miércoles, 6 de mayo de 2020

MAYO, MES DE MARÍA

El Mes de María se reza en Mayo, en el llamado “mes de las flores”, que se llama así, porque con la llegada del buen tiempo y tras las lluvias invernales, el campo y los jardines comienzan a cubrirse de un verde intenso y de los colores y aromas de las flores.

EVANGELIO - 07 de Mayo - San Juan 13,16-20


    Libro de los Hechos de los Apóstoles 13,13-25.

    Desde Pafos, donde se embarcaron, Pablo y sus compañeros llegaron a Perge de Panfilia. Juan se separó y volvió a Jerusalén, pero ellos continuaron su viaje, y de Perge fueron a Antioquía de Pisidia. El sábado entraron en la sinagoga y se sentaron.
    Después de la lectura de la Ley y de los Profetas, los jefes de la sinagoga les mandaron a decir: "Hermanos, si tienen que dirigir al pueblo alguna exhortación, pueden hablar".
    Entonces Pablo se levantó y, pidiendo silencio con un gesto, dijo: "Escúchenme, israelitas y todos los que temen a Dios.
    El Dios de este Pueblo, el Dios de Israel, eligió a nuestros padres y los convirtió en un gran Pueblo, cuando todavía vivían como extranjeros en Egipto. Luego, con el poder de su brazo, los hizo salir de allí y los cuidó durante cuarenta años en el desierto.
    Después, en el país de Canaán, destruyó a siete naciones y les dio en posesión sus tierras, al cabo de unos cuatrocientos cincuenta años. A continuación, les dio Jueces hasta el profeta Samuel.
    Pero ellos pidieron un rey y Dios les dio a Saúl, hijo de Quis, de la tribu de Benjamín, por espacio de cuarenta años.
    Y cuando Dios desechó a Saúl, les suscitó como rey a David, de quien dio este testimonio: He encontrado en David, el hijo de Jesé, a un hombre conforme a mi corazón que cumplirá siempre mi voluntad.
    De la descendencia de David, como lo había prometido, Dios hizo surgir para Israel un Salvador, que es Jesús.
    Como preparación a su venida, Juan había predicado un bautismo de penitencia a todo el pueblo de Israel.
    Y al final de su carrera, Juan decía: 'Yo no soy el que ustedes creen, pero sepan que después de mí viene aquel a quien yo no soy digno de desatar las sandalias'.


Salmo 89(88),2-3.21-22.25.27.

Cantaré eternamente el amor del Señor,
proclamaré tu fidelidad por todas las generaciones.
Porque tú has dicho:
«Mi amor se mantendrá eternamente,

mi fidelidad está afianzada en el cielo.»
«Encontré a David, mi servidor,
y lo ungí con el óleo sagrado,
para que mi mano esté siempre con él

y mi brazo lo haga poderoso.»
Mi fidelidad y mi amor lo acompañarán,
su poder crecerá a causa de mi Nombre:
El me dirá: «Tú eres mi padre,
mi Dios, mi Roca salvadora.»


    Evangelio según San Juan 13,16-20.


    Después de haber lavado los pies a los discípulos, Jesús les dijo: "Les aseguro que el servidor no es más grande que su señor, ni el enviado más grande que el que lo envía.
    Ustedes serán felices si, sabiendo estas cosas, las practican.
    No lo digo por todos ustedes; yo conozco a los que he elegido. Pero es necesario que se cumpla la Escritura que dice: El que comparte mi pan se volvió contra mí.
    Les digo esto desde ahora, antes que suceda, para que cuando suceda, crean que Yo Soy.
    Les aseguro que el que reciba al que yo envíe, me recibe a mí, y el que me recibe, recibe al que me envió".

    Palabra del Señor

MEDITACIÓN DEL EVANGELIO - 07 de Mayo - "Recibir al que Yo envío, es recibirme a mí mismo"


        San [Padre] Pío de Pietrelcina (1887-1968), capuchino Ep 3, 707; 2, 70

«Recibir al que Yo envío, es recibirme a mí mismo»

    Tras el amor de nuestro Señor, te recomiendo el de la iglesia, su Esposa. Ella es de alguna manera la paloma que incuba y da lugar a la descendencia del Esposo. Da todos los días gracias a Dios por ser hija de la iglesia, a ejemplo de un gran número de almas que nos han precedido en esta ruta bendita. Ten mucha compasión de todos los pastores, predicadores y guías espirituales; se encuentran esparcidos por la superficie de la tierra... Ruega a Dios por ellos, para que se salven, sean fecundos y proporcionen la salvación a las almas.

    Ruega por las personas infieles como por las fervientes, reza por el Santo Padre, por todas las necesidades espirituales y temporales de la Iglesia, porque ella es nuestra madre. Haz también una oración especial por todos aquellos que estamos implicados en la salvación de las almas para gloria del Padre.

