miércoles, 2 de diciembre de 2020

LA EFICACIA DE LA ORACIÓN

¿Por qué Dios no escucha nuestras oraciones?
 

    Se considera que hay principalmente tres motivos por los cuales Dios no atiende a nuestras peticiones. El primero nos lo advierte san Pablo:«…nosotros no sabemos cómo pedir para orar como conviene» (Rom 8,26). Efectivamente, a veces pedimos de un modo incorrecto. Esto suele estar relacionado con nuestra disposición ante Dios. Lo explica muy bien Jesús en la parábola del altivo fariseo y el humilde publicano que acuden al Templo a orar, y que acaba así: «Os digo que éste bajó a su casa justificado y aquél no. Porque todo el que se ensalce, será humillado; y el que se humille, será ensalzado» (Lc 18,14).

    En otras ocasiones, el error radica en el contenido de nuestra petición. Hemos de reconocer que tenemos una gran tendencia a pedir simples caprichos. Pedimos cosas que nos gustan pero que no redundan en lo importante, es decir, en el bien de la gente y en nuestra salud física y espiritual. Algo parecido les pasó a los hijos del Zebedeo, quienes, por medio de su madre, le piden a Jesús sentarse a su derecha y a su izquierda en su Reino, a lo que Él contesta: «No sabéis lo que pedís»(Mt 20,22). Su madre había hecho bien la petición, porque se arrodilló humildemente ante Jesús, pero lo que pedía no entraba dentro de la lógica del Evangelio, porque pensaba en la gloria, el honor y el poder de sus hijos. Pero después Jesús les explicó la perspectiva evangélica de lo que estaban pidiendo, que no era otra cosa que dar la vida por el Reino, y esto lo aceptaron inmediatamente ambos apóstoles. Y, así, pasados los años, Jesús satisfizo su petición.

    El tercer motivo por el cual Dios parece no atender nuestras peticiones es más misterioso. Todos tenemos experiencia de haber pedido con humildad a Dios algo que es evangélicamente correcto –por ejemplo: que un amigo supere un cáncer–, pero, aparentemente, Dios no ha atendido nuestra petición. Decimos «aparentemente» porque quizás, misteriosamente, Dios sí la ha atendido, pero no lo ha hecho a nuestra manera, sino a la suya, haciendo lo que Él considera más correcto. Desgraciadamente, en muchas ocasiones, esto es difícil de saber, porque supera nuestra capacidad comprensiva. Siguiendo con el ejemplo del amigo enfermo de cáncer, si acaba muriendo a causa de esta dolencia, surge en nosotros esta desgarradora cuestión: ¿Cómo es posible que Dios le haya dejado morir? Éste es un tipo de pregunta que todos, de un modo u otro, nos hemos hecho, y a la que no hemos encontrado respuesta.

Fuente: Dominicos 

martes, 1 de diciembre de 2020

EVANGELIO - 02 de Diciembre - San Mateo 15,29-37


    Libro de Isaías 25,6-10a.

    En aquel día: El Señor de los ejércitos ofrecerá a todos los pueblos sobre esta montaña un banquete de manjares suculentos, un banquete de vinos añejados, de manjares suculentos, medulosos, de vinos añejados, decantados.
    El arrancará sobre esta montaña el velo que cubre a todos los pueblos, el paño tendido sobre todas las naciones.
    Destruirá la Muerte para siempre; el Señor enjugará las lágrimas de todos los rostros, y borrará sobre toda la tierra el oprobio de su pueblo, porque lo ha dicho él, el Señor.
    Y se dirá en aquel día: "Ahí está nuestro Dios, de quien esperábamos la salvación: es el Señor, en quien nosotros esperábamos; ¡alegrémonos y regocijémonos de su salvación!".
    Porque la mano del Señor se posará sobre esta montaña.


Salmo 23(22),1-3a.3b-4.5.6.

El Señor es mi pastor,
nada me puede faltar.
El me hace descansar en verdes praderas,
me conduce a las aguas tranquilas
y repara mis fuerzas.

Me guía por el recto sendero,
por amor de su Nombre.
Aunque cruce por oscuras quebradas,
no temeré ningún mal,

porque Tú estás conmigo:
tu vara y tu bastón me infunden confianza.
Tú preparas ante mí una mesa,
frente a mis enemigos;

unges con óleo mi cabeza
y mi copa rebosa.
Tu bondad y tu gracia me acompañan
a lo largo de mi vida;

y habitaré en la Casa del Señor,
por muy largo tiempo.


