miércoles, 1 de febrero de 2023

MEDITACIÓN DEL EVANGELIO - 02 de Febrero - «Simeón lo tomó en brazos y bendijo a Dios»


     Beato Guerrico de Igny, abad cisterciense Sermón 1º para la Purificación.

«Simeón lo tomó en brazos y bendijo a Dios» 

    «Tened en las manos las lámparas encendidas» (Lc 12,35). A través de este signo visible, demos muestras del gozo que compartimos con Simeón llevando en sus manos la luz del mundo… Seamos ardorosos por nuestra devoción y resplandecientes por nuestras obras, y junto con Simeón llevaremos a Cristo en nuestras manos… La Iglesia tiene hoy la costumbre tan bella de hacernos llevar cirios… ¿Quién es que hoy, teniendo en su mano la antorcha encendida no se acuerda del bienaventurado anciano? En este día tomó a Jesús en sus brazos, el Verbo presente en la carne, como lo es la luz en el cirio, dando testimonio de que era «la luz destinada para iluminar a las naciones». Ciertamente que el mismo Simeón era «una lámpara ardiente y luminosa» dando testimonio de la luz (Jn 5,35; 1,7). Es para eso que, conducido por el Espíritu Santo del que estaba lleno, fue al Templo «para recibir, oh Dios, tu misericordia en medio de tu Templo» (Sal 47,10) y proclamar que ella era la misericordia y la luz de tu pueblo.

    Oh anciano irradiando paz, no sólo llevabas la luz en tus manos sino que estabas penetrado de ella. Estabas tan iluminado por Cristo que veías por adelantado cómo él iluminaría a las naciones…, cómo estallaría hoy el resplandor de nuestra fe. Alégrate ahora, santo anciano; hoy ves lo que tú habías previsto: las tinieblas del mundo se han disipado; «las naciones caminan a su luz»; «toda la tierra está llena de tu gloria» (Is 60,3; 6,3).

FIESTA DE LA PRESENTACIÓN DEL SEÑOR

02 de Febrero


     Aunque esta fiesta del 2 de febrero cae fuera del tiempo de navidad, es una parte integrante del relato de navidad. Es una chispa de fuego de navidad, es una epifanía del día cuadragésimo. Navidad, epifanía, presentación del Señor son tres paneles de un tríptico litúrgico.

    Es una fiesta antiquísima de origen oriental. La Iglesia de Jerusalén la celebraba ya en el siglo IV. Se celebraba allí a los cuarenta días de la fiesta de la epifanía, el 14 de febrero. La peregrina Eteria, que cuenta esto en su famoso diario, añade el interesante comentario de que se "celebraba con el mayor gozo, como si fuera la pascua misma"'. Desde Jerusalén, la fiesta se propagó a otras iglesias de Oriente y de Occidente. En el siglo VII, si no antes, había sido introducida en Roma. Se asoció con esta fiesta una procesión de las candelas. La Iglesia romana celebraba la fiesta cuarenta días después de navidad.

    Entre las iglesias orientales se conocía esta fiesta como "La fiesta del Encuentro" (en griego, Hypapante), nombre muy significativo y expresivo, que destaca un aspecto fundamental de la fiesta: el encuentro del Ungido de Dios con su pueblo. San Lucas narra el hecho en el capítulo 2 de su evangelio. Obedeciendo a la ley mosaica, los padres de Jesús llevaron a su hijo al templo cuarenta días después de su nacimiento para presentarlo al Señor y hacer una ofrenda por él 1.

    Esta fiesta comenzó a ser conocida en Occidente, desde el siglo X, con el nombre de Purificación de la bienaventurada virgen María. Fue incluida entre las fiestas de Nuestra Señora. Pero esto no era del todo correcto, ya que la Iglesia celebra en este día, esencialmente, un misterio de nuestro Señor. En el calendario romano, revisado en 1969, se cambió el nombre por el de "La Presentación del Señor". Esta es una indicación más verdadera de la naturaleza y del objeto de la fiesta. Sin embargo, ello no quiere decir que infravaloremos el papel importantísimo de María en los acontecimientos que celebramos. Los misterios de Cristo y de su madre están estrechamente ligados, de manera que nos encontramos aquí con una especie de celebración dual, una fiesta de Cristo y de María.