SANTORAL- SAN AGOSTINO ROCELLI

07 de Mayo


    En Agustín Roscelli, la Iglesia nos señala un ejemplo de sacerdote y de Fundador santo. Como sacerdote encarnó la figura del "pastor", del educador en la fe, del ministro de la Palabra, del guía espiritual. Siempre dispuesto a donarse en la obediencia, en la humildad, en el silencio y en el sacrificio, buscó sólo la voluntad de Aquél que lo había llamado y enviado. En el desarrollo de su ministerio sacerdotal siguió el ejemplo de Cristo, armonizando la vida interior con la intensa acción pastoral y su obra fue fecunda porque estuvo alimentada por la continua oración y por un gran amor hacia la Eucaristía.

    Supo leer las situaciones de su tiempo e intervenir concretamente en favor de los más indefensos, y en particular se empeñó para salvar a la juventud, de las insidias y de los peligros morales. Se dejó conducir por el Espíritu hasta fundar, casi sin saberlo, una Familia religiosa. Nació en Bargone de Casarza Ligure (Génova, Italia), el 17 de julio de 1818 de Domingo y María Gianelli; fue bautizado el mismo día porque se temía por su vida.

    Su familia, pobre de medios materiales, fue siempre para él, un ejemplo de fe y de virtudes cristianas. Inteligente, sensible, más bien reservado, Agustín muy pronto se mostró útil a la familia en el cuidado del rebaño paterno. Sus padres lo confiaron al Párroco, el Padre Andrés Garibaldi, quien le impartió los primeros elementos del saber.

Hacia el sacerdocio

    En mayo de 1835, con ocasión de una misión animada por el Archipresbítero de Chiavari, Antonio María Gianelli, Agustín se sintió decididamente llamado al sacerdocio y se trasladó a Génova para comenzar los estudios. Los años de preparación a la Ordenación sacerdotal fueron duros y difíciles, debiendo él mismo afrontar graves desafíos económicos. Lo sostuvieron la voluntad tenaz, la intensa oración y la ayuda de personas buenas, tales como el canónigo Gianelli quien, nombrado Obispo de Bobbio en el año 1838, le encontró una ubicación como clérigo-sacristán y custodio de la iglesia del Conservatorio de las Hijas de San José en San Rocchino, de la cual Mons. Gianelli era el Director; los jesuitas después, lo vieron como el "diligente prefecto", como lo afirma el mismo Rector en 1845. El 19 de setiembre de 1846, fue ordenado sacerdote por el Cardenal Plácido María Tadini.

Vice-Párroco - Confesor santo Educador junto a los Artesanitos 

    El Padre Agustín fue destinado inmediatamente al populoso barrio de San Martín de Albaro donde, con el espíritu de Cristo Pastor y con la administración de todos los sacramentos, inició su humilde servicio en la obra de santificación, dedicándose con esmero, caridad y con el ejemplo, al crecimiento espiritual del Cuerpo de Cristo. En el confesionario adquirió un conocimiento concreto de la triste realidad y de los peligros en los que se encontraban tantas jóvenes que, por motivos de trabajo, se trasladaban a la ciudad convirtiéndose en fácil presa para los deshonestos. Allí, su corazón de padre se angustiaba y se conmovía al pensar que tantas almas sencillas podían perderse, porque se las dejaba solas e indefensas. En 1858, si bien continuaba a dedicarse asiduamente al ministerio de la Confesión, aceptó colaborar con el Padre Francisco Montebruno en la Obra de los Artesanitos.

Entre los encarcelados y luego al orfanatorio

    En 1872 amplió su campo de apostolado. Como ministro de Cristo "tomado entre los hombres y constituido en favor de los hombres", se consagró enteramente a la obra a la que el Señor lo había llamado, sin apartarse de las miserias y de las pobrezas morales de su ciudad, interesándose no sólo de la juventud masculina y femenina, sino incluso de los detenidos en la cárcel de San Andrés, para llevar el consuelo y la misericordia del Señor.

    En 1874, Capellán del nuevo orfanatorio Provincial en la calle "delle Fieschine", se dedicó a los recién nacidos administrándoles el Bautismo por un lapso de 22 años (de los registros resulta que los bautizados fueron 8.484) y, haciendo suyas las palabras de San Agustín "la plenitud de todas nuestras obras es el amor", trabajó intensamente incluso a favor de las madres solteras, las que eran jovencitas sencillas del pueblo que, por la falta de un trabajo digno y retribuido, se convertían en víctimas de los malintencionados.