    Evangelio según San Mateo 15,29-37.

    Jesús llegó a orillas del mar de Galilea y, subiendo a la montaña, se sentó.
    Una gran multitud acudió a él, llevando paralíticos, lisiados, ciegos, mudos y muchos otros enfermos. Los pusieron a sus pies y él los curó.
    La multitud se admiraba al ver que los mudos hablaban, los inválidos quedaban curados, los paralíticos caminaban y los ciegos recobraban la vista. Y todos glorificaban al Dios de Israel.
    Entonces Jesús llamó a sus discípulos y les dijo: "Me da pena esta multitud, porque hace tres días que están conmigo y no tienen qué comer. No quiero despedirlos en ayunas, porque podrían desfallecer en el camino".
    Los discípulos le dijeron: "¿Y dónde podríamos conseguir en este lugar despoblado bastante cantidad de pan para saciar a tanta gente?".
    Jesús les dijo: "¿Cuántos panes tienen?". Ellos respondieron: "Siete y unos pocos pescados".
    El ordenó a la multitud que se sentara en el suelo; después, tomó los panes y los pescados, dio gracias, los partió y los dio a los discípulos. Y ellos los distribuyeron entre la multitud.
    Todos comieron hasta saciarse, y con los pedazos que sobraron se llenaron siete canastas.

    Palabra del Señor

MEDITACIÓN DEL EVANGELIO - 02 de Diciembre - «Siento compasión por esta multitud”


       Beato John Henry Newman Doce Meditaciones e Intercesiones para el Viernes Santo, 9-10

«Siento compasión por esta multitud”

    La Escritura inspirada lo dice: “Te compadeces de todos, porque todo lo puedes, cierras los ojos a los pecados de los hombres, para que se arrepientan. Amas a todos los seres y no odias nada de lo que has hecho; si hubieras odiado alguna cosa, no la habrías creado… A todos perdonas, porque son tuyos, Señor, amigo de la vida” (Sab 11,21s). Mirad qué es lo que le hace bajar del cielo y le da el nombre de Jesús… “Le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará al pueblo de los pecados” (Mt 1,21). Es su gran amor por los hombres, su compasión por los pecadores lo que le ha hecho bajar del cielo.

    ¿Por qué consentir en cubrir su gloria en un cuerpo mortal si no deseara ardientemente salvar a los extraviados, los que han perdido toda esperanza de salvación? Lo dice él mismo: “El Hijo del hombre ha venido a buscar y salvar a los que se habían perdido” (Lc 19,10). Antes que dejarnos perecer, ha hecho todo lo que un Dios todopoderoso puede hacer de acuerdo con sus divinos atributos: se ha entregado a sí mismo. Nos ama hasta tal punto que quiere dar la vida por cada uno de nosotros de manera tan absoluta, tan plena, como si no hubiera más que un solo hombre para salvar. Es nuestro mejor amigo…, el único amigo verdadero, pone en juego todos los medios posibles para que nosotros le devolvamos este amor. No rechaza nada nuestro si consentimos en amarle…

    Oh, mi Señor y mi Salvador, en tus brazos me siento seguro. Estando contigo, nada temo; pero si me abandonas, ya nada puedo esperar. No sé que es lo que me va a pasar desde ahora hasta el momento de mi muerte, no sé nada de mi futuro, pero me fío de ti… Descanso totalmente en ti porque tú conoces lo que es bueno para mí, y no lo sé.

SANTORAL - SANTA BIBIANA DE ROMA

02 de Diciembre


    En Roma, Santa Bibiana, mártir, a quien el papa san Simplicio dedicó una basílica en el Esquilino. Santa Bibiana «la de los trenes», probablemente esto es lo primero que se le ocurre a un romano al mencionar su nombre, porque la iglesia que se llama así queda como empotrada en las vías que están a punto de morir, unos metros más allá, en la Stazione Termini. Una iglesia barroca con su espléndida estatua de la Santa obra de Bernini. El escultor, cumpliendo el encargo del infatigable Urbano VIII, la representó con los atributos de su martirio: la columna de la flagelación, los azotes, la corona de mártir y una sonrisa angelical que asombra o desconcierta; es la felicidad en la muerte, o, mejor dicho, la felicidad entrevista por la fe más allá de la muerte.