    La bendición de las candelas antes de la misa y la procesión con las velas encendidas son rasgos chocantes de la celebración actual. El misal romano ha mantenido estas costumbres, ofreciendo dos formas alternativas de procesión. Es adecuado que, en este día, al escuchar el cántico de Simeón en el evangelio (Lc 2,22-40), aclamemos a Cristo como "luz para iluminar a las naciones y para dar gloria a tu pueblo, Israel".

Oremos

    Oh María, Madre de Cristo y Madre nuestra, te damos gracias por la solicitud con que nos acompañas a lo largo del camino de la vida, y te pedimos: preséntanos hoy nuevamente a Dios, nuestro único bien, para que nuestra vida, consumada por el Amor, sea sacrificio vivo, santo y agradable a él. Así sea.

-FRASE DEL DÍA-




martes, 31 de enero de 2023

-PROPÓSITO DEL DÍA- "Para que por la práctica de los consejos evangélicos y la vida de oración, podamos crecer en el amor a Dios y nuestros hermanos"

 


EVANGELIO - 01 de Febrero - San Marcos 6,1-6.


    Carta a los Hebreos 12,4-7.11-15.

    Hermanos: En la lucha contra el pecado, ustedes no han resistido todavía hasta derramar su sangre.
    Ustedes se han olvidado de la exhortación que Dios les dirige como a hijos suyos: Hijo mío, no desprecies la corrección del Señor, y cuando te reprenda, no te desalientes.
    Porque el Señor corrige al que ama y castiga a todo aquel que recibe por hijo.
    Si ustedes tienen que sufrir es para su corrección; porque Dios los trata como a hijos, y ¿hay algún hijo que no sea corregido por su padre?
    Es verdad que toda corrección, en el momento de recibirla, es motivo de tristeza y no de alegría; pero más tarde, produce frutos de paz y de justicia en los que han sido adiestrados por ella.
    Por eso, que recobren su vigor las manos que desfallecen y las rodillas que flaquean.
    Y ustedes, avancen por un camino llano, para que el rengo no caiga, sino que se cure.
    Busquen la paz con todos y la santificación, porque sin ella nadie verá al Señor.
    Estén atentos para que nadie sea privado de la gracia de Dios, y para que no brote ninguna raíz venenosa capaz de perturbar y contaminar a la comunidad.


Salmo 103(102),1-2.13-14.17-18a.

Bendice al Señor, alma mía,
que todo mi ser bendiga a su santo Nombre;
bendice al Señor, alma mía,
y nunca olvides sus beneficios.

Como un padre cariñoso con sus hijos,
así es cariñoso el Señor con sus fieles;
él conoce de qué estamos hechos,
sabe muy bien que no somos más que polvo.

Pero el amor del Señor permanece para siempre,
y su justicia llega hasta los hijos y los nietos
de los que lo temen y observan su alianza.

 
    Evangelio según San Marcos 6,1-6.

    Jesús salió de allí y se dirigió a su pueblo, seguido de sus discípulos.
    Cuando llegó el sábado, comenzó a enseñar en la sinagoga, y la multitud que lo escuchaba estaba asombrada y decía: "¿De dónde saca todo esto? ¿Qué sabiduría es esa que le ha sido dada y esos grandes milagros que se realizan por sus manos?
    ¿No es acaso el carpintero, el hijo de María, hermano de Santiago, de José, de Judas y de Simón? ¿Y sus hermanas no viven aquí entre nosotros?". Y Jesús era para ellos un motivo de tropiezo.
    Por eso les dijo: "Un profeta es despreciado solamente en su pueblo, en su familia y en su casa".
    Y no pudo hacer allí ningún milagro, fuera de curar a unos pocos enfermos, imponiéndoles las manos.
    Y él se asombraba de su falta de fe. Jesús recorría las poblaciones de los alrededores, enseñando a la gente.