Las escuelas taller

    El Padre Roscelli recibió la propuesta de algunas de sus penitentes, espiritualmente maduras que, su deseo de salvar las almas, le ofrecieron su colaboración para ayudar a tantas jóvenes necesitadas de asistencia moral, de una guía segura y de ser capaces de ganar honestamente lo necesario para vivir. En estas sedes, las jóvenes recibían una instrucción moral y religiosa, junto a una sólida formación humana y cristiana en forma tal que las preparaba para prevenir o para defenderse de los peligros de la ciudad, y al mismo tiempo las capacitaba profesionalmente.

Una nueva Congregación

    La tímida idea de dar vida a una Congregación religiosa fue estimulada por Mons. Salvador Magnasco y por las colaboradoras del Padre Roscelli, las maestras de las Casas-Taller, las que estaban convencidas que la Consagración a Cristo y el empeño de santificación en la vida comunitaria, son la fuerza del apostolado.

    El Padre Agustín, interpeló incluso al Papa Pío IX y después de haber recibido la respuesta "Deus benedicat te et opera tua bona" (Dios te bendiga a ti y a tu buena obra), se sometió totalmente a la voluntad de Dios y el 15 de octubre de 1876 realizó su sueño, y el 22 del mismo mes, entregó el hábito religioso a sus primeras Hijas a las que llamó Hermanas de la Inmaculada, indicando a las mismas el camino de santidad, señalado particularmente por las virtudes propias de Quien es el modelo de la vida consagrada. Después de las primeras incertezas, su obra se consolidó y se dilató más allá de los confines de Génova y de Italia. La existencia del "pobre sacerdote" concluyó el 7 de mayo del año 1902.

    El Padre Roscelli fue:

   Hombre de Dios:
intuyó los designios de Dios sobre sí mismo y se abandonó a El en una total docilidad. En el humilde Sacerdote la acción divina y la humana, la contemplación y la acción, se integraron en una admirable unidad de vida. Su apostolado siempre ha brotado de la experiencia de Dios, que se abre a la oración, a la testimonianza de fidelidad al ministerio sacerdotal, al anuncio del Evangelio.

    Sal de la tierra: contemplativo, pobre, austero, siempre eligió el último puesto, la renuncia. Olvidado de si mismo, de las propias exigencias, del propio tiempo, estuvo siempre a disposición de los demás en el confesionario, y como fermento evangélico, intensificó la caridad "en la que confluían el amor hacia Dios y hacia los hombres".

    Profético: separado del mundo, pero en estrecha relación con la realidad concreta de su tiempo, el Roscelli ha hecho visible el primado del amor de Dios, acercándose con espíritu misericordioso y con corazón amoroso de Padre, a los abandonados, a los encarcelados, a las madres solteras, a la juventud en general y injusticia a quien hubiese caído víctima de la injusticia; a todos ayudó y se mostró con una profunda sensibilidad por los derechos humanos y por la causa justa de la promoción del hombre.

Oremos

    Señor Dios todopoderoso, que de entre tus fieles elegiste a san Agostino Roscelli para que manifestara a sus hermanos el camino que conduce a Ti, concédenos que su ejemplo nos ayude a seguir a Jesucristo, nuestro Maestro, para que logremos así alcanzar un día,  junto con nuestros hermanos, la gloria de tu Reino eterno. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo. Amén

martes, 5 de mayo de 2020

MAYO, MES DE MARÍA

El Mes de María se reza en Mayo, en el llamado “mes de las flores”, que se llama así, porque con la llegada del buen tiempo y tras las lluvias invernales, el campo y los jardines comienzan a cubrirse de un verde intenso y de los colores y aromas de las flores.


EVANGELIO - 06 de Mayo - San Juan 12,44-50


    Libro de los Hechos de los Apóstoles 12,24-25.13,1-5a.

    Mientras tanto, la Palabra de Dios se difundía incesantemente.
    Bernabé y Saulo, una vez cumplida su misión, volvieron de Jerusalén a Antioquía, llevando consigo a Juan, llamado Marcos.
    En la Iglesia de Antioquía había profetas y doctores, entre los cuales estaban Bernabé y Simeón, llamado el Negro, Lucio de Cirene, Manahén, amigo de infancia del tetrarca Herodes, y Saulo.
    Un día, mientras celebraban el culto del Señor y ayunaban, el Espíritu Santo les dijo: "Resérvenme a Saulo y a Bernabé para la obra a la cual los he llamado".
    Ellos, después de haber ayunado y orado, les impusieron las manos y los despidieron.
    Saulo y Bernabé, enviados por el Espíritu Santo, fueron a Seleucia y de allí se embarcaron para Chipre.
    Al llegar a Salamina anunciaron la Palabra de Dios en las sinagogas de los judíos, y Juan colaboraba con ellos.