    Según cuenta la leyenda, el martirio ocurrió en tiempos de Juliano el Apóstata (360-363); el gobernador Aproniano, después de haber hecho asesinar a sus padres Flaviano y Dafrosa, seguro de poderse adueñar de su patrimonio, trató de obligar a la apostasía a las jóvenes hijas de los mártires. Encerradas en la cárcel, Demetria murió antes de la terrible prueba. Bibiana, impávida y resuelta, enfrentó al gobernador, que, para debilitar su resistencia la confió inútilmente a una alcahueta. Entonces ordenó que Bibiana fuera atada a una columna y flagelada. Llena de llagas por todo el cuerpo, finalmente la joven mártir entregó su alma a Dios. Echaron su cuerpo a los perros, pero un cristiano de nombre Juan, que la leyenda identifica con el tutor cristiano de Juliano (de antes de apostatar, naturalmente), que se asocia con san Pimenio (celebrado hoy mismo) lo rescató y le dio sepultura junto a la tumba de sus padres y de la hermana, cerca de su casa, en donde pronto construyeron una capilla y más tarde la actual basílica, sobre el monte Esquilino.

    La leyenda proviene de narraciones no anteriores al siglo VII, pero Bibiana sí existió, y posiblemente también su hermana Demetria y su madre Dafrosa, cuyos restos se descubrieron en una excavación, junto a las reliquias de la santa, en dos vasos de vidrio. La Iglesia ha venerado desde hace siglos el recuerdo de esta mártir desconocida por la historia pero bien conocida por Dios. Al papa Simplicio se le atribuye la construcción de una basílica en honor de la bienaventurada mártir Bibiana, que de hecho existió desde el siglo V. Butler explica que se la venera como patrona de los enfermos mentales y epilépticos porque en la leyenda se decía que había sido encerrada con locos.

Oremos

    Dios todopoderoso y eterno, que concediste a Santa Bibiana por la fe hasta derramar su sangre, ay que, ayudados por su intercesión, soportemos por tu amor nuestras dificultades y con valentía caminemos hacia ti que eres la fuente de toda vida. Por Nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo. Amen

lunes, 30 de noviembre de 2020

EVANGELIO - 01 de Diciembre - San Lucas 10,21-24


    Libro de Isaías 11,1-10.

    En aquel día, saldrá una rama del tronco de Jesé y un retoño brotará de sus raíces.
    Sobre él reposará el espíritu del Señor: espíritu de sabiduría y de inteligencia, espíritu de consejo y de fortaleza, espíritu de ciencia y de temor del Señor -y lo inspirará el temor del Señor-. El no juzgará según las apariencias ni decidirá por lo que oiga decir: juzgará con justicia a los débiles y decidirá con rectitud para los pobres del país; herirá al violento con la vara de su boca y con el soplo de sus labios hará morir al malvado.
    La justicia ceñirá su cintura y la fidelidad ceñirá sus caderas.
    El lobo habitará con el cordero y el leopardo se recostará junto al cabrito; el ternero y el cachorro de león pacerán juntos, y un niño pequeño los conducirá; la vaca y la osa vivirán en compañía, sus crías se recostarán juntas, y el león comerá paja lo mismo que el buey.
    El niño de pecho jugará sobre el agujero de la cobra, y en la cueva de la víbora, meterá la mano el niño apenas destetado.
    No se hará daño ni estragos en toda mi Montaña santa, porque el conocimiento del Señor llenará la tierra como las aguas cubren el mar.
    Aquel día, la raíz de Jesé se erigirá como emblema para los pueblos: las naciones la buscarán y la gloria será su morada.


Salmo 72(71),1-2.7-8.12-13.17.

Concede, Señor, tu justicia al rey
y tu rectitud al descendiente de reyes,
para que gobierne a tu pueblo con justicia
y a tus pobres con rectitud.

Que en sus días florezca la justicia
y abunde la paz, mientras dure la luna;
que domine de un mar hasta el otro,
y desde el Río hasta los confines de la tierra.

Porque él librará al pobre que suplica
y al humilde que está desamparado.
Tendrá compasión del débil y del pobre,
y salvará la vida de los indigentes.

Que perdure su nombre para siempre
y su linaje permanezca como el sol;
que él sea la bendición de todos los pueblos
y todas las naciones lo proclamen feliz.