    Palabra del Señor

MEDITACIÓN DEL EVANGELIO - 01 de Febrero - ¿No es este el hijo del carpintero?


   San Josemaría Escrivá de Balaguer, presbítero Homilía: José, maestro de Jesús. Es Cristo que pasa, homilía del 19-03-1963.

«¿No es este el hijo del carpintero?»

    José amó a Jesús como un padre ama a su hijo, lo trató dándole todo lo mejor que tenía. José, cuidando de aquel Niño, como le había sido ordenado, hizo de Jesús un artesano: le transmitió su oficio. Por eso los vecinos de Nazareth hablarán de Jesús, llamándole indistintamente faber y fabri filius: artesano e hijo del artesano (Mt 13,55)…

    Porque Jesús debía parecerse a José: en el modo de trabajar, en rasgos de su carácter, en la manera de hablar. En el realismo de Jesús, en su espíritu de observación, en su modo de sentarse a la mesa y de partir el pan, en su gusto por exponer la doctrina de una manera concreta, tomando ejemplo de las cosas de la vida ordinaria, se refleja lo que ha sido la infancia y la juventud de Jesús y, por tanto, su trato con José.

    No es posible desconocer la sublimidad del misterio. Ese Jesús que es hombre, que habla con el acento de una región determinada de Israel, que se parece a un artesano llamado José, ése es el Hijo de Dios. Y ¿quién puede enseñar algo a Dios? Pero es realmente hombre, y vive normalmente: primero como niño, luego como muchacho, que ayuda en el taller de José; finalmente como un hombre maduro, en la plenitud de su edad. Jesús crecía en sabiduría, en edad y en gracia delante de Dios y de los hombres (Lc 2,52).

    José ha sido, en lo humano, maestro de Jesús; le ha tratado diariamente, con cariño delicado, y ha cuidado de Él con abnegación alegre. ¿No será ésta una buena razón para que consideremos a este varón justo, a este Santo Patriarca en quien culmina la fe de la Antigua Alianza, como Maestro de vida interior?

SANTORAL - SANTA BRÍGIDA DE KILDARE

01 de Febrero


    Santa Brígida nació en el año 450 en Faughart, Irlanda. Su madre Brocca, fue bautizada por San Patricio. La madre de Brígida era esclava, entonces la pequeña nació en medio de la esclavitud. Desde el inicio era claro que Brígida era santa. Cuando su patrón malvado, quería alimentarla, ella vomitaba la comida porque él era impuro. En cambio ella se alimentaba de una vaca blanca con orejas rojas.

    Cuando crece, la Santa de Kildare, hace varios milagros como sanar y alimentar a los enfermos. Una vuelta, para ayudar a otros, regalo toda la mantequilla que tenía su madre, pero a continuación la mantequilla se reponía, como respuesta de las oraciones de la santa. Ademas donaba sus cosas a quién se lo pidiese.

    Su padre y patrón, estaba tan molesto con ella, que la llevó hacia el rey de Leinster para venderla. Mientras ellos estaban distraídos, Brígida vendió la lujosa espada de su jefe, a un mendigo por comida para alimentar a su familia. El Rey reconoció su santidad y convenció a el patrón de dejar en libertad a su hija.

Vida religiosa

    Santa Brígida de Kildare, cogió el hábito gracias a Santa Mel. Alrededor del año 450 un monasterio, en el lugar donde antes había un templo pagano celta. Ella fundo dos instituciones monásticas, una para hombres y una para mujeres. También fundo una escuela de arte. Era muy amiga del gran San Patricio. Ellos dos eran y son los dos pilares de la fe en Irlanda. Santa Brígida de Kildare murió el 1 de febrero del año 525.