Salmo 67(66),2-3.5.6.8.

El Señor tenga piedad y nos bendiga,
haga brillar su rostro sobre nosotros,
para que en la tierra se reconozca su dominio,
y su victoria entre las naciones.

Que canten de alegría las naciones,
porque gobiernas a los pueblos con justicia
y guías a las naciones de la tierra.

¡Que los pueblos te den gracias, Señor,
que todos los pueblos te den gracias!
Que Dios nos bendiga,
y lo teman todos los confines de la tierra.


    Evangelio según San Juan 12,44-50.

    Jesús exclamó: "El que cree en mí, en realidad no cree en mí, sino en aquel que me envió. Y el que me ve, ve al que me envió.
    Yo soy la luz, y he venido al mundo para que todo el que crea en mí no permanezca en las tinieblas.
    Al que escucha mis palabras y no las cumple, yo no lo juzgo, porque no vine a juzgar al mundo, sino a salvarlo.
    El que me rechaza y no recibe mis palabras, ya tiene quien lo juzgue: la palabra que yo he anunciado es la que lo juzgará en el último día.
    Porque yo no hablé por mí mismo: el Padre que me ha enviado me ordenó lo que debía decir y anunciar; y yo sé que su mandato es Vida eterna. Las palabras que digo, las digo como el Padre me lo ordenó".

    Palabra del Señor

MEDITACIÓN DEL EVANGELIO - 06 de Mayo - «Yo soy la luz del mundo. El que me sigue no caminará a oscuras, sino que tendrá la luz de la vida»


       Simeón el Nuevo Teólogo -  Discurso Teológico: Si está Cristo todo es luminoso

«Yo soy la luz del mundo. El que me sigue no caminará a oscuras, 
sino que tendrá la luz de la vida»

    «Dios es luz.» (1Jn 1,5) una luz infinita e incomprensible. El Padre es luz, el Hijo es luz, el Espíritu es luz. Los tres son luz única, simple, sin compuesto, más allá del tiempo, en una eterna identidad de dignidad y de gloria.

    Luego, todo lo que viene de Dios es luz y se reparte sobre nosotros como venido de la luz: luz es la vida, luz es la inmortalidad, luz la fuente de la vida, luz el agua viva, la caridad, la paz, la verdad, la puerta del reino de los cielos. Luz el reino mismo de los cielos; luz es la alcoba nupcial, el lecho nupcial, el paraíso, las delicias del paraíso, la tierra de las dulzuras, la corona de la vida, luz los vestidos de los santos.

    Luz de Cristo Jesús, el salvador y el rey del universo, luz el pan de su carne inmaculada, luz el cáliz de su sangre preciosa, luz su resurrección, luz su rostro, luz su mano, su dedo, su boca, luz sus ojos. Luz el Señor, su voz, como luz de luz. Luz es el Consolador, la perla, el grano de mostaza, la viña auténtica, la levadura, la esperanza, la fe: todo es luz.

SANTORAL - SAN PEDRO NOLASCO

06 de Mayo


    «Este redentor de cautivos, fundador de la Orden de Santa María de la Merced consagró su vida a liberar a los cristianos y él mismo fue apresado en Argelia en una de las expediciones que llevaba a cabo con este objetivo»

    Natural de Barcelona, España nació hacia 1180. Sus padres debían poseer tierras en zonas colindantes a la capital. Y él crecería en ese privilegiado entorno junto a un monasterio románico, hasta que huérfano de padre a los 15 años, con la aquiescencia materna, repartió sus bienes. En edad de contraer matrimonio se arrodilló ante la Virgen de Montserrat y le ofreció su vida dando la espalda a mundanas vanidades. La época histórica en la que discurría su quehacer, con el dominio musulmán sobre las costas en todo su apogeo, trajo consigo el destierro de miles de cristianos a África. Eran personas cruelmente maltratadas y angustiadas por un yugo injusto que llevó a muchas a renegar de su fe pensando que Dios las había abandonado. Pedro tomó conciencia de la tragedia que encierra la esclavitud. Y en 1203 ya estaba implicado como benefactor de los pobres según consta en documento escrito que lo menciona como «responsable de la limosna de los cautivos». Precisamente ese año tuvo lugar en Valencia la primera «redención de cautivos». El santo rescató con sus propios medios a unos 300. Cuando se le agotó el dinero, formó grupos para recaudar la «limosna para los cautivos». Y al quedar clausurada esta vía de ayuda, pensó ingresar en alguna orden religiosa o trasladarse al desierto.