    Evangelio según San Lucas 10,21-24.

    En aquel momento Jesús se estremeció de gozo, movido por el Espíritu Santo, y dijo: "Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, por haber ocultado estas cosas a los sabios y a los prudentes y haberlas revelado a los pequeños. Sí, Padre, porque así lo has querido.
    Todo me ha sido dado por mi Padre, y nadie sabe quién es el Hijo, sino el Padre, como nadie sabe quién es el Padre, sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar".
    Después, volviéndose hacia sus discípulos, Jesús les dijo a ellos solos: "¡Felices los ojos que ven lo que ustedes ven!
    ¡Les aseguro que muchos profetas y reyes quisieron ver lo que ustedes ven y no lo vieron, oír lo que ustedes oyen y no lo oyeron!".

    Palabra del Señor

MEDITACIÓN DEL EVANGELIO - 01 de Diciembre - “Muchos profetas y reyes quisieron ver lo que vosotros veis ahora”


    San Alfonso María de Ligorio, obispo y doctor de la Iglesia Tercera meditación para la Novena de Navidad

“Muchos profetas y reyes quisieron ver lo que vosotros veis ahora”

    Consideremos que después de tantos siglos, tantos deseos y oraciones, el Mesías, al que ni los patriarcas ni los profetas vieron, «el Deseado de las naciones» (Ag 2,7 Vulg), el Deseo de las colinas eternas, nuestro Salvador, vino por fin: «nació, se nos dio por entero» (Is 9,5). El Hijo de Dios se hizo pequeño para darnos su grandeza; se nos entregó, con el fin de que nosotros nos entregáramos a él; vino a demostrarnos su amor, con el fin de que respondamos al suyo con el nuestro. Acojámoslo pues con afecto, amémoslo, recurramos a él en todas nuestras necesidades…

    Jesús vino bajo la apariencia de un niño, para mostrarnos su gran deseo de colmarnos de sus bienes. Entonces «en él están encerrados todos los tesoros» (Col. 2,3); su Padre celeste «lo ha puesto todo en sus manos» (Jn 3,35; 13,3). ¿Deseamos la luz? Ha venido a alumbrarnos. ¿Deseamos más fortaleza, para resistir a nuestros enemigos? Vino a fortalecernos. ¿Deseamos el perdón y la salvación? Vino a perdonarnos y salvarnos. ¿Deseamos en fin el don supremo, el don del amor divino? Ha venido a abrasar nuestros corazones. Por todo esto se hizo niño: quiso mostrársenos en un estado muy pobre y muy humilde, para desterrar de nosotros todo temor y ganar mejor nuestro afecto… Todos los niños provocan el afecto de quien les ve; entonces ¿Quién no amará con gran ternura a un Dios hecho niño, alimentado con un poco de leche, tiritando de frío, pobre, despreciado, abandonado, lloroso y gimiente en un pesebre, sobre paja? Este espectáculo empujaba a san Francisco a exclamar: «¡Amemos al Niño de Belén!» Venid, cristianos, venid a adorar a un Dios hecho niño, que se ha hecho pobre por nosotros, un Dios todo amor, bajado del cielo para dársenos por entero.

SANTORAL - BEATO CARLOS DE FOUCAULD

01 de Diciembre


     Hermano Carlos de Jesús nace en Francia, en Estrasburgo, el 15 de septiembre 1858. Huérfano a los 6 años, creció con su hermana María, bajo los cuidados de su abuelo, orientándose hacia la carrera militar.

    Adolescente, pierde la fe. Conocido por su gusto de la vida fácil él revela, no obstante una voluntad fuerte y constante en las dificultades. Emprende una peligrosa exploración a Marruecos (1883- 1884). El testimonio de fe de los Musulmanes despierta en él un cuestionamiento sobre Dios: «Dios mío, si existes, haz que te conozca ».

    Regresando a Francia, le emociona mucho la acogida discreta y cariñosa de su familia profundamente cristiana, y comienza una búsqueda. Guiado por un sacerdote, el Padre Huvelin, él encuentra a Dios en octubre 1886.Tiene 28 años. «Enseguida que comprendí que existía un Dios, comprendí que no podía hacer otra cosa que de vivir sólo para El».