Sus milagros

    Cuando Brígida llegó a la edad adulta, un hombre se le acercó a coquetear con ella. Pero como ella ya le había ofrecido su virginidad a Dios, le dijo al hombre que valla a su casa detrás del bosque, y que allí él encontraría a la mujer que él se debía casar. El hombre siguió sus instrucciones, y así fue, aquella mujer terminó siendo su esposa. Curo a dos hermanas que eran sordas milagrosamente. Varias curaciones también milagrosas y muchos otros innumerables milagros.

Oremos

    Santa Brígida, fuiste una mujer de paz. Ustedes trajeron la armonía donde hubo conflicto. Tú trajiste luz a la oscuridad. Trajiste esperanza al abatido. Que el manto de tu paz cubra a aquellos que están preocupados y ansiosos, y que la paz esté firmemente arraigada en nuestros corazones y en nuestro mundo. Inspíranos a actuar con justicia y a reverenciar todo lo que Dios ha hecho. Santa Brígida, eras una voz para los heridos y los cansados. Fortalece lo que es débil dentro de nosotros. Cálmanos en una quietud que sana y escucha. Que podamos crecer cada día en una mayor integridad en mente, cuerpo y espíritu. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

-FRASE DEL DÍA-



sábado, 16 de julio de 2022

ICONOGRAFIA CRISTIANA - EL CRISTO PANTOCRATOR


Jesús y el Mosaico de la palabra.
 

El Cristo "Pantócrator"

    La imagen de Cristo Pantocrátor es realmente la figura de Jesús más difundida y conocida; expresa la Epifanía del Dios trascendente que ha tomado forma humana. Es la imagen del Señor del Universo, del Omnipotente.

    La Patrística, fundándose en los datos del Antiguo y del Nuevo Testamento y utilizando algunas nociones y expresiones de la filosofía helenística, estableció el concepto de Pantocrátor viendo en este epíteto divino cuatro elementos conceptuales: Omnipotencia, Omniconservación, Omnicomprensión y Omnipresencia. En otras palabras Dios es Pantocrátor porque domina todo lo creado, lo conserva todo en el ser, abrazándolo y conteniéndolo todo en sí y por consiguiente, penetrándolo y llenándolo todo de sí a través de su Omnipotencia. Además de esto, la Patrística tiene el mérito de haber ampliado el sujeto de atribución consciente y justificada al Hijo como Logos solamente, y al Hijo como Logos encarnados.

    En la iconografía, el Cristo Pantocrátor es uno de los temas mas repetidos y significativos, especialmente si se incluyen todas sus formas diversas: desde los grandes mosaicos y frescos, en los cuales el Pantocrátor domina en las cúpulas y en los ábsides de las Iglesias, hasta los marfiles y las monedas, en los cuales se encuentra la misma imagen sustancialmente idéntica a la de los iconos (o pintura de caballete), a la cual nos limitamos.

    Hay elementos permanentes, como el cabello en casco, la barba, la diestra bendiciendo, mientras que otros pueden variar parcialmente: el libro de las Escrituras sostenido en la mano izquierda puede estar abierto o cerrado, la expresión severa o mas benigna del rostro, el nimbo alrededor de la cabeza diferente, el brazo derecho está a veces mas envuelto y sostenido por la toga, la misma inscripción del Pantocrátor no se encuentra en la mayoría de los ejemplares, especialmente antiguos. Sin embargo se lo reconoce al punto. También en un álbum divulgativo se indicaba: “En la hierática Bizancio el tipo (de Cristo) se fijará de una vez por todas, desafiando a los siglos. Los Pantocrátor del siglo XVI que se ven en el monte Athos parecen hermanos y contemporáneos de los que Justiniano y Teodora hacían representar en mosaico en Santa Sofía o en Ravena”.

 Los vestidos

    En la tipología del Pantocrátor, Cristo tiene una túnica púrpura listada por una faja vertical de oro y está ceñido por un manto azul.