    Hubo dos hitos significativos de carácter sobrenatural que marcaron su trayectoria espiritual y apostólica. En 1203 en un sueño se vio transportado al atrio de un espléndido palacio donde existía un frondoso olivo. Dos venerables ancianos le encomendaron su tutela. A ellos siguieron los furibundos ataques de otros dos hombres que se cebaron en las ramas y el fruto. En medio de la lucha observó que de la rama cercenada brotaba otra más esplendorosa, y otro tanto acontecía con el fruto. Desvanecida la visión, quiso interpretarla. Esta experiencia, a decir de los cronistas, pudo ofrecer dos perspectivas. En la primera, el atrio sería el mundo; la oliva, la Iglesia, y los agresores, los enemigos de la fe representados en las cohortes de prisioneros que se asfixiaban bajo las cadenas de la cautividad. Al rescatarlos, él liberaría a la Iglesia de su opresión. En otra lectura se habrían invertido los símbolos; tendrían nueva y simple matización. El atrio sería la Iglesia y la oliva la Orden que iba a fundar: un alborear para los que se hallaban presos. A esta convicción le habría conducido la Santísima Virgen, a quien Pedro se encomendaba buscando luz para clarificar su devenir y la voluntad divina que pudiera encerrar este hecho.

    Así las cosas, y este fue el segundo hito, la noche del 1 al 2 de agosto de 1218 se le apareció la Virgen. Iba vestida con el hábito blanco característico de los mercedarios. Movido por Ella, el 10 del mismo mes y año creó la orden de Santa María de la Merced para la redención de cautivos en la catedral de Barcelona. Fue un acto emotivo, de honda significación, que tuvo lugar ante la presencia del monarca Jaime I de Aragón y del obispo Berenguer de Palou. Éste fue quien impuso al santo y a los doce primeros integrantes de la fundación la túnica blanca con todos sus elementos inspirada en la que llevó María. La nueva realidad eclesial, que anteriormente había sido laica, fue dotada con un cuarto voto, el de liberar esclavos, que se añadió a los clásicos de pobreza, castidad y obediencia. Les comprometía a entregar la propia vida a imagen del Redentor. En los inicios de la instauración de su obra Pedro no estuvo solo; contó con el inapreciable consejo y ayuda de san Raimundo de Peñafort. En ese momento, las circunstancias propiciaban la labor de estos nuevos redentores. El hospital barcelonés de Santa Eulalia era cobijo de indigentes y cautivos que regresaban de tierras moriscas sin medios para sobrevivir. Y en ese establecimiento, asignado a los mercedarios por el rey aragonés, comenzaron su excelsa labor. Cada rescatado tenía la obligación de participar durante un tiempo en la redención de nuevos cautivos. También reemplazar al esclavo ocupando su lugar, siempre que su fe estuviese en peligro y no tuviesen dinero para rescatarlo. En una de las expediciones realizadas por Pedro Nolasco a Argelia para liberar a cristianos fue hecho prisionero, pero finalmente consiguió la libertad.

    Fue un hombre de oración, humilde, generoso, lleno de fe y entrañas de misericordia, fiel observante de la regla, entregado, con gran visión y celo apostólico. A ello se unían sus ansias de morir por Cristo. Éste ímpetu, junto a su fe, propiciaron la existencia de la rama mercedaria femenina. La materializó con la anuencia de María de Cervelló, luego canonizada, joven natural de Barcelona a la que supo transmitir el espíritu que animaba la Orden instituida por él y de la que fue superior general. Diecisiete fundaciones extendidas por Cataluña, Aragón, Valencia, Mallorca y Carbona dan idea también de su amor a Cristo y a sus semejantes. Con el generoso grupo de seglares que se implicaron en la admirable tarea de auxiliar no solo a los cautivos sino de prestar asistencia a pobres, enfermos y peregrinos, creó una fraternidad. El rey Jaime I, al que acompañó en la conquista de Mallorca y Valencia, le donó el monasterio de El Puig. En 1235 Gregorio IX emitió la bula «Devotionis vestrae» confirmando su obra. Fue agraciado con éxtasis y dones de profecía y milagros. Cuenta la tradición que hubiera deseado venerar las reliquias de san Pedro en Roma, peregrinación que no pudo efectuar. En su desconsuelo, éste se le apareció en sueños durante tres noches consecutivas diciéndole: «vengo a verte porque tú no puedes ir a visitarme». En la última, mientras Pedro Nolasco oraba de rodillas, vio al apóstol crucificado, cabeza abajo. Le instó a no dejar España donde florecía su excelsa labor. Murió el 6 de mayo de 1245 pronunciando el Salmo 76: «Tú, oh Dios, haciendo maravillas, mostraste tu poder a los pueblos y con tu brazo has rescatado a los que estaban cautivos y esclavizados». Urbano VIII lo canonizó el 30 de septiembre de 1628.