    Durante una peregrinación a Tierra Santa descubre su vocación: seguir a Jesús en su vida de Nazareth. Pasa 7 años en la Trapa, primero Nuestra Señora de las Nieves, después Akbes, en Syria. Enseguida después, él vive solo en la oración y adoración cerca de las Clarisas de Nazareth.

    Ordenado sacerdote a los 43 años (1901) parte al Sahara, primero Beni-Abbes, después Tamanrasset en medio de los Tuaregs del Hoggar. Quiere ir al encuentro de los más alejados, «los más olvidados y abandonados". Quiere que cada uno de los que lo visiten lo consideren como un hermano, «el hermano universal». El quiere «gritar el evangelio con toda su vida» en un gran respeto de la cultura y la fe de aquellos en medio de los cuales vive. «Yo quisiera ser lo bastante bueno para que ellos digan: “Si tal es el servidor, como entonces será el Maestro...”?».

    Siempre soñó compartir su vocación con otros: después de haber escrito varia reglas religiosas; pensó que esta «vida de Nazareth» podía ser vivida en todas partes y por todos. Actualmente la «familia espiritual de Charles de Foucauld» comprende varias asociaciones de fieles, comunidades religiosas e institutos seculares de laicos y sacerdotes.

    En 1909 fundó la Unión de Hermanos y Hermanas del Sagrado Corazón con la misión de evangelizar las colonias francesas de África. Los bereberes, personas pertenecientes a etnias al norte de África, decían que su bondad producía sentimientos amistosos hacia los franceses. En el atardecer del 1° de Diciembre 1916, fue matado por una banda que rodeó la casa, el Beato Carlos de Foucauld murió en la puerta de su ermita por un disparo de fusil debido a una revuelta antifrancesa de los bereberes de Hogar.

    “Creo necesario morir como mártir, despojado de todo, tendido en el suelo, desnudo, cubierto de heridas y de sangre, de forma violenta y con una muerte dolorosa”, expresó en una ocasión, como presintiendo su muerte.

    Diez congregaciones religiosas y ocho asociaciones de vida espiritual han surgido de su testimonio y carisma. Fue beatificado por Papa Benedicto XVI en 2005 y su fiesta litúrgica se celebra cada 1 de diciembre.


Oremos

    Padre mío, me abandono a Ti. Haz de mí lo que quieras. Lo que hagas de mí te lo agradezco, estoy dispuesto a todo, lo acepto todo. Con tal que Tu voluntad se haga en mí y en todas tus criaturas, no deseo nada más, Dios mío. Pongo mi vida en Tus manos. Te la doy, Dios mío, con todo el amor de mi corazón, porque te amo, y porque para mí amarte es darme, entregarme en Tus manos sin medida, con infinita confianza, porque Tu eres mi Padre. Amén.

domingo, 29 de noviembre de 2020

EVANGELIO - 30 de Noviembre - San Mateo 4,18-22

 

        Carta de San Pablo a los Romanos 10,9-18.

    Hermanos: Si confiesas con tu boca que Jesús es el Señor y crees en tu corazón que Dios lo resucitó de entre los muertos, serás salvado.
    Con el corazón se cree para alcanzar la justicia, y con la boca se confiesa para obtener la salvación.
    Así lo afirma la Escritura: El que cree en él, no quedará confundido.
    Porque no hay distinción entre judíos y los que no lo son: todos tienen el mismo Señor, que colma de bienes a quienes lo invocan.
    Ya que todo el que invoque el nombre del Señor se salvará.
    Pero, ¿Cómo invocarlo sin creer en él? ¿Y cómo creer, sin haber oído hablar de él? ¿Y cómo oír hablar de él, si nadie lo predica?
    ¿Y quiénes predicarán, si no se los envía? Como dice la Escritura: ¡Qué hermosos son los pasos de los que anuncian buenas noticias!
    Pero no todos aceptan la Buena Noticia. Así lo dice Isaías: Señor, ¿Quién creyó en nuestra predicación?
    La fe, por lo tanto, nace de la predicación y la predicación se realiza en virtud de la Palabra de Cristo.
    Yo me pregunto: ¿Acaso no la han oído? Sí, por supuesto: Por toda la tierra se extiende su voz y sus palabras llegan hasta los confines del mundo.


Salmo 19(18),2-3.4-5.