    La púrpura y el oro, como es sabido, estaban reservados en la antigüedad al rey; por lo cual, en este caso, se pone de manifiesto la realeza divina de Cristo. No obstante, tras esta simbología de los colores, se oculta otro significado más importante: el misterio de la Encarnación.

    La faja se inspira en la imagen del Apocalipsis: 

    “Al volverme, vi siete candeleros de oro, y en medio de los candeleros a un Hijo de Hombre, vestido de una túnica de talar, ceñido al talle con un ceñidor de oro”. (Ap. 1-13)

    El color azul del manto simboliza la naturaleza humana del Señor, como también es símbolo de misericordia, del amor de Dios hacia los hombres. 

    “Clemente y compasivo es Yahveh, tardo a la cólera y lleno de amor. Como se alzan los cielos por encima de la tierra, así de grande es su amor para los que le temen”. (Sal. 102-8, 11)

¡Alma mía, bendice a Yahveh!

¡Dios mío que grande eres!

Vestido de esplendor y majestad,

arropado de luz como de un manto.

(Sal. 103-1, 2)

El rostro

    El rostro del Pantocrátor casi siempre es severo, pero también se lo ha representado con una mirada de bondad que acaricia el alma.

    “Pues el mismo Dios que dijo de las tinieblas brille la luz, ha hecho brillar la luz de nuestros corazones, para irradiar el conocimiento de la gloria de Dios que está en la Faz de Cristo”. (2 Cor. 4-6)

    “Le dice Felipe: Señor muéstranos al Padre y nos basta. Le dice Jesús: ¿Tanto tiempo hace que estoy con vosotros y no me conoces Felipe? El que me ha visto a mí, ha visto al Padre. Creedme: Yo estoy en el Padre y el Padre está en mí”. (Jn. 14-8)

    Por lo tanto, Cristo, al encarnarse se ha convertido en el icono de Dios Padre en el Espíritu Santo.

    “Mas todos nosotros, que con el rostro descubierto reflejamos como un espejo la gloria del Señor, nos vamos transformando en esa imagen cada vez más gloriosos: así es como actúa el Señor, que es Espíritu”. (2 Cor. 3-18)



El nimbo

    En esta aureola, que simbólicamente sirve para resaltar la importancia y excelencia del personaje, se perfilan los contornos de una cruz. Dentro de esos contornos se han inscrito las tres letras griegas “ómicron, omega y ny” que significa: El que es, es decir el equivalente al nombre sagrado de Dios, cuya persona nos ha sido revelada, pero cuya esencia permanece inaccesible.

  En efecto cuando Moisés pidió al Señor:

  “Si yo voy a los israelitas y les digo: “El Dios de vuestros padres me ha enviado a vosotros” Cuando me pregunten: ¿cuál es su nombre? ¿qué les responderé? Dijo Dios a Moisés: “Yo soy el que soy” y añadió: así dirás a los israelitas: “Yo soy” me ha enviado a vosotros”. Siguió Dios diciendo a Moisés: “Así dirás a los israelitas: Yahveh, el Dios de vuestros padres, el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob, me ha enviado a vosotros. Este es mi nombre para siempre, por él seré invocado de generación en generación”. (Ex. 3-13, 15)


La mano que bendice

    Este gesto, ostensible mediante la posición de los dedos, además de su significado obvio quiere subrayar un doble misterio.

  Los tres dedos abiertos quieren recordar las Tres Personas de la Santísima Trinidad mientras que los otros dos, a las dos naturalezas de Jesucristo. Toda bendición procede de Dios Trino por medio de Cristo hecho hombre.

    A veces los dedos esbozan el monograma de Cristo: el meñique la I, el anular la C, el medio y el pulgar cruzados la X y el índice la segunda C (ICXC abreviatura griega que significa Jesucristo).


El libro

    “Toda revelación será para nosotros como palabras de un libro sellado”. (Is. 29-11)

    Cristo al encarnarse, ha venido a traernos la buena noticia, el cumplimiento de la Ley y los Profetas. Cristo mismo es “el camino, la verdad y la vida”, pero nosotros tenemos necesidad de una concreción simbólica de su mensaje, confiado a los apóstoles.