Oremos

    Oh, Señor, que has revestido de la caridad de Cristo a nuestro Padre San Pedro Nolasco, y por medio de la Virgen María lo has hecho mensajero de amor y de libertad para los cristianos cautivos, concédenos imitar su ejemplo para la liberación de todos los oprimidos y la edificación de tu Iglesia. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

TEOLOGÍA DEL CUERPO

Visión del Papa Juan Pablo II sobre el amor humano

EL MATRIMONIO COMO ANALOGÍA DEL AMOR NUPCIAL 
ENTRE CRISTO Y LA IGLESIA
Audiencia General 29 de septiembre de 1982

1. En la Carta a los Efesios (5, 22-33) -igual que en los Profetas del Antiguo Testamento (por ejemplo, en Isaías)- encontramos la gran analogía del matrimonio o del amor nupcial entre Cristo y la Iglesia.

¿Qué función tiene esta analogía con relación al misterio revelado en la Antigua y en la Nueva Alianza? A esta pregunta hay que responder gradualmente. Ante todo, la analogía del amor conyugal o nupcial ayuda a penetrar en la esencia misma del misterio. Ayuda a comprenderlo hasta cierto punto -se entiende que de modo analógico-. Es obvio que la analogía del amor terreno, humano, del marido a la mujer, del amor humano nupcial, no puede ofrecer una comprensión adecuada y completa de esa realidad absolutamente trascendente, que es el misterio divino, tanto en su ocultamiento desde los siglos en Dios, como en su realización «histórica» en el tiempo, cuando «Cristo amó a la Iglesia y se entregó por ella» (Ef 5, 25). El misterio sigue siendo trascendente con relación a esta analogía, como respecto a cualquier otra analogía, con la que tratamos de expresarlo en lenguaje humano. Sin embargo, al mismo tiempo, esta analogía ofrece la posibilidad de cierta «penetración» cognoscitiva en la esencia misma del misterio.

2. La analogía del amor nupcial nos permite comprender en cierto modo el misterio que desde los siglos está escondido en Dios, y que en el tiempo es realizado por Cristo, precisamente como el amor de un total e irrevocable don de sí por parte de Dios al hombre en Cristo. Se trata del «hombre» en la dimensión personal y, a la vez, comunitaria (esta dimensión comunitaria se expresa en el libro de Isaías y en los Profetas como «Israel», en la Carta a los Efesios como «Iglesia»: se puede decir: Pueblo de Dios de la Antigua y de la Nueva Alianza). Añadamos que en ambas concepciones la dimensión comunitaria está situada de algún modo, en primer plano, pero no tanto que vele totalmente la dimensión personal que, por otra parte, pertenece sencillamente a la esencia misma del amor nupcial. En ambos casos nos encontramos más bien con una significativa «reducción de la comunidad a la persona» (1): Israel y la Iglesia son considerados como esposa-persona por parte del esposo-persona («Yahvé» y «Cristo»). Cada «yo» concreto debe encontrarse a sí mismo en ese bíblico «nosotros».

3. Así, pues, la analogía de la que tratamos permite comprender, en cierto grado, el misterio revelado del Dios vivo, que es Creador y Redentor (y en cuanto tal es, al mismo tiempo, Dios de la Alianza); nos permite comprender este misterio a la manera de un amor nupcial, así como permite comprenderlo también a la manera de un amor «misericordioso» (según el texto del libro de Isaías), o también al modo de un amor «paterno» (según la Carta a los Efesios, principalmente el cap. I). Estos modos de comprender el misterio son también, sin duda, analógicos. La analogía del amor nupcial contiene en sí una característica del misterio que no se pone directamente de relieve ni por la analogía del amor misericordioso ni por la analogía del amor paterno (o por cualquiera otra analogía utilizada en la Biblia, a la que hubiéramos podido referirnos).

4. La analogía del amor de los esposos (o amor nupcial) parece poner de relieve sobre todo la importancia del don de sí mismo por parte de Dios al hombre, elegido «desde los siglos» en Cristo (literalmente: a «Israel», a la «Iglesia»), don total (o mejor, «radical») e irrevocable en su carácter esencial, o sea, como don. Este don es ciertamente «radical» y, por esto «total». No se puede hablar aquí de la «totalidad» en sentido metafísico. Efectivamente, el hombre, como criatura, no es capaz de «recibir» el don de Dios en la plenitud trascendental de su divinidad. Este «don total» (no creado ) sólo es participado por Dios mismo en la «trinitaria comunión de las Personas». En cambio, el don de sí mismo por parte de Dios al hombre, del que habla la analogía del amor nupcial, sólo puede tener la forma de la participación en la naturaleza divina (cf. 2 Pe 1, 4), como lo ha esclarecido con gran precisión la teología. No obstante, según esta medida, el don hecho al hombre por parte de Dios en Cristo es un don «total», o sea, «radical», como indica precisamente la analogía del amor nupcial: en cierto sentido, es «todo» lo que Dios «ha podido» dar de sí mismo al hombre, teniendo en cuenta las facultades limitadas del hombre-criatura. De este modo, la analogía del amor nupcial indica el carácter «radical» de la gracia: de todo el orden de la gracia creada.