El cielo proclama la gloria de Dios
y el firmamento anuncia la obra de sus manos;
un día transmite al otro este mensaje

y las noches se van dando la noticia.
Sin hablar, sin pronunciar palabras,
sin que se escuche su voz,

resuena su eco por toda la tierra
y su lenguaje, hasta los confines del mundo.
Allí puso una carpa para el sol


    Evangelio según San Mateo 4,18-22.

    Mientras caminaba a orillas del mar de Galilea, Jesús vio a dos hermanos: a Simón, llamado Pedro, y a su hermano Andrés, que echaban las redes al mar porque eran pescadores.
    Entonces les dijo: "Síganme, y yo los haré pescadores de hombres".
    Inmediatamente, ellos dejaron las redes y lo siguieron.
    Continuando su camino, vio a otros dos hermanos: a Santiago, hijo de Zebedeo, y a su hermano Juan, que estaban en la barca con Zebedeo, su padre, arreglando las redes; y Jesús los llamó.
    Inmediatamente, ellos dejaron la barca y a su padre, y lo siguieron.

    Palabra del Señor

MEDITACIÓN DEL EVANGELIO - 30 de Noviembre - "Andrés siguió Jesús hasta la cruz"


San Claudio de la Colombière (1641-1682) jesuita Diario espiritual (Écrits spirituels, Christus n° 9, DDB, 1982), trad. sc©evangelizo.org

Andrés siguió Jesús hasta la cruz

    [“¡O buena cruz que has tomado tu gloria de los miembros del Señor! Cruz largo tiempo deseada, ardientemente amada, buscada sin cesar y preparada para mis ardientes deseos”].* La fiesta de san Andrés, estuve conmovido al ver cómo ese santo se prosterna súbitamente a la vista de la cruz, no puede retener su alegría y la hace estallar con palabras tan apasionadas. “Buena”: útil, honorable, agradable, es todo su bien, es el único bien que lo alcanza. “Cruz largo tiempo deseada”, no sólo deseada sino deseada con ardor, por eso el tiempo se le hacía largo. “Cruz ardientemente amada”: el amor no existe sin preocupación, ese santo buscaba la cruz con el afán y temor de un hombre que aprehende no encontrar, que no puede encontrar pronto. Dirán ustedes que encontrará un tesoro cuando la encuentre. El éxtasis que demuestra es el de un amante poseído de un amor extremo. “Buscada sin cesar”: he aquí nuestra regla y es por eso que debe encontrarla. “Preparada para mis ardientes deseos”, estas palabras muestran un gran deseo. Era necesario que amase mucho a Jesucristo para encontrar tanto placer en la cruz. A veces se aman los hombres por los bienes que poseen, pero amar sus miserias por amor a ellos, es inaudito. Es ya mucho si no se los odia a causa de sus miserias. No hay amor más grande que dar su vida por nuestros hermanos (Jn 15,13). Pero hay grados en ese sacrificio, ya que morir con esta alegría y afán, es por un amor incomparable. ¡Qué fe! 
    (* La liturgia de la fiesta -Matinés, 2º nocturno, 6º lección- atribuye esas palabras a San Andrés).

FIESTA DE SAN ANDRÉS APÓSTOL

30 de Noviembre


    Fiesta de San Andrés, apóstol, natural de Betsaida, hermano de Pedro y pescador como él. Fue el primero de los discípulos de Juan el Bautista a quien llamó el Señor Jesús junto al Jordán y que le siguió, trayendo consigo a su hermano. La tradición dice que, después de Pentecostés, predicó el Evangelio en la región de Acaya, en Grecia, y que fue crucificado en Patrás. La Iglesia de Constantinopla lo venera como muy insigne patrono.

    Andrés, nacido en Betsaida, fue primeramente discípulo de Juan Bautista, siguió después a Cristo y le presentó también a su hermano Pedro. Él y Felipe son los que llevaron ante Jesús a unos griegos, y el propio Andrés fue el que hizo saber a Cristo que había un muchacho que tenía unos panes y unos peces. Según la tradición, después de Pentecostés predicó el Evangelio en muchas regiones y fue crucificado en Acaya. Era hijo del pescador Jonás y hermano de Simón Pedro. La Sagrada Escritura no especifica si era mayor o menor que éste. La familia tenía una casa en Cafarnaún y en ella se alojaba Jesús cuando predicaba en esa ciudad.