    ¿Qué figura mejor que el libro abierto puede expresar esta imagen? El Creador de todas las cosas, al encarnarse, ha compuesto un libro nuevo, salido del corazón del Padre, para ser escrito con la pluma del Espíritu en la lengua de Dios.

    En el libro abierto se percibe con claridad un breve pasaje del Evangelio por ejemplo: “Venid a mi todos los que estáis fatigados y sobrecargados y yo os daré descanso. Tomad sobre vosotros mi yugo y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón y hallareis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es suave y mi carga ligera”. O bien “Yo soy la luz del mundo” o “Aquel que me siga no anda en tinieblas sino en la luz”, etc.

    Son menos frecuentes las representaciones del Pantocrátor con el libro cerrado, así como también existen versiones simplificadas de la imagen habitual de medio cuerpo al presentar tan solo un busto, ausentes las manos y partes del tronco, pero que pone el acento en la mirada de Cristo: con la frente despejada que traduce una inteligencia viva, los cabellos que caen sobre la nuca y los arcos de las cejas que refuerzan la expresión de los ojos; las orejas pequeñas pero visibles nos hablan de una actitud de atenta escucha.

    Su mirada majestuosa y profunda, se posa inevitablemente en quien le observa y le reza.



Los ojos 

    Sus ojos grandes, verdaderas ventanas del alma por donde se puede vislumbrar el fuego del Espíritu que nos invita al mundo espiritual de los misterios divinos, a la unión con el Verbo de Dios. Los ojos, se dice, son los “espejos del alma”, por donde podemos conocer un poco más la fisonomía espiritual de Cristo, son como el límite por donde se funde y se traspasa de lo transitorio a lo Eterno, de lo visible a lo Invisible. Más que el ojo humano, debemos descubrir en Jesús una Mirada, la mirada del mismo Dios que se ha revestido de una carne humana para salvarme; como la mirada al “joven rico” del Evangelio. Su mirada es el sinónimo del “amor primero”, porque me amó antes que yo me convirtiera a Él, me miró, (podríamos agregar) antes que yo lo mirara, 
  
    “me amó y se entregó por mi” (Ga 2,20).

    El Salvador que estamos contemplando, es un Cristo en plenitud, vigoroso, que ni siquiera tiene el color de la carne terrenal, sino la tez pálida de Aquel que ya ha vencido la muerte, lleno de luz, transfigurado. Todo el rostro de Cristo es luminoso, irradia luz desde adentro, (ningún icono tiene un foco de luz externa). Él es el único que puede decir: 

    “Yo soy la Luz del mundo” (Jn,1,5). 

    “Al encarnarse, el Hijo de Dios se manifestó como luz, (dice San Juan Pablo Magno). No sólo luz externa, en la historia del mundo, sino también dentro del hombre, en su historia personal. Se hizo uno de nosotros, dando sentido y nuevo valor a nuestra existencia terrena. (…) “respetando plenamente la libertad humana, Cristo se convirtió en “lux mundi, la luz del mundo“. 

    “El que me siga no caminará en la oscuridad, sino que tendrá la luz de la vida” (Jn 8,12).

     “Luz que brilla en las tinieblas” (cf. Jn 1,5). 

     “Todos los misterios se resumen y se reflejan en el rostro de Cristo, belleza esplendorosa de Dios y belleza humana sin igual”

domingo, 26 de diciembre de 2021

-PROPÓSITO DEL DÍA- "Para que por la práctica de los consejos evangélicos y la vida de oración, podamos crecer en el amor a Dios y nuestros hermanos"



 

EVANGELIO DEL DÍA - 27 DE DICIEMBRE - San Juan 20,2-8.



 

Epístola I de San Juan 1,1-4.