5. Parece que todo lo anterior se puede decir con referencia a la primera función de nuestra gran analogía, que pasó de los escritos de los Profetas del Antiguo Testamento a la Carta a los Efesios, en la que, como ya hemos notado, sufrió una significativa transformación. La analogía del matrimonio, como realidad humana, en el que se encarna el amor nupcial ayuda, en cierto grado y en cierto modo, a comprender el misterio de la gracia como realidad eterna en Dios y como fruto «histórico» de la redención de la humanidad en Cristo. Sin embargo, hemos dicho antes que esta analogía bíblica no sólo «explica» el misterio, sino que también, por otra parte, el misterio define y determina el modo adecuado de comprender la analogía, y precisamente este elemento suyo, en el que los autores bíblicos ven «la imagen y semejanza» del misterio divino. Así, pues, la comparación del matrimonio (a causa del amor nupcial) con la relación de «Yahvé-Israel» en la Antigua Alianza y de «Cristo-Iglesia» en la Nueva Alianza, decide a la vez acerca del modo de comprender el matrimonio mismo y determina este modo.

6. Esta es la segunda función de nuestra gran analogía. Y, en la perspectiva de esta función, nos acercamos de hecho al problema «sacramento y misterio», o sea, en sentido general y fundamental, al problema de la sacramentalidad del matrimonio. Esto parece particularmente motivado a la luz del análisis de la Carta a los Efesios (5, 22-33). En efecto, al presentar la relación de Cristo con la Iglesia a imagen de la unión nupcial del marido y de la mujer, el autor de esta Carta habla, del modo más general y, a la vez, fundamental, no sólo de la realización del eterno misterio divino, sino también del modo en que ese misterio se ha expresado en el orden visible, del modo en que se ha hecho visible, y, por esto, ha entrado en la esfera del Signo.

7. Con el término «signo» entendemos aquí sencillamente la «visibilidad del Invisible». El misterio escondido desde los siglos en Dios -o sea, invisible- se ha hecho visible ante todo en el mismo acontecimiento histórico de Cristo. Y la relación de Cristo con la Iglesia, que en la Carta a los Efesios se define «mysterium magnum», constituye la realización y lo concreto de la visibilidad del mismo misterio. Con todo, el hecho de que el autor de la Carta a los Efesios compare la relación indisoluble de Cristo con la Iglesia, con la relación entre el marido y la mujer, esto es, con el matrimonio -haciendo al mismo tiempo referencia a las palabras del Génesis (2, 24), que con el acto creador de Dios instituyen originariamente el matrimonio-, dirige nuestra reflexión hacia lo que se ha presentado ya antes -en el contexto del misterio mismo de la creación- como «visibilidad del Invisible», hacia el «origen» mismo de la historia teológica del hombre.

Se puede decir que el signo visible del matrimonio «en principio», en cuanto que esta vinculado al signo visible de Cristo y de la Iglesia en el vértice de la economía salvífica de Dios, transpone el plano eterno de amor a la dimensión «histórica» y hace de él el fundamento de todo el orden sacramental. Mérito particular del autor de la Carta a los Efesios es haber acercado estos dos signos, haciendo de ellos el único gran signo, esto es, un sacramento grande (sacramentum magnum).


Notas

(1) No se trata sólo de la personificación de la sociedad humana, que constituye un fenómeno bastante común en la literatura mundial, sino de una «corporate personality» específica de la Biblia, marcada por una continua relación recíproca del individuo con el grupo. (Cf. H. Wheeler Robinson, «The Hebrew Conception of Corporate Personality» BZAW 66, 1936, págs. 49-62; cf. también J. L. McKenzie, «Aspects of Old Testament Thought», en: The Jerome Biblical Commentary, vol. 2, Londres, 1970, pág. 748).

lunes, 4 de mayo de 2020

MAYO, MES DE MARÍA

El Mes de María se reza en Mayo, en el llamado “mes de las flores”, que se llama así, porque con la llegada del buen tiempo y tras las lluvias invernales, el campo y los jardines comienzan a cubrirse de un verde intenso y de los colores y aromas de las flores.


EVANGELIO - 05 de Mayo - San Juan 10,22-30.


    Libro de los Hechos de los Apóstoles 11,19-26.