    Cuando San Juan Bautista empezó a predicar la penitencia, Andrés se hizo discípulo suyo. Precisamente estaba con su maestro, cuando Juan Bautista, después de haber bautizado a Jesús, le vio pasar y exclamó: "¡He ahí al cordero de Dios!" Andrés recibió luz del cielo para comprender esas palabras misteriosas. Inmediatamente, él y otro discípulo del Bautista siguieron a Jesús, el cual los percibió con los ojos del Espíritu antes de verlos con los del cuerpo. Volviéndose, pues, hacia ellos, les dijo: "¿Qué buscáis?" Ellos respondieron que querían saber dónde vivía y Jesús les pidió que le acompañasen a su morada.

    Andrés y sus compañeros pasaron con Jesús las dos horas que quedaban del día. Andrés comprendió claramente que Jesús era el Mesías y, desde aquel instante, resolvió seguirle. Así pues, fue el primer discípulo de Jesús. Por ello los griegos le llaman "Proclete" (el primer llamado). Andrés llevó más tarde a su hermano a conocer a Jesús, quien le tomó al punto por discípulo, le dio el nombre de Pedro. Desde entonces, Andrés y Pedro fueron discípulos de Jesús.

    Al principio no le seguían constantemente, como habían de hacerlo más tarde, pero iban a escucharle siempre que podían y luego regresaban al lado de su familia a ocuparse de sus negocios. Cuando el Salvador volvió a Galilea, encontró a Pedro y Andrés pescando en el lago y los llamó definitivamente al ministerio apostólico, anunciándoles que haría de ellos pescadores de hombres. Abandonaron inmediatamente sus redes para seguirle y ya no volvieron a separarse de El. Al año siguiente, nuestro Señor eligió a los doce Apóstoles; el nombre de Andrés figura entre los cuatro primeros en las listas del Evangelio. También se le menciona a propósito de la multiplicación de los panes (Juan, 6, 8-9) y de los gentiles que querían ver a Jesús (Juan, 12, 20-22)

    Aparte de unas cuantas palabras de Eusebio, quien dice que San Andrés predicó en Scitia, y de que ciertas "actas" apócrifas que llevan el nombre del apóstol fueron empleadas por los herejes, todo lo que sabemos sobre el santo procede de escritos apócrifos. Sin embargo, hay una curiosa mención de San Andrés en el documento conocido con el nombre de "Fragmento de Muratori", que data de principios del siglo III: "El cuarto Evangelio (fue escrito) por Juan, uno de los discípulos. Cuando los otros discípulos y obispos le urgieron (a que escribiese), les dijo: "Ayunad conmigo a partir de hoy durante tres días, y después hablaremos unos con otros sobre la revelación que hayamos tenido, ya sea en pro o en contra. Esa misma noche, fue revelado a Andrés, uno de los Apóstoles, que Juan debía escribir y que todos debían revisar lo que escribiese".

    El género de muerte de San Andrés y el sitio en que murió son también inciertos. La "pasión" apócrifa dice que fue crucificado en Patras de Acaya. Como no fue clavado a la cruz, sino simplemente atado, pudo predicar al pueblo durante dos días antes de morir. Según parece, la tradición de que murió en una cruz en forma de "X" no circuló antes del siglo IV. En tiempos del emperador Constancio II (+361), las presuntas reliquias de San Andrés fueron trasladadas de Patras a la iglesia de los Apóstoles, en Constantinopla. Los cruzados tomaron Constantinopla en 1204, y, poco después las reliquias fueron robadas y trasladadas a la catedral de Amalfi, en Italia.

    El nombre de San Andrés figura en el canon de la misa, junto con los de otros Apóstoles. También figura, con los nombres de la Virgen Santísima y de San Pedro y San Pablo, en la intercalación que sigue al Padrenuestro. Esta mención suele atribuirse a la devoción que el Papa San Gregorio Magno profesaba al santo, aunque tal vez data de fecha anterior.