Queridos hermanos:

Lo que existía desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que hemos contemplado y lo que hemos tocado con nuestras manos acerca de la Palabra de Vida, es lo que les anunciamos.
Porque la Vida se hizo visible, y nosotros la vimos y somos testigos, y les anunciamos la Vida eterna, que existía junto al Padre y que se nos ha manifestado.
Lo que hemos visto y oído, se lo anunciamos también a ustedes, para que vivan en comunión con nosotros. Y nuestra comunión es con el Padre y con su Hijo Jesucristo.
Les escribimos esto para que nuestra alegría sea completa.

Palabra de Dios.


Salmo 97(96),1-2.5-6.11-12.

¡El Señor reina! Alégrese la tierra,
regocíjense las islas incontables.
Nubes y Tinieblas lo rodean,
la Justicia y el Derecho son

la base de su trono.
Las montañas se derriten como cera
delante del Señor, que es el dueño de toda la tierra.
Los cielos proclaman su justicia

y todos los pueblos contemplan su gloria.
Nace la luz para el justo,
y la alegría para los rectos de corazón.
Alégrense, justos, en el Señor

y alaben su santo Nombre.


Evangelio según San Juan 20,2-8.

El primer día de la semana, María Magdalena corrió al encuentro de Simón Pedro y del otro discípulo al que Jesús amaba, y les dijo: "Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto".
Pedro y el otro discípulo salieron y fueron al sepulcro.
Corrían los dos juntos, pero el otro discípulo corrió más rápidamente que Pedro y llegó antes.
Asomándose al sepulcro, vio las vendas en el suelo, aunque no entró.
Después llegó Simón Pedro, que lo seguía, y entró en el sepulcro: vio las vendas en el suelo, y también el sudario que había cubierto su cabeza; este no estaba con las vendas, sino enrollado en un lugar aparte.
Luego entró el otro discípulo, que había llegado antes al sepulcro: él también vio y creyó.

Palabra del Señor.

MEDITACIÓN DEL EVANGELIO - 27 DE DICIEMBRE - “Él también vio y creyó.” (Jn 20,2-8).



 

Ruperto de Deutz 
Tratado sobre las obras del Espíritu Santo, IV, 10; SC 165

“Él también vio y creyó.” (Jn 20,2-8).


En proporción a la gracia que hacía que Jesús le amaba y que le había hecho reposar en el pecho de Jesús en Cena (Jn 13,23), Juan recibió en abundancia [los dones del Espíritu] la inteligencia y la sabiduría (Is 11,2) - la inteligencia para comprender las Escrituras; la sabiduría para redactar sus propios libros con un arte admirable.

A decir verdad, no recibió este don desde el momento en que reposó su cabeza en el pecho del Señor, si más tarde lo pudo sacar de su corazón " donde estaban escondidos todos los tesoros de la sabiduría y de la ciencia " (Col. 2,3). Cuando dice que entrando en la tumba "vio y creyó ", reconoce "que todavía no conocían las Escrituras, y que hacía falta que Jesús resucitara de entre los muertos" (Jn 20,9).

Como los otros apóstoles, Juan recibió la plenitud, cuando vino el Espíritu Santo [en Pentecostés], cuando se dio la gracia a cada uno "según la medida del don del Cristo " (Ef 4,7)... El Señor Jesús amó a este discípulo más que a otros, y le descubrió los secretos del cielo... para hacer de él el evangelista del misterio profundo del que el hombre mismo no puede decir nada: el misterio del Verbo, la Palabra de Dios, el Verbo que se hizo carne.

Es el fruto de este amor. Pero, aunque le amaba, no es a él a quien Jesús le dijo: "Tu eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia" (Mt 16,18)... Amando a todos sus discípulos y sobre todo a Pedro con un amor de espíritu y de alma, nuestro Señor amó a Juan con un amor del corazón... En cuanto al apostolado, Simón Pedro recibió el primer puesto y "las llaves del Reino de los cielos " (Mt 16,19); Juan, obtuvo otra herencia: el espíritu de inteligencia, " un tesoro de alegría y de gozo" (Eclo. 15,6).