    Los que se habían dispersado durante la persecución que se desató a causa de Esteban, llegaron hasta Fenicia, Chipre y Antioquía, y anunciaban la Palabra únicamente a los judíos.
    Sin embargo, había entre ellos algunos hombres originarios de Chipre y de Cirene que, al llegar a Antioquía, también anunciaron a los paganos la Buena Noticia del Señor Jesús.
    La mano del Señor los acompañaba y muchos creyeron y se convirtieron.
    Al enterarse de esto, la Iglesia de Jerusalén envió a Bernabé a Antioquía.
    Cuando llegó y vio la gracia que Dios les había concedido, él se alegró mucho y exhortaba a todos a permanecer fieles al Señor con un corazón firme.
    Bernabé era un hombre bondadoso, lleno del Espíritu Santo y de mucha fe. Y una gran multitud adhirió al Señor.
    Entonces partió hacia Tarso en busca de Saulo y cuando lo encontró, lo llevó a Antioquía. Ambos vivieron todo un año en esa Iglesia y enseñaron a mucha gente. Y fue en Antioquía, donde por primera vez los discípulos recibieron el nombre de "cristianos".


Salmo 87(86),1-3.4-5.6-7.

¡Esta es la ciudad que fundó el Señor
sobre las santas Montañas!
El ama las puertas de Sión
más que a todas las moradas de Jacob.
Cosas admirables se dicen de ti,

Ciudad de Dios.
«Contaré a Egipto y a Babilonia
entre aquellos que me conocen;
filisteos, tirios y etíopes han nacido en ella.»
Así se hablará de Sión:
«Este, y también aquél,
han nacido en ella,

y el Altísimo en persona la ha fundado.»
Al registrar a los pueblos, el Señor escribirá:
«Este ha nacido en ella.»
Y todos cantarán, mientras danzan:
«Todas mis fuentes de vida están en ti.»


    Evangelio según San Juan 10,22-30.


    Se celebraba entonces en Jerusalén la fiesta de la Dedicación. Era invierno, y Jesús se paseaba por el Templo, en el Pórtico de Salomón.
    Los judíos lo rodearon y le preguntaron: "¿Hasta cuándo nos tendrás en suspenso? Si eres el Mesías, dilo abiertamente".
    Jesús les respondió: "Ya se lo dije, pero ustedes no lo creen. Las obras que hago en nombre de mi Padre dan testimonio de mí, pero ustedes no creen, porque no son de mis ovejas.
    Mis ovejas escuchan mi voz, yo las conozco y ellas me siguen.
    Yo les doy Vida eterna: ellas no perecerán jamás y nadie las arrebatará de mis manos.
    Mi Padre, que me las ha dado, es superior a todos y nadie puede arrebatar nada de las manos de mi Padre.
    El Padre y yo somos una sola cosa".

    Palabra del Señor

MEDITACIÓN DEL EVANGELIO - 05 de Mayo - «¿Hasta cuando nos vas a tener en suspenso?»


        San Agustín de Hipona - De Trinitate: La vida eterna es conocerle I, 13, 30-3

«¿Hasta cuando nos vas a tener en suspenso?»

    Como es igual al Padre, el Hijo de Dios no recibe el poder de juzgar, ya que lo posee con el Padre. Lo recibe para que buenos y malos lo vean juzgar, porque es el Hijo del hombre. Ver al Hijo del hombre se les dará a los malvados por sí mismos, pero la visión de su divinidad sólo se dará a los limpios de corazón, porque son ellos los que verán a Dios (Mt 5,8). ¿Qué es la vida eterna, sino esta visión, que será denegada a los impíos? "Que te conozcan a ti, único Dios verdadero y a tu enviado Jesucristo» (Jn 17,3). ¿Cómo conocerán a Jesucristo, si no como el verdadero Dios, el que se muestra a sí mismo a ellos? Él se mostrará lleno de bondad en la visión que descubrirá a los limpios de corazón. "Qué bueno es el Dios de Israel para los rectos de corazón" (Sal 72,1). Sólo Dios es bueno.

    He aquí por qué aquel que llamó al Señor «maestro bueno» , y le pidió consejo para llegar a la vida eterna, recibe esta respuesta: "¿por qué me preguntas sobre lo que es bueno?". "Nadie es bueno salvo el mismo Dios" (Mc 10, 17-18). Este hombre que le ha interrogado no sabe a quién se ha acercado y lo ha tomado por un simple hijo del hombre... "El cual, siendo de condición divina, no retuvo ávidamente el ser igual a Dios; al contrario, se despojó de sí mismo tomando la condición de esclavo, hecho semejante a los hombres. Y así, reconocido como hombre por su presencia" (Flp 2, 6-7). Este es Él, el único Dios, Padre, Hijo, Espíritu Santo, que aparecerá tan solo para alegría inalterable de los justos.