Oremos

    Dios todopoderoso y eterno, escucha la oración de tu pueblo y concédenos que, así como el apóstol San Andrés fue en la tierra predicador del Evangelio y pastor de tu Iglesia, así ahora en el cielo sea nuestro poderoso abogado ante ti. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén

sábado, 28 de noviembre de 2020

PRIMER DOMINGO DE ADVIENTO


     La vigilancia en espera de la venida del Señor. Durante esta primer semana las lecturas bíblicas y la predicación son una invitación con las palabras del Evangelio: "Velen y estén preparados, que no saben cuándo llegará el momento". Es importante que, como familia nos hagamos un propósito que nos permita avanzar en el camino hacia la Navidad; ¿qué te parece si nos proponemos revisar nuestras relaciones familiares? Como resultado deberemos buscar el perdón de quienes hemos ofendido y darlo a quienes nos hayan ofendido para comenzar el Adviento viviendo en un ambiente de armonía y amor familiar. Desde luego, esto deberá ser extensivo también a los demás grupos de personas con los que nos relacionamos diariamente, como la escuela, el trabajo, los vecinos, etc. Esta semana, en familia al igual que en cada comunidad parroquial, encenderemos la primer vela de la Corona de Adviento, color morada, como signo de vigilancia y deseos de conversión.

EVANGELIO - 29 de Noviembre - San Marcos 13,33-37


    Libro de Isaías 63,16b-17.19b.64,2b-7.

    Tú, Señor, eres nuestro padre, "nuestro Redentor" es tu Nombre desde siempre!
    ¿Por qué, Señor, nos desvías de tus caminos y endureces nuestros corazones para que dejen de temerte? ¡Vuelve, por amor a tus servidores y a las tribus de tu herencia!
    ¡Si rasgaras el cielo y descendieras, las montañas se disolverían delante de ti!
    Cuando hiciste portentos inesperados, que nadie había escuchado jamás, ningún oído oyó, ningún ojo vio a otro Dios, fuera de ti, que hiciera tales cosas por los que esperan en él.
    Tú vas al encuentro de los que practican la justicia y se acuerdan de tus caminos. Tú estás irritado, y nosotros hemos pecado, desde siempre fuimos rebeldes contra ti.
    Nos hemos convertido en una cosa impura, toda nuestra justicia es como un trapo sucio. Nos hemos marchitado como el follaje y nuestras culpas nos arrastran como el viento.
    No hay nadie que invoque tu Nombre, nadie que despierte para aferrarse a ti, porque tú nos ocultaste tu rostro y nos pusiste a merced de nuestras culpas.
    Pero tú, Señor, eres nuestro padre, nosotros somos la arcilla, y tu, nuestro alfarero: ¡todos somos la obra de tus manos!

Salmo 80(79),2ac.3b.15-16.18-19.

Escucha, Pastor de Israel,
Tú que tienes el trono sobre los querubines,
reafirma tu poder y ven a salvarnos.
Vuélvete, Señor de los ejércitos,

observa desde el cielo y mira:
ven a visitar tu vid,
la cepa que plantó tu mano,
el retoño que Tú hiciste vigoroso.
Que tu mano sostenga al que está a tu derecha,

al hombre que Tú fortaleciste,
y nunca nos apartaremos de ti:
devuélvenos la vida e invocaremos tu Nombre.

    Carta I de San Pablo a los Corintios 1,3-9.

    Hermanos: Llegue a ustedes la gracia y la paz que proceden de Dios, nuestro Padre, y del Señor Jesucristo.
    No dejo de dar gracias a Dios por ustedes, por la gracia que él les ha concedido en Cristo Jesús.
    En efecto, ustedes han sido colmados en él con toda clase de riquezas, las de la palabra y las del conocimiento, en la medida que el testimonio de Cristo se arraigó en ustedes.
    Por eso, mientras esperan la Revelación de nuestro Señor Jesucristo, no les falta ningún don de la gracia.
    El los mantendrá firmes hasta el fin, para que sean irreprochables en el día de la Venida de nuestro Señor Jesucristo.
    Porque Dios es fiel, y él los llamó a vivir en comunión con su Hijo Jesucristo, nuestro Señor.


    Evangelio según San Marcos 13,33-37.

    En aquél tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "Tengan cuidado y estén prevenidos, porque no saben cuándo llegará el momento.
    Será como un hombre que se va de viaje, deja su casa al cuidado de sus servidores, asigna a cada uno su tarea, y recomienda al portero que permanezca en vela.
    Estén prevenidos, entonces, porque no saben cuándo llegará el dueño de casa, si al atardecer, a medianoche, al canto del gallo o por la mañana.
    No sea que llegue de improviso y los encuentre dormidos.
    Y esto que les digo a ustedes, lo digo a todos: ¡Estén prevenidos!".

    Palabra del Señor