llave no es buena, la puerta no se abre. Porque, dice el Buen Pastor, » es a él a quien el portero abre » (Jn 10,3). Pero si la puerta no se abre, nadie entra en la casa del Padre, porque Cristo dijo: «Nadie va al Padre sin pasar por mí» (Jn 14,6).
Por tanto, es el Espíritu Santo, el primero, que despierta nuestro espíritu y nos enseña lo que concierne al Padre y el Hijo. Cristo nos dice esto también: «Cuando venga, él, el Espíritu de la verdad que procede del Padre, dará testimonio en mi favor, y os guiará hacia la verdad plena» (Jn 15,26; 16,13). Ved cómo, por el Espíritu o más bien en el Espíritu, el Padre y el Hijo se dan a conocer, inseparablemente…
Si se llama llave al Espíritu Santo, es porque, por él y en él primero, tenemos el espíritu iluminado. Una vez purificados, somos iluminados por la luz del conocimiento. Somos bautizados desde lo alto, recibimos un nuevo nacimiento y llegamos a ser hijos de Dios, como dice san Pablo: «El Espíritu Santo clama por nosotros con gemidos inefables» (Rm 8,26). Y todavía más: «Dios derramó su Espíritu en nuestros corazones que grita: ‘ Abba, Padre'» (Ga 4,6). Es pues él quien nos muestra la puerta, puerta que es luz, y la puerta nos enseña que, aquel que habita en la casa ,es él también luz inaccesible.